miércoles, 29 de abril de 2009

Eros y Tánatos.

En la teoría psicoanalítica de Freud, Eros representa la pulsión de vida. El deseo y el sexo, el instinto de supervivencia (aunque en el caso humano sea menos instintivo), el amor...
En cambio Tánatos representa la pulsión de muerte, el sufrimiento, la autodestrucción también, y el dolor.
Y se supone que entre una y otra pulsión vivimos los seres humanos, a veces dejándonos llevar por la pasividad de Tánatos, y otras veces actuando impulsados por Eros hacia la máxima expresión de la vida.

Efectivamente, ya lo habréis adivinado, hoy vuelvo a hablar de fútbol. Del Madrid-Barça del próximo fin de semana concretamente, y de hasta que punto un partido así es también un símbolo de lo que somos y vivimos...

Si hubiese tenido que decidir hace unos meses cual de los dos equipos representaba un rol y cual representaba el otro, no hubiese tenido dudas. El Madrid era un equipo que se dejaba llevar hacia la muerte, cometiendo errores impropios que le conducían a la autodestrucción, casi a la carrera. El Madrid era Tánatos, al cien por ciento.
En cambio el Barça representaba la pasión y el deseo, deseo de belleza, la atracción, una forma creativa de entender el fútbol y con ello su propia existencia, casi con humor, buscando sobrevivir y pervivir a través de cada uno de sus actos. Cien por cien Eros.

Hoy, en cambio, uno no sabe si cambiar de roles o de planteamientos.
O dejarse de tonterías con simbolismos psicoanalíticos sin aplicación futbolística.
El Barça parece ir acercándose poco a poco al abismo, dejando su clasificación para la final de la Champions como una posibilidad mucho más lejana hoy que ayer. Y viendo como se deja comer el terreno en la liga por un equipo de juego muy inferior que, aparentemente, solo sabe sufrir.
Y mientras, el Madrid demuestra paso a paso una fe inquebrantable en si mismo, y una capacidad de supervivencia casi infinita, que le da un aire de luchador espartano capaz de salir vencedor de cualquier batalla. Algo que le convierte en un enemigo terrible, porque sabe que solo podrá vencer arriesgándose a morir, y está dispuesto a hacerlo solo por la necesidad de aferrarse a la vida...

Queda poco para saber que pasará, pero creo que si Sigmund Freud hubiese sido aficionado al fútbol, hace mucho tiempo que hubiésemos dejado de contemplarle como un insigne psiquiatra con cierta obsesión por el sexo, y ahora le encontraríamos envuelto en bufandas de su equipo favorito, con una bandera como capa y una enorme trompa de plástico con la que animar en el estadio. Loco, como casi todo el mundo, y ansioso por ver ganar a su equipo.

Ojalá gane el mejor, o al revés. Y que todo siga siendo tan demente como hasta ahora...

lunes, 27 de abril de 2009

Déjame entrar.

Hace unos meses hicieron la versión cinematográfica de la novela juvenil sobre vampiros "Crepúsculo". No llegué a verla, pero la referencia que recibí sobre ella es que era una película bastante romántica, más de amor que de señores de la noche...
Y este fin de semana, viendo que la estrenaban en muy pocos cines e igual me quedaba sin verla, me decidí por ver "Déjame entrar", otra de vampiros de la que había leído una crítica que venía a decir que también era romántica, y de la que un amigo me había hablado muy bien por sus propias referencias fraternas.

Y efectivamente, me pareció una magnífica película, y efectivamente me pareció especialmente romántica. Con el añadido de que, encima, me creí su interpretación de la figura del vampiro mucho más de lo que me lo he creído jamás en ninguna otra película...

"Déjame entrar" es una historia que se sitúa en Suecia, en un ambiente frío en el que la nieve se convierte en algo más que paisaje y con unos personajes circundantes que, personalmente, me resultaron algo lejanos. Como si la distancia entre los suecos de la película y los españoles de por aquí fuese mucho mayor de lo que suponía en un principio. Pero lejos de alejarme de la historia, esa circunstancia me mejoró la experiencia, produciendo un mayor contraste con respecto a la extraña pasión de los protagonistas que hizo que el desenlace final resultara mucho más redondo.

La película cuenta una historia de amor entre dos niños, Eli y Oskar, de, digamos 12 años. Dos niños con vidas difíciles que encuentran el uno en el otro la comprensión y el cariño que no obtienen del resto de su entorno. Y la protección y la seguridad que necesitan.
Y dos figuras con un lado oscuro fascinante que viene a demostrarnos que los niños pueden ser a la vez personajes especialmente tiernos y criaturas terriblemente siniestras, con nociones menos marcadas de lo que significa el bien y el mal, haciendo equilibrios entre uno y otro.

