jueves, 26 de febrero de 2009

El desafío: Frost contra Nixon

La última película candidata a los Oscar que vi fue justo la tarde del domingo, apurando antes de la ceremonia. "El desafío: Frost contra Nixon".
Dirigida por Ron Howard, que para mi gusto es algo así como una especie de versión mala de Steven Spielberg (y del que últimamente me gusta más su hija que sus films), la verdad es que es una película muy interesante que, al igual que la ya comentada sobre Harvey Milk, hace un repaso de una situación histórica poco conocida en España: las entrevistas que David Frost realizó a Nixon un par de años después de dimitir éste último.

Y al igual que ya dije sobre "Mi nombre es Harvey Milk", ésta es una película más interesante que entretenida, que después de verla deja unas grandes ganas de ver las entrevistas reales de Frost para hacerse una idea personal de lo que ofrece la película. Siempre la persistente realidad, tan atractiva...

Tal y como está planteada, la película es un verdadero combate de boxeo, de apariencia desigual y resultado sorprendente. Es como si alguien hubiese reescrito "Rocky", y Apollo Creek se hubiese transformado en Nixon y Rocky en Frost, y el viejo campeón hubiese permitido al menos probable de sus vencedores retarle a un duelo. Y claro está, al final el pobre Frost consigue vencer a base de aguantar carros y carretas, recibir en donde más duele, el orgullo, y transformarse en un implacable periodista que roba, en su propio ring, el cinturón de campeón al viejo zorro.

Como digo, la historia es muy interesante. Frank Langella está magistral como Nixon y Michael Sheen hace un papel bastante bueno como David Frost. Y uno sale del cine deseando poder ver las entrevistas (que pueden comprarse en aquí). Pero también se sale con la duda de hasta que punto lo contado es real, si Frost era tan superficial y la situación resultó tan dramática, y si todo ha sido rebozado en una croqueta de misticismo trágico para convertirlo en un thriller irresistible pese a su obvio final...

Después de leer algunas cosas al respecto por internet, y sin haber tenido tiempo de verlas (aquí), me inclino a pensar que es lo segundo, que las dificultades se han sacado de quicio, y que las situaciones fueron menos espectaculares de lo que la película indica. Y me siento un pelín engañado por la pericia de los guionistas a la hora de convertir aquella historia en una obra cinematográfica tan retorcidamente convincente.
Pero no puedo dejar de reconocer que la película es muy buena, y que sea cual sea la verdad, uno se mete muy fácilmente en su trama y se deja llevar sin problemas por los caminos que se nos ofrecen. Incluso aunque por ello Nixon acabe cayéndonos bien...


Por tanto, una obra muy interesante que recomiendo a todo aquel que disfrute del buen cine, y especialmente a aquellos que se dejen llevar por las historias basadas en la realidad. No decepciona, aunque uno pueda sentirse engatusado, y está especialmente bien interpretada por Frank Langella, que podría haberse llevado el Oscar perfectamente de no ser porque Sean Penn está mejor haciendo de Milk.
Espero que os guste.

martes, 24 de febrero de 2009

El Lector

Sigamos con la campaña pre-oscars...
"El Lector", "The Reader", es la película con la que Stephen Daldry llega a las pantallas éste año, y con la que vuelve a ser nominado al Oscar. Algo a lo que, por otro lado, empieza a estar acostumbrado, pues es su tercera nominación tras solo tres películas dirigidas...
Es una película sobre personas, sobre sus relaciones. Y se centra en como nuestros actos marcan nuestra vida, a veces de maneras tan profundas que nunca somos capaces de superarlo. Y en como nuestro orgullo y nuestra vergüenza pueden cerrarnos a veces puertas que nunca más podremos abrir.

(Hoy va de spoiler, así que lee bajo tu responsabilidad a partir de aquí)

La película está basada en un libro de Bernard Sclink ("Der Vorleser ") que desconozco, pero cuya sinopsis me hace pensar que está bastante bien trasladada, pese a dejarse fuera las relaciones familiares del protagonista.
Nos cuenta la vida de Michael, el lector, explicándonosla a través de su relación con Hanna, la leída, una taquillera de tranvía con la que mantuvo un romance cuando él tenía quince años y ella treinta y tantos. Y todo ello con el contexto de la Alemania post 2ª Guerra Mundial, en reconstrucción tanto en sus ciudades como en sus derrotados habitantes.

