lunes, 30 de noviembre de 2009

2012

El milenarismo va a llegar...
Después de haber superado la crisis mundial que provocaron los presagios de Nostradamus (que, la verdad, son tan metafóricos que a saber de que narices hablaba el hombre), ahora nos toca lidiar con los mayas y sus antiguas profecías. Unas que, según algunos intérpretes, nos abocan al fin del mundo a finales del año 2012.
Aquí hay un mínimo desacuerdo, según algunos ocurriría el día 21 de diciembre, para otros es el día 22 y otros dicen que será el 23. Pero vamos, que visto lo visto con otras profecías, podemos fiarnos porque el grado de precisión es muy alto...

Cuando uno intenta buscar información al respecto se topa con el muro que supone internet y sus mecanismos de transmisión de la información. Hay mucha, demasiada. Pero como sucede con casi cualquier tema "raro" o que no sea de pura opinión, es una información demasiado filtrada. Tiene muy pocos orígenes muy repetidos. Y en este caso en concreto da la sensación de que todas las fuentes que se pueden encontrar hubiesen captado sus datos de un mismo sitio original. Es muy difícil encontrar nada que se salga de un determinado esquema, con lo que información real hay muy poca.

Personalmente, dadas las fechas a las que se refiere la profecía, tiendo a pensar que nos está hablando más de un cambio simbólico. Uno, además, muy particularizado, en el que el mundo cambie radicalmente para unas pocas personas ("it's the end of the world as we know it", que diría REM). Posiblemente porque les toque la lotería de navidad y sus vidas ya no sean las que eran... Por lo demás, me declaro escéptico.

Pero, curioso como soy, no pude evitar ir al cine, a ver que proponía la película "2012". Porque, aunque no lo parezca y no lo creáis, este es un post de cine; con mucho relleno, pero de cine. Y sacié mi curiosidad con un par de horas y media de mundos en destrucción, interesantes ideas geológicas basadas en improbables ideas sobre la física de partículas, y falsa bonhomía en los peores momentos que, honestamente, resulta increíble y algo cargante.

(Advierto que hoy no me voy a cortar a la hora de hacer de spoiler, así que allá vosotros si seguís leyendo. Ya lo dice el cartel, estábamos avisados)

La película es un contínuo escapar de situaciones al límite, hasta llegar a un final mínimamente ilusionante que casi produce vómito. El director o el guionista debió tomarse muy en serio su propio sentimiento de culpa por lo mal que los mundos desarrollados hemos tratado a África, así que acaba convirtiéndolo en una suerte de última esperanza para el ser humano. Y resulta tan forzado que de no ser porque toda la película lo es me hubiese producido algo de vergüenza ajena.

Pero supongo que después de más de dos horas narrando situaciones físicamente dudables, uno pierde la capacidad de sonrojarse con las tonterías, así que al final da igual.
Y es que a lo largo de la película uno se inmuniza. La primera vez que un movimiento de tierras pone en peligro las vidas de los protagonistas, resulta... no sé, curioso. Pero a base de que las grietas les persigan y el mundo se transforme en una carrera de obstáculos para los diferentes vehículos que se van empleando en su huida hacia delante, todo se convierte en una repetición constante de las mismas catástrofes en diferentes formatos.

Llega un momento en que parece que los desastres les persiguen en exclusividad y casi dan ganas de que se mueran todos, a ver si así las desgracias consiguen su objetivo y dejan de destruir el mundo. Pero no, las limusinas, las caravanas y los aviones siguen evitando la caída de edificios, pedruscos y bólidos, como si no existiesen las leyes de la física, y parece por momentos que la intención del director sea vencernos por extenuación.

Es en ese momento cuando se produce el único giro interesante de la película. Resulta que mientras te han estado haciendo creer en todo momento que los humanos se van a salvar de su destrucción gracias a super-naves espaciales, a los guionistas se les ocurre darle "realismo" a la película. Uno no sabe muy bien por qué después de tanto tiempo de idioteces les da por dejar de exagerar a lo bestia, pero la verdad es que se agradece el cambio y la sorpresa. Y al final se inventan unas super-arcas, como las de Noé pero a lo grande, en las que los futuros salvadores de la civilización se embarcan para esperar que la Tierra recupere su equilibrio mientras ellos navegan en busca de tierra firme.