Durante la película me surgió cierto pensamiento del que ahora no estoy muy seguro: que el autor había pretendido plantear la idea de que uno no escoge cuando y como se enamora, y de que en cierta forma el vampiro representa ese momento, que se convierte en algo atemporal. Como si su propia vida detenida se identificase con el enamoramiento, y que al final resultara un amor imposible por las diferencias entre los protagonistas. O en un profundo amor desdichado por lo inviable que es mantenerlo en el tiempo, dado el inevitable envejecimiento del humano. Los caminos que se alejan si el vampiro no rompe su amor convirtiendo y condenando a quien ama.


Pero si bien la verdad es que la película no ofrece lo suficiente para llegar a esa conclusión, y es más la percepción que tuve en un momento dado, al analizar la relación entre el vampiro y su aparente padre, lo cierto es que el enamoramiento se aprecia como algo muy real, que permite a cada uno de los protagonistas enfrentar sus mayores miedos. Enfrentamientos que los sitúan a ambos a punto de su destrucción, de la que no se hubieran librado sin la ayuda del otro. Y que acaban reforzando su unión, a través de sus propios sacrificios, convirtiéndoles en una pareja fuerte para la que, aunque resulte complicado imaginar un futuro, tampoco se vislumbra un final.

Cuidado con ella aquellos que necesiten de ritmos altos, o los que esperen que se les cuente todo como si fuese un ejercicio de descripción narrativa. Porque lo que cuenta la historia va mucho más allá del cómo y el porqué de los vampiros, o del principio y el fin de cualquier historia al uso. "Déjame entrar" es una historia de amor, de un primer amor que permanece en el aire al terminar la película, y a cuyo comienzo no se le debe buscar más explicación que la amistad y el cariño. Y puede decepcionar a quién espere mucha acción o un ritmo más vivo.
Pero creo que gustará, y mucho, a quienes tengan la suficiente sensibilidad como para meterse en el juego, y vean en Eli y Oskar la oscura inocencia que emanan, de la que parten tanto su amor como su vena más asesina.
Una indudable recomendación para el cine, antes de que se escape de la cartelera...

viernes, 24 de abril de 2009

Los hombres que no amaban a las mujeres

Como mucha gente, cogí el libro del pobre Stieg Larsson con ciertos reparos ante el despliegue de marketing que ha disfrutado. Lo cogí sin esperar mucho, aunque me venía muy bien regalado por mi cumpleaños y recomendado por gente fiable. Y aunque hay muchas críticas por internet y algunas son bastante duras, lo cogí y no lo solté hasta terminarlo.

El sábado pasado me puse a leerlo, a eso de las ocho o las nueve de la noche. Aun no había quedado y no tenía ningún plan, así que pensé leer un poco y después cenar e irme al cine a la sesión de madrugada. Lo hago a veces, si no me ha convencido nada de lo que vayan a hacer mis amigos o si estoy en plan autista, y me da igual si tengo que ir al cine solo.
Empecé a leerlo y me absorbió su historia. Cené sin dejar de leer y contesté con negativas a un plan entretenido que me habían propuesto, pues quería enterarme de como continuaba todo. Y a las seis menos cuarto de la madrugada decidí parar para dormir, más pensando en mi salud que en mis ganas...

Me duró poco más, claro. Y me duró más que nada porque el domingo tuve varias cosas que hacer y no pude dedicarle todo el tiempo que me hubiese gustado. Quedé muy satisfecho de la historia, pensando en si me convenía leerme ya el segundo de la saga o mejor esperaba, pero al final he decidido dejárselo a mi madre mientras me lanzo contra otro de los que tengo encolados, pues sospecho que me va a afectar igual y entre semana me gusta ir al trabajo lo más descansado posible.

Está claro que se trata de un best-seller y que está bien escrito y mantiene un ritmo increíble, aunque no sea una obra para paladares exquisitos de los que prefieren deleitarse con la forma por encima del fondo. Si bien Stieg Larsson hace muy bien su trabajo, posiblemente su tiempo pase y el no permanecerá demasiado en la memoria del arte literario. Pero para mí, que disfruto sobre todo de la historia, me ha supuesto reencontrarme con esos años en los que los libros me atrapaban y me mantenían despierto hasta cercano el amanecer, sin importarme el tener que ir a clase por la mañana. Y eso es mucho.

No soy un buen referente, no soy un gran lector (aunque en un tiempo no fui malo). Así que no voy a hacer mejor crítica que esta. Lo demás se lo dejo a Mikael Blomkvist y, sobre todo, a Lisbeth Salander, que sabrán meterse en vuestra cabeza por si mismos. Su creador ha sabido darles la vida suficiente, y meterles en las tramas más interesantes, pero casi se bastan solos para mantener el interés.

Muy recomendable... y, como dijo una insigne bloggera, "si no la lees no estás en el mundo".

miércoles, 22 de abril de 2009

Javiera Mena.