La relación de Michael y Hanna se explica mal, pero no descoyunta la película. Simplemente, no se entiende muy bien el porqué de la misma, y tiene un comienzo demasiado artificial. Da la sensación de que el es un joven descubriendo el amor, y ella una mujer que necesita que la quieran. Pero el porqué ella decide escogerle como opción queda un tanto en el aire, pues se trata de una mujer joven y hermosa que, aparentemente, podría tener una mayor amplitud de selección. El caso es que acaban juntos, él enamorado, obteniendo un premio físico y emocional, y ella llenando un hueco, más intelectual que de otro tipo.

Pero el caso es que la relación existe y marca para siempre a ambos protagonistas. Aunque un día Hanna desaparece sin dejar rastro, Michael nunca conseguirá olvidarla. Sobre todo cuando, ya en la universidad estudiando leyes, la reencuentra acusada de crímenes de guerra. Y, años más tarde, una Hanna presa empezará a recibir mensajes en la cárcel de su antiguo lector, retomando la perdida ilusión de vivir...


La película narra esta historia de dos de una forma muy emocional, dejando que esos sentimientos se conviertan en los motores que después rigen el resto de la vida de los protagonistas. Pero la moraleja reside en aquello que ambos personajes dejan de hacer, y los motivos de esas dejaciones.
Ella es una mujer profundamente orgullosa, incapaz de reconocer sus flaquezas aunque eso suponga condenarse de por vida. Y eso es textualmente lo que le sucede, su incapacidad para confesar un pequeño pecado personal se convierte en la losa que le lleva a la cárcel.
Él, en cambio, se reencuentra con Hanna cuando su vida está a punto de despegar. Pero se ve en la encrucijada de tomar el valor de confesar el pequeño pecado de ella, haciéndose con ello libre de sus sentimientos, o dejarla que asuma un castigo superior al que le corresponde, castigándose así de por vida él mismo.
Al final puede su miedo a enfrentarla. Eso y el propio desasosiego de saber las cosas de las que Hanna fue capaz. Y al mantener su boca cerrada lo que consigue es ligar su vida a la de ella para siempre, a través de una cadena de silencios que les hace presos a ambos.

Después él redime su culpa leyéndole en la distancia. Y ella la suya superando su pequeño pecado.
Pero para entonces las vidas de ambos son vidas rotas y, pese a un final que deja al menos la esperanza de las vidas que continúan, lo cierto es que sus dejaciones les convierten en almas derrotadas, que simplemente vagan esperando su final.

Me gustó mucho la forma de contarlo, y el romanticismo implícito en toda la película, por muy mal orientado que esté por parte de los protagonistas. En ese aspecto Daldry hace un magnífico trabajo de dirección de actores, y lo conjuga muy bien con una forma de narrar muy fría, que acaba helando la propia historia.
Pero lo que destaca por encima de todo en la película es una Kate Winslet espectacular, que muy posiblemente se lleve el Oscar a la mejor actriz protagonista. Algo que, después de cinco candidaturas fallidas, quizás ya se merezca, aunque sea compitiendo con la gran Meryl Streep.

Una gran película que posiblemente no se reconozca tanto como otras que este año van de grandes favoritas a los Oscar. Pero una obra dura y hermosa que merece ser vista, dejando que el drama de los personajes nos llegue y haga reflexionar.

lunes, 23 de febrero de 2009

Milk

Otra de las películas nominadas a los Oscar que me he tragado para estar preparado de cara a la gala, es "Mi nombre es Harvey Milk", o simplemente "Milk", que tiene tantas como 8 nominaciones y que es muy probable que al final no se lleve ninguna, pese a la magnífica interpretación de Sean Penn.

El señor Harvey Milk fue un activista gay que pasó a la historia por su acceso a la concejalía de la ciudad de San Francisco y su lucha por defender los derechos de los homosexuales.
Un tipo que decidió no solo salir del armario, sino pelear en campo abierto contra todos los prejuicios que producía su forma de vivir su sexualidad, orgulloso de ello y sin intentar ocultarlo o pasar desapercibido. Y que fruto de su pelea se convirtió a su muerte en un mártir por la causa gay, lo cual facilitó, aun más si cabe, que San Francisco se convirtiera en la capital del mundo homosexual.