Por en medio de esta historia hay que rellenar con seres humanos de carne, hueso y sentimientos, así que se recurre a una serie de tópicos que hagan de la narración algo más fumable. Los rellenos en este caso se llaman Chiwetel Ejiofor y Thandie Newton por un lado y John Cusack y Amanda Peet por el otro. Los primeros tiran más por el lado científico y burocrático, lo que les hace más interesantes pero menos sentimentales. Mientras que los segundos se centran en el concepto de familia, y son más entrañables, pero también más aburridos y predecibles.
Sus actuaciones simplemente son. Pero he de destacar que Amanda Peet sigue muy guapa pese a ir notándosele ya los años, mientras que a Cusack no se le notan nada y sigue siendo el ciudadano medio por excelencia. Confieso que el hermano pequeño de Joan siempre me ha caído bien, sobre todo después de interpretar "Alta fidelidad", una de las mejores versiones cinematográficas de un libro que he visto jamas.

Al final la película tiene algo muy positivo, y es que se acaba.
Como era de esperar, los protagonistas sobreviven y son muy felices, lo cual nos hace olvidar la insignificante muerte de varios miles de millones de personas. Y la moraleja que nos queda es que tenemos que ser muy buenos, porque... porque sí.
Evidentemente, es una película para ver en el cine. Solo así se pueden apreciar en su justa medida los efectos especiales que hacen "creíbles" los momentos de más acción de la película. Y, honestamente, son casi lo único que merecen un mínimo la pena.
Ahora bien, si le pides algo más a una película... si le pides algo... quizás puedas esperar a verla más adelante.
Igual incluso se cumplen las peores profecías y el mundo se acaba en el 2012, con lo que a lo mejor no tienes porque verla nunca. "Always look at the bright side of life", que dirían algunos...

martes, 24 de noviembre de 2009

La cruda realidad.

Vuelta a las andadas. Comedieta romántica tontorrona con final cantado y poca chicha.
Y desconexión mental total viendo una tontería amable.

"La cruda realidad" es la última comedia de Katherine Heigl, que desde que se hizo famosa en su papel de Izzie en "Anatomia de Grey" ha orientado su carrera cinematográfica hacia la comedia, y está poco a poco postulándose como una especie de estereotipo de actriz para este tipo de producciones. Atrás queda esa niñez en la que compartía cámara con Depardieu, en aquel remake americano de la francesa "Mi padre, mi héroe". O los años de telefilmes y series que pasan desapercibidas; ahora es el momento de aprovechar la ola y hacer caja con la mayor cantidad de películas sencillotas que pueda acumular.

La película es lo que promete, una tontería simplona que regala algunas sonrisas y algunos sonrojos, hecha a la medida de su protagonista, pero que realmente no aporta nada especial. Confieso que, en ese sentido, entre sus anteriores películas sí me pareció diferente "Lío embarazoso". Quizás porque Jude Apatow sí es diferente, y al fin y al cabo era una película suya. Pero por lo demás, la Heigl corre el riesgo de convertirse en su peor enemiga, pues seguro que acaba cansando y cansándose de hacer siempre el mismo personaje. Algo parecido a lo que le pasó en su momento a Meg Ryan, que con los años ha perdido su hueco y hoy en día uno no sabe que tipo de papel podría interpretar.

En cuanto a la película, la gracia de la misma está en la contraposición del obsesivo y mojigato personaje de Heigl con el cínico y zafio de Gerard "esto es Esparta" Butler. Y más o menos funciona durante un ratito, pero cansa demasiado pronto. Aparte de que la historia resulta poco creíble desde su inicio (¿de verdad ha tenido alguna vez una chica como Katherine Hegl problemas para ligar?), todo su desarrollo resulta completamente previsible, y el intercambio de cualidades que se da entre los personajes es tan obvio que cuando llegamos al final de la película no ha habido ningún instante de sorpresa.
Nada que ver con la última comedia romántica que había visto, pero en realidad da igual, porque no se buscaba sorpresa, solo dar pie a determinadas anécdotas y chascarrillos que pudieran sacar la risa del espectador. Y aunque no puedo decir que lo lograra demasiado en mi caso, a mi desconocido alrededor resultó ser una película bastante efectiva.