Hay nombres que, por lo menos en estas latitudes, no son habituales. Son tan poco habituales que pueden resultar incluso anticomerciales, pese a lo interesante que sea el dueño o la dueña del nombre.
Algo así pasa con Javiera Mena, una cantante chilena poco conocida por aquí pero que poco a poco va haciéndose un hueco en Sudamérica y seguro que algún día nos llega a España (aunque será difícil que se cree un mercado, la veo más de éxito muy concentrado en ambientes indies, como, por ejemplo, "Miranda").
Me compré su único disco de estudio por el momento, "Esquemas Juveniles" (que en realidad es del 2006), hace unos meses, vía internet, pero ya no veo en su myspace el link que tenía para comprarlo desde allí.
Es un disco complicado, con algunas bases electrónicas muy fuertes en ciertas canciones pero un tono pop melancólico por lo general; de esos de difícil escucha todo de seguido por la disparidad de sus temas, pero con joyas que se te clavan como "Al siguiente nivel" (por cierto, muy interesante el vídeo) o la versión del clásico de los 80 de Fiordaliso, escrita por Zucchero, "Non voglio mica la luna", titulada "Yo no te pido la luna", y que ya interpretó Daniela Romo (recomendable buscar la italiana, para darse cuenta de que en Italia lo de la voz cascada no es un carácter exclusivamente masculino).




Y recuerdo además que, cuando cogí el libreto del disco y me leí sus letras antes de escucharlo entero, descubrí que tenía una forma de escribir peculiar, y canciones tan curiosas como "La comida", extrañamente profunda en ese contexto en que lo pone ella...



Os dejo aquí el vídeo de "Yo no te pido la luna", que me resulta muy gracioso y tiene partes que recuerdan a los mejores momentos de ABBA.



Me gusta, me gusta Javiera. No solo por lo que canta y escribe, sino por su estilo, que me recuerda al de las chicas de "Cansei de Ser Sexy". A ver si tiene suerte con su próximo disco y puede dar un salto hacia España.
Espero que os guste.

lunes, 20 de abril de 2009

Watchmen.

No sé si algún día me decidiré a hacer la crítica de "Watchmen", el cómic. Tampoco sé mucho de cómics y lo cierto es que éste en concreto resulta especialmente complicado. Su trasfondo, la profundidad de cada uno de los personajes principales y sus traumas, su estilo de narración y la forma en que todo eso se traslada a imágenes... realmente uno entiende el concepto de novela gráfica como una entidad propia.

Pero hoy voy a hablar de "Watchmen", la película, la complicada producción con la que Zack Snyder ("300") ha trasladado al cine la obra de Alan Moore y Dave Gibbons. Una película con los defectos y carencias que se le pueden achacar a casi cualquier adaptación al cine de una obra literaria. Pero una adaptación que en mi opinión, y con un ánimo razonablemente comprensivo, es bastante buena.

Es curioso. Cuando me he puesto a revisar críticas sobre la película antes de escribir ésta mía, me ha parecido que era muy fácil distinguir entre los críticos a aquellos que habían leído el cómic y a aquellos que no. Y ocurre con "Watchmen" exactamente lo contrario a lo que suele suceder con otras obras: por lo general gusta más a aquellos que han leído el cómic antes que a los que simplemente han visto la película.
En realidad es normal. Hay quien ha ido a verla pensando que era una película de superhéroes sin saber que en realidad es una película sobre el ser humano, en muchas perspectivas y formas diferentes de analizarlo. Y así es muy fácil sentirse engañado, o no ser capaz de entrar en la historia.
La tremenda complejidad de la obra hace que cualquier intento de llevarla a imágenes sea insuficiente. Y me da la sensación de que los que la hemos leído y hemos visto la película después no solo somos conscientes de ello, sino que además le damos a la película un sentido mayor de lo que ella misma puede ofrecer en imágenes durante sus 162 minutos.
Pero a la vez eso demuestra que se le debe otorgar a la película el mérito que tiene: tanta gente que ha leído el cómic considerando que es una adaptación suficientemente buena ha de ser tenido en cuenta para decir que Zack Snyder ha hecho un trabajo notable.
Solo queda esperar a ver si efectivamente la versión extendida del DVD dura 250 minutos y completa algunos vacíos que quedan en la original.

La película, concebida originalmente desde el cómic, tiene un problema muy gordo y difícil de resolver en su traslado al cine: se trata de una obra coral, muy coral, con muchos personajes protagonistas cada uno de los cuales tiene una historia que necesitamos conocer para implicarnos en la película y ninguno de los cuales puede ser el centro de la misma si queremos contarla entera.
Extraer del cómic original una narración lineal que pueda ser asumida por los espectadores es muy complicado, imposible casi, y lo cierto es que, viendo las críticas de los no iniciados, puede que el intento de Snyder de narrarlo como en el cómic haya sido infructuoso. Parece que cierto conocimiento previo de la historia resulta necesario para hacerse con ella y no perderse en la profundidad de los mundos de cada uno de sus protagonistas.