Como ya os habréis dado cuenta al leerme, esta es una película a lo sumo de videoclub y, para ser más justos, más recomendable para una sobremesa televisiva de un sábado amuermado. Pero siempre podrá servir para dejarse llevar y olvidarse por un rato de que la vida no siempre es de algodón de azúcar. Cada cual con lo que necesite...
Ya me diréis...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Millenium 2.

Es lo que tiene aficionarse a algo, que uno no puede dejar de seguir interesándose por las cosas que se relacionan con ello. Aunque la materia en cuestión esté muerta y poco más se pueda saber de ella

En este caso, yo me aficioné en su momento a la serie Millenium, y me leí los libros. Y ahora veré las películas por poco que me aporten respecto a las novelas, solo por mantener el recuerdo. Y a lo mejor, lo dudo, dentro de unos años vuelvo a leerme los libros, para volver a encontrarme con aquellas historias tan entretenidas.

Como era de esperar, la segunda película de la serie continua la senda de la primera en todos los aspectos. El color, la fotografía, la ambientación y la forma de narrar la historia. Aunque en este caso lo cierto es que, al contener mucha más información que la primera película, y al tener una estructura mucho más intrincada, les ha costado prescindir de cosas para hacer de la película una obra compacta, que era una de las virtudes de su antecesora. Quién haya leído los libros se enterará sin ningún problema, y echará en falta muchas cosas, pero quién no lo haya hecho seguramente se perderá en varias partes de la película.
También comete un fallo que se observaba en la primera película, una humanificación excesiva de Lisbeth. No es que piense que el personaje deba ser una especie de deificación intrincada, pero lo cierto es que entre tanta información se pierde de vista que Lisbeth tiene grandes peculiaridades que la convierten en un bicho raro Y eso facilita el desarrollo de la narración, pues no hay porque dar tantas explicaciones, pero le quita buena parte de su gracia

Una vez que se le ha puesto cara a Lisbeth y a Mikael en la primera película, resulta más sencillo asumir a los actores y su historia. Como comenté en aquella crítica, me parecen bien escogidos y me resultan creíbles, lo cual es especialmente complicado cuando se trata de un personaje tan complicado como Lisbeth. Otra cosa son los personajes secundarios con cierta importancia, sobre todo Erika, a la que personalmente le echo en falta algo más de atractivo, y el de Ronald Niedermann, al que imaginaba mucho más imponente.
El resto de personajes, en general, son bastante intrascendentes en la historia tal y como la han contado en la película, así que pasan bastante desapercibidos. Dado que no se le ha dado transcendencia a la investigación policial y esa subtrama prácticamente no se toca, papeles importantes en el libro como los de Sonja Modig, Richard Ëkstrom y Jan Bublanski apenas se ven, por lo que tampoco es fácil opinar sobre la idoneidad de los actores.
Y solo merece la pena comentar que el propio Paolo Roberto se interpreta a si mismo en la película, lo cual le da cierta gracia.

Por lo demás, la historia es entretenida y se ve bien, aunque como ya comenté antes puede que pierda a algunos espectadores. Creo que es una película muy recomendable para los que hayan leído los libros y sigan con algo de mono por la serie. Y que al resto puede divertirles también. Solo puede ser más difícil para los que tengan problemas obsesivos con la estética de serie de televisión alemana, que es la que prima en las dos películas y hace pensar que, en cualquier momento, un perro llamado Rex va a aparecer detrás de la primera esquina.
En este caso me es complicado recomendarla. Se puede ver en el cine o se puede ver en casa, porque tiene mucho de telefilm y no aporta demasiado por si misma, pero soy fan de la serie Millenium, así que casi la recomiendo para la sala. Y si luego alguien se siente insatisfecho, siempre podré decir que las adaptaciones al cine no suelen ser muy buenas...
Disfrutadla.

lunes, 16 de noviembre de 2009

400

¡¡¡¡Esto es Esparta!!!!
¡Ah!, no, que eso era en los 300...
Bueno, este es mi blog, y ya son 400 posts publicados, así que puedo gritar lo que me plazca.
Se dice pronto, 400...