Pero en el haber de la película queda bastante buen hacer a la hora de conseguir dotar de fluidez a sus constantes cambios de época y narrador, haciendo que el conjunto tenga un mínimo sentido de bloque. Y, personalmente, entiendo que el final alternativo que ha escogido su guionista-director otorga un mayor sentido a la resolución final de la trama de guerra fría que queda al fondo, y me resulta menos confuso que el final del cómic, aunque sea a costa de traicionar a alguno de los personajes.
Eso y el haber conseguido transmitir a la película una determinada atmósfera de serie negra muy apropiada y una ambientación general muy aproximada a la del propio cómic, a lo que ayuda una banda sonora basada en clásicos del pop-rock-folk, que sitúa muy bien en el tiempo muchos de esos flashbacks constante que se ven en la película.

En cuanto a los actores, los hay mejores y los hay peores. Destaca especialmente Jackie Earle Haley como Rorschach, pero posiblemente tenga mucho que ver con la propia esencia del personaje, que da mucho pie a lucirse cuando no está enmascarado. Y también me gustó el rostro impasivo de Billy Crudup interpretando al Dr. Manhattan, y buena parte de la interpretación de Jeffrey Dean Morgan como El Comediante. Pero me pareció un poco blando Matthew Goode, al que es difícil de creer como tío cachas con esa estructura osea tan longilínea.


En conclusión, solo puedo recomendar ver la película. Aunque sugiero hacerlo después de leer el cómic o, al menos, bien documentado sobre lo que se va a ver. Como ya digo, la profundidad del cómic es inalcanzable por la película, y puede resultar necesario para entenderla en su totalidad.
Y para cualquiera que guste de Watchmen, pasaos por este link para haceros una idea de las posibles secuelas que pueden grabarse de la película...
Disfrutadla.

viernes, 17 de abril de 2009

Soko.

Hoy quiero darle un poco de publicidad a una canción que me mostró hace unos días un compañero de trabajo. Una canción que llama la atención no por su calidad musical (aunque no esté mal) ni por su intérprete (que tiene una voz interesante), sino por una letra bastante divertida.
Para que resulte más sencillo cogerlo he decidido poneros por aquí en una traducción libre del vídeo en directo, aunque podéis consultar la versión original enlazada aquí (si bien esa versión difiere un poco de la del vídeo):

Soko - I'll kill her.



"Y, claro, se suponía que me ibas a llamar esta noche...
se suponía que me ibas a llamar esta noche,
hubiésemos ido al cine.
Y, después, a un restaurante; ese que te gusta en tu calle...

Hubiésemos dormido juntos, tomado un buen desayuno juntos
y después un paseo juntos por el parque, ¡es todo tan hermoso allí!
Me hubieses dicho "te quiero" en el sitio más bonito del mundo,
en el que algunas nanas bailan con las hadas...

Te hubiese esperado como una semana o dos,
pero tú nunca intentaste ponerte en contacto conmigo.
No, tú nunca volviste a llamar,
tú estabas viendo a esa rubia de bote.
Si la encuentro juro, juro que...

La mataré, la mataré.
Robó mi futuro, destruyó mi sueño.
La mataré, la mataré.
Robó mi futuro cuando te alejó de mí.

Hubiese conocido a tus amigos, hubiésemos tomado una copa o dos,
les hubiese gustado porque a veces soy divertida.
Hubiese conocido a tu padre, hubiese conocido a tu madre...
Ella hubiese dicho "por favor, ¿podéis tener unos preciosos bebés?"...

Así que hubiésemos tenido un niño llamado Tom
y una niña llamada Susan, nacida en Japón...
Creí que era una historia de amor, pero tú no quieres comprometerte,
creí que era una historia de amor, pero tú no estás preparado para eso...

Yo tampoco. La mataré.
Robó mi futuro, destruyó mi sueño.
La mataré, la mataré.
Robo mi futuro cuando te alejó de mí.

Es una perra, ya sabes, lo único que tiene es el pelo rubio.
Ni siquiera ternura, sí, es idiota.
Te dará la patada por un modelo llamado Brendan
que le pagará la cirugía estética porque está forrado...

Yo te hubiese esperado como una semana o dos,
pero nunca intentaste ponerte en contacto conmigo.
No, no, tu nunca volviste a llamar,
tú estabas viendo a esa rubia de bote.
La encontraré, lo juro, ya sabes, lo juro, lo juro...

La mataré, la mataré.
Robó mi futuro, destruyó mi sueño.
La mataré, la mataré.
Robó mi futuro cuando te alejó de mí.
La mataré, la mataré.
Robó mi futuro, destruyó mi sueño.
La mataré, la mataré.
Robó mi futuro cuando te alejó de mí.

Tío, te lo digo, si la encuentro
Voy a buscar algo, cualquier cosa,
una pistola si puedo, lo que sea...
Y soy suficientemente fuerte, lo haré.
La mataré."



Espero que os guste, a mí me ha encantado.
Aunque la verdad es que ahora que leo la letra sin ver el vídeo veo que pierde un poco de ironía y parece más tétrica...
Disfrutadla.

miércoles, 15 de abril de 2009

Heinze y Guardiola.

Sí, voy a hablar un poco de fútbol.
Hacía mucho tiempo ya, y no deja de ser el deporte nacional. Y aunque yo sea un desengañado que prefiere irse al cine antes que ver un partido, sigo jugándolo con verdadera pasión un par de veces por semana. Digamos que, por mi propio carácter, no conozco ni los amistosos ni las pachangas entre amigos.

Y sí, no puedo evitar enterarme de como va el mundo del balón y formarme mis opiniones para esas discusiones tan absurdas que a veces tenemos los estúpidos aficionados sobre lo que tal o cual equipo necesita, o sobre lo bien y mal que va tal otro. Ni puedo evitarlo ni lo evito demasiado, pues todas las noches me duermo con el típico programa deportivo nocturno. Aunque cada vez me duermo antes...

Hoy quiero hablar de Heinze. Ese lateral izquierdo ni demasiado rápido ni demasiado hábil pero muy argentino que tiene el Real Madrid. Y no se crean que eso es hablar mal de él, todo lo contrario. En fútbol, cuanto más argentino mejor jugador profesional eres.
Ahora bien, tampoco crean que eso es hablar bien de alguien. En fútbol, ser muy buen profesional muchas veces se pega de frente con ser un buen tipo en el campo...

El caso es que hace unas semanas Heinze hizo el idiota contra el Liverpool y fabricó de la nada una falta tonta. Una falta tonta muy peligrosa que facilitó que el equipo de Benítez metiera el gol de la victoria en los cuartos de final de la Champions, en el Santiago Bernabéu. Y que, irracional pero irremediablemente, me provocó cierto enfado instintivo hacia él por lo estúpido de su acción.

Pero la semana pasada Heinze dijo algo que le redimió ante mis oídos, al hablar de Guardiola en unos términos que parecen contradictorios con la enconada rivalidad entre el Madrid y el Barça. Vino a decir que se alegraba de su éxito y que le parecía un tipo muy sensato que se merecía cualquier éxito que le llegara.
Y me gustó porque estoy de acuerdo. Porque me gusta Guardiola por su forma de entender el fútbol y porque las cosas que dice son casi siempre muy correctas. Y porque me gustaba mucho como jugador y ahora como entrenador está intentando dar el mismo sentido a su carrera que le daba al balón dentro del campo. Algo muy complicado de ver en el agobiante ritmo del fútbol actual, si bien también es cierto que posiblemente está en el único club del mundo que, hoy por hoy, puede permitirse jugar así.

Es bueno encontrarse con gente como Guardiola. El mundo del fútbol es de todo menos humilde, en mayor medida cuanto más exitoso es el club o el jugador. Incluso los dirigentes parecen casi todos ególatras mafiosos con más ínfulas que un obispo.
Dar con alguien que, después de un 4-0 con el Bayern de Munich es capaz de recordar como Ken Perry ha perdido el Masters de Augusta fallando cuando nadie lo esperaba es como encontrar una bolsa de aire fresco en una avalancha de nieve.

Así que gracias, Heinze, por recordármelo y por darme motivos para volver a creer en él.
Y gracias a Guardiola, por ser como es. Por mucho que no pueda evitar desearle una mísera derrota en la liga en curso, ojalá hubiera muchos más como él en el fútbol español...

lunes, 13 de abril de 2009

La Lista.

Fui a verla sin tener muy claro que podía esperar. Ni siquiera sabía de que iba, simplemente me atraía que estuviera protagonizada por Ewan McGregor y Hugh Jackman (que, por cierto, es también co-productor). Y la verdad es que no salí muy contento del cine.
Digamos que, al terminar la película, según van apareciendo los títulos de crédito, hay un momento en que aparece su nombre original. No lo conocía, pero coincidió exactamente con lo que estaba pensando: "Deception" (bueno, no coincidió exactamente con lo que pensaba porque, aunque pueda parecer otra cosa, deception significa engaño, y no decepción. Pero quedémonos con el juego de palabras).

Buena parte del problema de la película es, a mi juicio, que no se sabe muy bien a que juega. Y que, lejos de resultar intrigante, esa indeterminación te va alejando poco a poco de lo que se cuenta, aburriendo por momentos según se espera a que llegue un giro, un cambio de ritmo o simplemente algo que le dé un poco de vida a la historia. Pero no llega jamás.