Sí me va costando más publicar. No es fácil tener siempre cosas que decir, sobre todo cuando se es un tipo silencioso. Pero persevero y sigo aprendiendo. Y de lo que aprendo suelo intentar sacar cosas que contaros; me gusta esto de mantener un blog, aunque a veces resulte pesado y parezca una especie de obligación autoimpuesta muy poco razonable.


Pero bueno, aquí seguimos, y en este caso bastante cerquita del cumplimiento del 2º año del blog. Por un mes no hemos enlazado celebraciones.

Esperemos seguir así mucho tiempo, y esperemos seguir teniendo cosas que celebrar. Yo por ahora celebro un post más, casi de gratis, que escribir de estos no cuesta nada. Y quiero brindároslo a todos los que me leéis con interés y cierta frecuencia, porque sois los que me subís el ánimo cuando os descubro repetidas veces en el gestor de estadísticas.

Ya sabéis, sed felices, y brindad por mí cuando tengáis ocasión.
400, que bárbaro...

viernes, 13 de noviembre de 2009

La vida (2)

Retomando el tema de la vida, y una vez esbozadas las características básicas que definen a los organismos vivos, quiero continuar tratando algunos de los misterios que hacen que el hecho de la existencia de la vida me resulté tan impresionante.
Será la forma en la que continuaré narrando mis ideas, para evitar profundizar en arduas cuestiones que puedan ser muy pesadas y para centrarme en las cosas que de verdad me resultan más oscuras e interesantes.

En este caso trataré el comienzo, lo básico, aquello que nos unifica a todos los seres vivos. Materia, fundamentada sobre todo en carbono y agua, y energía, nuestro origen.

Como planteé en mi primer post, para mucha gente la vida es un paso casi necesario de relación de la materia entre si, ante unas determinadas condiciones. Como si con unos determinados ingredientes y con unos determinados pasos un guiso no pudiera salir mal.

Cualquiera que cocine sabe que eso no es cierto. Siempre hay variables que no se han tenido en cuenta y pueden tirar por tierra lo que estamos preparando. Pero eso no juega especialmente en contra de la idea, porque hay alguna variable más que ha de sumarse al planteamiento: sobre todo el tiempo y el número de experimentos.
En ese planteamiento de origen de la vida, pasaron muchos millones de años antes de que en la tierra surgiera algo que pudiera llamarse como tal.
De hecho, suponiéndole a la Tierra unos 4500 millones de años de historia, se cree que se dieron condiciones mínimas para algún tipo de vida similar a la actual a partir de los 4400-4300 millones de años, y que hay ciertas evidencias de presencia de formas de vida desde hace 3850 millones de años.
Eso supone un periodo de entre 550 y 450 millones de años de prueba y error que pudieron desembocar en la aparición de la vida. Tiempo suficiente para millones de experimentos fallidos, pero, quizás, también suficiente para alguno positivo que desembocase en el éxito que supone la existencia de bacterias, plantas, animales, hongos y demás organismos difíciles de clasificar.

No voy a explicar ideas actuales sobre el origen de la vida en la Tierra desde la materia inerte. Hay muchas, mucho más sofisticadas que las típicas que estudiábamos en mi época sobre los coacervados de Oparin y la sopa primitiva de Haldane. Y se pueden encontrar en la wikipedia de forma muy sencilla para después profundizar si se quiere.
Solo diré que, en esencia, hay dos tipos de teorías básicas: la abiogénica, que plantea un origen natural y espontáneo de los diferentes complejos moleculares necesarios para mantener la vida a partir de mecanismos físicos y químicos producidos en el planeta, y la panspérmica, que supone que esos complejos llovieron sobre la Tierra desde cometas (quizás incluso ya ensamblados en formas de vida primordiales).


Personalmente, creo que la panspermia no explica nada por si sola, solo lleva más lejos (unos cuantos años luz) la explicación. Pero al menos dice que no es capaz de explicar algunas cosas con los medios que tenemos a nuestro alcance.
Y las teorías abiogénicas siempre se pierden en un punto que es incapaz de explicar el ensamblaje de los primeros organismos más complejos.
Desde mi punto de vista, todas las teorías tienen puntos débiles, y es más que probable que algún día se llegue a la conclusión de que la forma más sencilla de explicar la vida sea a través de un cóctel bien mezclado de multitud de propuestas anteriores. Por ahora, sin embargo, ninguna es lo suficientemente convincente como para haberse estandarizado en la mente de los biólogos.