Así, la película pretende por un lado envolvernos en un ambiente de thriller que fracasa desde sus inicios, pues casi en ningún momento sentimos una mínima inquietud por el desarrollo de la historia. Pero a la vez no deja de intentar parecer artística e íntima, con escenas románticas excesivamente lentas que rompen cualquier ritmo que pudiera tener la película.
Y encima, cuando uno se espera que suceda algo llamativo que produzca un giro interesante, resulta que no, que todo continúa tal cual, sin ninguna sorpresa. Que esos detalles que constantemente te han estado machacando a lo largo de la historia resulta que, efectivamente, son aquellos en los que había que fijarse, y que no hay más trampa. No hay sorpresa, todo sigue el esquema que uno se va haciendo en su cabeza, y el guión fracasa en esa linealidad tan insulsa.

No hay mucho más que decir. Madrid aparece bastante bien y los actores no lo hacen muy mal, pero al guionista no le vendría mal algo de chispa y el director necesita centrarse, hacer más películas y aprender a narrar con sus imágenes aquello que de verdad cuenta la película.
Como digo, una pequeña "deception" solo recomendable para fanes irredentos de alguno de sus protagonistas. Ni siquiera para el videoclub, esperaos unos años a que la pongan en la tele y podáis salvaros con el zapping...

miércoles, 8 de abril de 2009

Pure.

Hay canciones que no olvidaré jamás, algunas por su letra, otras por su música.
En muchas ocasiones me ha surgido la pregunta de qué es lo mejor para que una canción se asiente en la memoria y nunca se escape, si es por la melodía o más por la letra. Y lo cierto es que no existe una fórmula maestra, a veces funciona una y a veces la otra.

Pero en el caso de la canción de la que voy a hablar hoy, lo tengo muy claro. Hay algo en su música, en su tempo, en ese sintetizador y en la propia voz de Ian Broudie, tan suave que es casi un instrumento más dentro del conjunto, que la hacen inconfundible. Tan inconfundible que cuando se plagia se reconoce a la legua...

El caso es que la canción es buena también en su letra, describiendo con gran elocuencia el sentimiento. Pero lo que hace a "Pure" una canción casi perfecta es sin duda la melodía. Y digo casi porque la perfección, como utopía que es, no existe...

"The Lightning Seeds" es un grupo fabuloso del que es difícil conseguir discos en España, y que murió para dejar paso a una nueva fórmula de lo mismo llamada simplemente Ian Broudie. Cuando lo descubrí, me pasé mucho tiempo recopilando sus canciones con afán de coleccionista y hoy en día lo tengo un poco olvidado (creo que tendré que echarle un vistazo a Amazon, a ver si me hago con los originales que me faltan). Pero aun me resulta complicado entender el porqué no resulta más conocido siendo tan bueno.
Y me siento obligado a rendirle homenaje aquí, invitándoos a todos a buscar en su discografía para disfrutar de uno de los mejores grupos ingleses de los 90.

Os dejo la mejor versión del vídeo que he encontrado:



Disfrutadlo.

lunes, 6 de abril de 2009

Billar americano contra un único agujero.

Aquel año fue un gran año en mi casa. Tocó un buen premio en la lotería y la navidad se presentó casi con más regalos de los que había pedido en mis cartas más ambiciosas a los Reyes (bueno, como todos los niños de cierta edad me había llegado la hora de la República y ya no creía en los Reyes; pero los pedidos seguían ahí). Y las comidas navideñas resultaron más abundantes de lo habitual, que no es decir poco en un sitio donde se come tan poca mesura como mi humilde hogar.

El caso es que había pedido demasiado, como siempre, haciendo política de máximos para intentar quedarme satisfecho, pero me encontré con un sobre-stock de regalos impresionante. Hubo, siguiendo una tradición familiar, muchos clicks de esos que me permitían ponerle cuerpo a las historias de mi imaginación. También una caja con multitud de piezas de Tente, en su rama de barcos, que pronto se convirtieron en una preciosa flota llena con portaaviones y destructores incluidos. Un modernísimo Scalextric 4x4, que había salido hacía no mucho y era el no va más entre los niños de mi edad. Y un fantástico billar americano que, sin ser ni mucho menos de tamaño real, era lo suficientemente grande como para no caber en mi cuarto y se veía obligado a dormir en el pasillo, casi impidiendo el paso.

Con el paso de los meses se hizo patente que los clicks seguían siendo una magnífica opción, siempre baratos y socorridos. Los barcos de Tente dieron para muchas guerras navales, aunque dejaron de tener tanta gracia cuando se rompieron las hélices de los helicópteros y desaparecieron todos los aviones de guerra que incluía la caja. El flamante Scalextric terminó siendo lo menos empleado, sobre todo por lo cansado de su montaje y desmontaje. Pero el billar resistió mucho tiempo en pie, y me dio un montón de alegrías. Una vez dominado el juego, aprendí a realizar algunos trucos, y me dedicaba a buscar carambolas imposibles a un montón de bandas, solo por el gusto de conseguirlas.


Lo que ocurre es que todos nos hacemos mayores y, paradójicamente, aquel pobre billar iba pareciendo cada vez más pequeño. Casi solo me servía para hacer el cafre con sus tacos y divertirme golpeando entre sí con mucha fuerza sus bolas.
Y un día, en pleno ejercicio de cafrería, sucedió algo que casi supuso el fin de aquel pobre juguete ya medio olvidado. Estaba yo en pijama, uno de esos pijamas largos que tienen sisas muy amplias dejando mucho aire debajo, y no se me ocurrió nada mejor que intentar saltarme aquel taco. Por arriba, a horcajadas, como si jugase al churro...
El salto fue bueno, suficientemente alto. Pero el taco se enganchó con el pijama y el resultado fue que caí a plomo sobre el taco en punta. Por un par de centímetros no me ensarté de lleno en aquel palo de 1,35 m, lo que hubiese supuesto sin duda la perdida de mi virginidad anal. Pero lo que me llevé no dejó de ser doloroso, una fuerte herida que me produje cuando el peso de mi cuerpo cayó sobre el taco, rompiéndolo irremisiblemente.

Creo que cualquier posible flirteo con una homosexualidad, pasiva al menos, acabó en aquella traumática experiencia. Y mis años de jugador de billar también, pues luego al crecer comprendí que el tamaño de la mesa es decisivo, y que mi destreza con el taco no era más que una farsa.
La mesa dejó de tener ninguna utilidad y fue desguazada. Aunque el taco hermano de aquel aprendiz de violador debe andar todavía escondido en algún rincón de la casa.

Pero curiosamente recuerdo aquel juego de billar con mucho cariño, como esos amores juveniles que una vez te rompieron... ejem, el corazón... y luego pasado el tiempo recuerdas con felicidad por lo que llegaste a aprender...

jueves, 2 de abril de 2009

Cajón de sastre.

Siguiendo la línea de discusión abierta en el post "Las confusiones del ser humano", me encontré con un comentario de Olen (aunque empecé a conocerle como "Olendariwin", o algo parecido, en otro blog). Alguien que me lee en la distancia y que de vez en cuando escribe por aquí cuando el post le llama más la atención.

Su largo comentario decía lo siguiente:

"Seria interesante conocer tu opinión con más profundidad. Una vez que has planteado el problema con claridad y ciertamente muy bien hecho, falta cual es la solución que tu encuentras. Sin duda y también desde un punto de vista jurídico(q se supone q es el motivo de estas manifestaciones) en la definición de persona esta toda la chicha de la discusión, pero eso creo que cualquier persona con buen entendimiento lo ve... lo complicado es la solución y en eso no creo que se vaya bien encaminado en estos momentos por España...

En mi opinión definiciones más estrictas de la persona (y por lo tanto de lo que no merece tal nombre)me dan escalofríos. Basta conocer lo que opinaban los Nazis de los deficientes mentales y como consecuentemente con ello decidieron hacer lo que hicieron. De verdad espero que nunca lleguemos a ello... pero empezar a "abrir la mano" me da escalofríos... pero eso es un debate mas teórico...


No sé, a mi me horrorizan l
as cifras. España tiene algo así como 1,3 de natalidad, de las mas bajas de la UE y por cierto del mundo. Datos del INE, los que he visto del 2005(el año mas reciente con datos del numero de abortos): hubo 466.371 nacimientos frente a 91.665 abortos. sin exagerar nada un aborto por cada cuatro o cinco nacimientos... decías en otro post que no te gustaría ver que se utilizase el aborto como método anticonceptivo, no sé que pensaras pero estas cifras dan miedo y eso que la tendencia indica que los abortos crecen a mayor ritmo q los nacimientos... Estoy de acuerdo con que se debe permitir, no conozco cual es la mejor forma de regularlo, pero si tengo muy claro que la política debería estar claramente dirigida a ayudar a las madres en esa situación y encaminarlas hacia las adopciones. Si creo que el acceso al aborto debería ser mas serio, hoy en día es un cachondeo, y francamente esa vida humana sí creo que merece una oportunidad, aunque sea en otra familia. En el fondo creo que el problema reside en una falta de responsabilidad de los actos que se realizan. Mejorar la educación sexual, que es un desastre, debería ser también una prioridad y hablo de educación. Francamente, no basta con repartir condones como hacen muchos colegios. Y aunque a algunos les parezca que una cuestión religiosa para mi es una cuestión humana, estudie en un colegio religioso pero creo que recibí una buena educación sexual. No sé, ya no vivo en España, pero parece que las posturas se han radicalizado por ahí...
ya sabes que te leo desde hace tiempo y hay muchas cosas en q estamos de acuerdo, y como a ti me gusta conocer las opiniones de otros y "hablar" de los distintos puntos de vista, por eso repito que tu opinión seria muy interesante...

un abrazo".