Pero de los últimas ideas sugeridas, me parece muy interesante una que plantea la posibilidad de que se generen colonias de organismos que no mantienen un mismo genoma, sino que contienen cada uno partes de un genoma combinable que permita generar estructuras diferentes.
Es una idea que suena muy difícil, muy rara, como si de alguna manera en el origen de nuestra naturaleza hubiera un Frankenstein compuesto de multitud de mínimos pedazos capaces de funcionar bien juntos. Pero que precisamente es interesante por basarse en la agregación de elementos más simples para dar organismos de orden superior, una idea ya bastante aceptada en otros aspectos de la evolución biológica.

Voy a concluir este post haciendo hincapié en algo que es posible que se nos esté perdiendo en toda esta explicación. Que sea cual sea el origen de la vida, es bastante coherente.
Es decir, que si bien no se puede aceptar sin más que toda la vida de la Tierra tenga un origen común, y existen de hecho ramas variadas con bastantes diferencias, la verdad es que todos los seres vivos nos parecemos en muchas cosas, y compartimos bases comunes que fácilmente podrían decidirnos por ese posible origen común. O bien, en diferentes orígenes muy parecidos, y no muy lejanos en el tiempo.

Continuaré, en algún momento...

martes, 10 de noviembre de 2009

(500) días juntos

Sí otra comedia romántica.
Pero de alguna forma no es una comedia romántica más. No sigue un esquema típico, ni una narración habitual, ni un desarrollo convencional... Es realmente una de las comedias románticas más originales que he visto, sin duda de las más interesantes desde aquella maravilla de cuyo título español prefiero no acordarme pero que en realidad se llamaba "Eternal sunshine of the spotless mind".

Venía avalada por un gran éxito de público en el último festival de Sundance, y se entiende bastante bien que gustara tanto. A fin de cuentas, Zooey Deschanel se ha convertido en una musa del mundo indie, y casi todo lo que toca tiene público.
Pero sobre todo se trata de que es una obra llamativa. De qué empezando porque está narrada a base de saltos en el tiempo que, lejos de distraer, la hacen más entretenida, y terminando porque sus dosis de realidad la hacen totalmente extraña en el mundo de azúcar en qué vive el género, nos encontramos ante una película diferente, divertida, entretenida, triste y graciosa.
Y se ve con la sensación de que se está ante algo distinto, como si hubiesen dado con una buena nueva fórmula dentro de un laboratorio donde siempre se usan los mismos ingredientes, agredeciéndose a la vez que resulte tan paradójicamente real.

Porque lo mejor sin duda de la película es eso, que es muy real. Que no nos plantan ante personajes que sienten siempre en un único sentido y que si en algún momento tienen dudas es solo porque hay que darle alguna gracia al final feliz.
No, aquí se nos plantean situaciones humanas y contradicciones reales, vaivenes, frustraciones, alegrías y penas. Los personajes que protagonizan la historia están vivos, mucho más que los de casi cualquier otra película. Y aunque sepamos que es una película, y veamos en todo momento que está narrada de una forma que podría hacerla artificial, nos creemos todo lo que les sucede y lo sentimos en parte, con la empatía del que sabe que lo que le cuentan es cierto.

No me explayaré en contaros de que va, porque con lo que ya he dicho cualquiera podría hacerse una idea y acertaría en buena parte. Ni tampoco quiero destacar mucho más que lo ya mencionado, su compleja estructura narrativa, que no se percibe, sin embargo, con desagrado. Los actores están bien, Deschanel sigue pareciéndome preciosa y la banda sonora, que forma parte esencial de muchas escenas, es una maravilla, simplemente.

Queda claro, pues, que es otra película que merece ser vista ya, sin esperar a que nos la estropeen en la tele con un montón de anuncios que compliquen el ritmo de su difícil estructura. Como poco es objetivamente diferente, original y seguro que un buen cinéfilo podrá al menos disfrutar con ello. Pero creo que además es una visión muy interesante del amor y de las relaciones de pareja, en la que cualquiera verá cosas con las que sentirse identificado. Una magnifica opción dentro de la oferta actual.
Disfrutadla.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Si la cosa funciona

Y un año más, película de Woody Allen...