Me puse a escribir mi contestación, pero es tan larga que he decidido hacer de ella otro post, uno que es un cajón de sastre de opiniones sobre cosas que me preocupan y que salían al paso de lo comentado por Olen. Espero no aburriros demasiado, pero creo que era mejor contestar así:

"Olen:

Mi opinión sobre el tema del aborto es que se trata de un derecho de la madre.
En España quiere limitarse a 22 semanas porque se considera que a partir de esa semana el feto es viable (aunque sea con muchas dificultades).
Se emplea un concepto más práctico de lo que supone ser una persona, en función de esa viabilidad.
Y teniendo en cuenta que hay que legislar para todos, que se trata de una sociedad bastante plural y que hay que tomar una decisión, entiendo ese límite, y me parece respetable y asumible para mí.
Por eso no estoy del todo de acuerdo en que no se esté bien encaminado con una ley así.
El otr
o día comentaba aquí Alice_Gould que esta ley da un marco legal mas coherente con la realidad social, y aunque sea un argumento materialista, estoy de acuerdo. Pero me pasa un poco como a Roberto, que se me hace muy difícil pronunciarme porque ante todo está la madre, que ha de decidir sobre lo que se desarrolla dentro de ella.

Mi opinión en profundidad sobre el tema de lo que supone ser persona es muy parecido, pero confieso que no está cerrado. Considero que la independencia fisiológica es fundamental para alcanzar esa consideración, y que antes no hay una existencia real como tal.


Pero soy incapaz de dar una definición exacta desde un punto filosófico y que no pueda encontrar excepciones que hagan derrumbarse la idea desde lo que me dicen mi intuición y mis sentimientos.
Es un problema, sa
ber lo que no consideras persona pero no ser capaz de dar una definición que las recoja a todas inequívocamente. Pero por eso digo que uno ha de confrontar siempre las ideas "puras" con las vivencias que experimenta, o se corre el riesgo de ser un teórico muy coherente hasta que se intenta vivir con esas ideas y se choca con la realidad...

Precisamente por esa confrontación comparto todas las preocupaciones que has expresado tú.
El aborto se emplea mal, y demasiado.

Hay una patente falta de educación, y no solo sexual, sobre todo en valores. Vivimos un mundo que propicia demasiado el "carpe diem", y muchas veces la gente se olvida de que el enorme bagaje de derechos que hemos ido consolidando supone grandes obligaciones de cara a los otros. Un peso que mucha gente prefiere obviar, como si los derechos fuesen gratis y las responsabilidades voluntarias.


Aunque parezca mentira por muchas de las cosas que puedo decir a
quí, me preocupa mucho el futuro de las familias. Eso sí, en un concepto muy amplio que no deja fuera diferentes tipos de ellas.
Simplemente, creo que establecer relaciones paterno-filiales fuertes y equilibradas es la mejor forma de educar haciendo entender cosas tan importantes como el concepto de autoridad o la responsabilidad para con los otros, rutinas socializadoras en general.
Después nos equivocaremos, como todo aquel que está en proceso de aprendizaje.

Pero es que hoy en día parece que ni siquiera se empieza ese proceso...

Y creo que con mejor educación, habría también menos abortos, como dices tú. Pero el tipo de educación que yo pido depende de muchas variables que, hoy en día, con nuestro tipo de vida, son casi utópicas.


Como verás, casi tengo más dudas que certezas.
Pero una cosa tengo clara: con determinadas propuestas éticas de máximos no se puede llegar a acuerdos.

Tengo ciertos problemas, por ejemplo, con la forma de vivir la religión de algunos, que da tanto por hecho que Dios existe y que ellos están en posesión de su verdad (la de Dios, digo), que cualquier planteamiento ético distinto supone una contradicción con la ley divina.

Es terrible, supone un convencimiento verdaderamente totalitario de lo bueno y lo malo, ante el que es dificilísimo llegar a acuerdos de convivencia.

Y mi sensación es que, estando como está la gente tan perdida con las contradicciones de nuestra vida, es un tipo de radicalización que sí se está extendiendo. Aunque no fuera esa la radicalización de la que tú hablabas. O sí, en parte, que exaltados hay en todos lados.
Miedo me da...
"

Espero haber respondido a Olen, y no haber aburrido al resto con una contestación que tenía destinatario. Aunque sea una contestación tan amplia...

Saludos.