Cuando uno se para a pensar en lo prolífico que resulta este hombre, es fácil deprimirse. No son solo sus 39 películas dirigidas, ni sus múltiples guiones o su trabajo como actor. Es que además nunca ha dejado de escribir libros, mantiene su actividad como músico, tiene tiempo para liarse con actrices guapas e hijastras, y sigue acumulando nominaciones a los Oscar como el que colecciona cromos de béisbol (eso sí, de sus 21 solo ha ganado 3, y el último fue en 1986, aunque alguna película como "Match Point" merecían el premio).
Resulta abrumador que sea tan ingenioso y haga tantas cosas buenas, casi una ofensa hacia muchos de esos directores de culto que hacen solo una película cada decenio y casi parece que nos perdonan la vida por dejarnos verlas.

Woody no. No es un tío cercano, no se presta a entrevistas y cuando sale por la tele parece que le joda su fama. Pero cada año nos enseña algo nuevo, nos da parte de su mundo interior, que debe ser de lo más complicado, con verdadera honestidad, y con gran frecuencia nos deleita con obras de una grandísima calidad.

Y este año toca otra de las buenas. Una que recordará a mucha gente a sus comedias más antiguas, pues en realidad parece ser que fue escrita en los años 70, y que, aunque quizás no tendrá tanto éxito como otras, es sin duda de lo más divertido que nos ha presentado en los últimos años.

La película se centra en Boris Yellnikoff, un tipo raro, físico, que llegó a estar nominado para el premio Nobel pero cuya vida pasó del mayor éxito social a convertirle en una especie de anacoreta moderno. Boris es un misántropo engreído que no entiende el mundo y considera que todos a su alrededor son idiotas. Levemente mutilado en un intento de suicido fallido, allá cuando empezó la crisis espiritual que le llevó a ser un automarginado, Boris malvive en un piso descuidado, ganándose la vida con clases de ajedrez a niños cuya falta de capacidad le hacen autoafirmarse en su cinismo.
Pero en la vida las cosas no mantienen la lógica que a Boris le gustaría que rigiera el mundo. En la vida las cosas suceden más que se planifican, y cuando en su vida entra Melodie, todo empieza a cambiar, obligándole casi involuntariamente a dejar de ser el limón concentrado que Boris era.

La película se convierte así en la definición de una filosofía existencial, la de permitir que la vida nos suceda aceptando lo bueno que nos da. Si la cosa funciona, ¿porque tocarla?
Un pensamiento típico de la cultura estadounidense (no cambiar aquello que está produciendo buenos resultados) que incide en su pragmatismo, y que no es nada conservadora ni conformista, pues también puede interpretarse a la inversa: si algo no funciona, cámbialo.
Y un pensamiento que, cuando Boris y el resto de los personajes de la película asimilan, les hace más felices, pues les concentra en sus éxitos y evita que pierdan el tiempo con los fracasos. Como dijo Juan Ramón Jiménez, "no la toques más, que así es la rosa". Si tu jardín está lleno de rosas, no te lamentes porque no tienes margaritas y disfruta del olor y el paisaje...

Fuera de lo divertida que resulta la historia, y más allá de su fondo, uno de los grandes aciertos de la película está en su reparto. Encabezado por el peculiarísimo Larry David, que borda al extravagante Boris, se ve muy bien complementado por el trabajo de Evan Rachel Wood y de Patricia Clarkson. Interpretando a dos paletas que llegan a la gran ciudad huyendo de su pasado, representan el optimismo y la capacidad de cambio que Boris necesita para liberarse de su negativo cinismo, y lo hacen sosteniendo en todo momento el tono cómico del señor David.

Como no puede ser de otra forma, la película es de las que es obligatorio ver en el cine. Si eres un novato que descubriste a Woody Allen con "Vicky Cristina Barcelona", piensa que un tipo que hace una película al año a veces se equivoca, y que esta no tiene nada que ver. Y si ya le conoces, piensa que esta película esta a la altura cómica de cualquiera de sus películas más divertidas, así que no puede fallar.
Imprescindible.