La película está dirigida por un director como Gus Van Sant, habituado a trabajar con historias de crecimiento personal (vease por ejemplo "El indomable Will Hunting" o "Descubriendo a Forrester"). No es una dirección que llame especialmente la atención, pero consigue conducir al espectador hacia donde él busca, permitiéndole ver tanto las grandezas como las miserias del personaje, lo cual se agradece en este tipo de películas. Y si bien en este caso la historia real de Harvey Milk se lo da casi todo hecho, no es menos cierto que el guión está muy bien cerrado, conjugando las vivencias privadas de Milk con su ámbito público de una forma muy natural y creíble.

Pero lo mejor de la película está sin duda en la labor de Sena Penn, que si el mundo fuese justo con esta película debería llevarse un nuevo Oscar. Este año parece que todo se decanta hacia Micky Rourke, al que aun no he visto su interpretación, pero me cuesta creer que pueda resultar más creíble en su papel de lo que Penn ha conseguido ser con el suyo. Y es que a uno, que le ha visto interpretar a personajes tan diversos como al asesino de "Pena de muerte" o al discapacitado de "I am Sam", le resulta bastante inexplicable no haberse dado cuenta hasta ahora de lo alocadamente homosexual que es Sean Penn...


Por lo demás, la película es más interesante que entretenida. Me gustó por que me pareció curioso conocer como había evolucionado el movimiento gay en San Francisco, y el tipo de luchas que tuvo que afrontar. Pero la verdad es que todo queda en manos de la capacidad para transmitir de Sean Penn, porque en ese aspecto lo cierto es que la película podría ser un simple documental y el resultado hubiese sido el mismo.
No apta para personas con prejuicios ante los homosexuales ni para aquellos que, sin ser homófobos, prefieran no ver besarse a personas del mismo sexo. Que, aunque no hay nada especialmente subido de tono, tampoco es plan de ir al cine a pasarlo mal con según que escenas.

Ineludible para fanes de Sean Penn y para cualquiera que sea capaz de ver cualquier película solo por una buena interpretación. Para los demás, una película para pasar el rato y aprender un poco de historia actual, con pocos atractivos más...

Los Oscar 2009.

Esta noche se han entregado los premios Oscar.
Como todos los años, ha sido divertido disfrutar de los momentos previos en la alfombra roja y de todos los demás momentos de la gala que he visto.

Porque, como todos los años, me he vuelto a quedar dormido a su comienzo, y me he perdido cerca de una hora y media de la misma... soy un desastre...
El caso es que, como todos los años, me he esforzado en ver todas las películas candidatas a mejor película antes de la gran cita, aunque mi política de racionamiento de la información ha hecho que no os haya puesto aun todas las críticas (bueno, eso y que "El desafío: Frost contra Nixon" la vi ayer, y todavía no he escrito nada).
Por eso, cuando leáis las críticas, viereis que hago referencia a los premios como si no se hubiesen entregado todavía. Y quienes hayan visto la gala, o al menos la entrega del Oscar al mejor actor, verán también como Robert de Niro me ha robado un chiste, el muy cabrón...
Por cierto, me ha gustado mucho esa forma de darle el premio a los mejores actores, otorgándole un protagonismo personal a cada candidato, de forma que parecían menos perdedores...

Solo puedo decir que lo que he visto de la gala me ha gustado, que es evidente que tenemos mucho que aprender (y dinero que gastar, la verdad) para tener algo mínimamente parecido en España, y que sigue siendo un espectáculo de dos caras contradictorias: tremendamente atractivo y visualmente impactante, y con un regusto a engaño que tira para atrás...

viernes, 20 de febrero de 2009

Slumdog Millionaire

En los últimos años se ha puesto de moda poner entre las favoritas a los Oscar alguna película de origen más humilde que las típicas producciones made in Hollywood. Ya pasó hace dos años con "Pequeña Miss Sunshine", y el pasado con "Juno", ambas magníficas películas independientes.
Y este año le ha tocado la china a "Slumdog Millionaire", que si bien está dirigida por un director tan conocido como Danny Boyle, no tuvo una producción sencilla ni especialmente boyante, y también tuvo que hacerse su hueco ganándose al público y la crítica.

Parece difícil creer que Hollywood vaya a darle el premio gordo a una película con esas características. Pero es más que probable que sí, que este sea el año, que con todos esos problemas que ha tenido la industria durante finales del 2007 y parte del 2008, este año decidan no buscar superproducciones locales y miren algo más allá de su propio ombligo para dar el Oscar a otra algo más humilde. Así que decidí ir a verla para poder tener criterio propio antes de que le lluevan más premios y no pueda presumir de haberla visto...

Y he de confesar que me gustó, sin estridencias, aunque por lo que me dijeron no sea muy fiel al libro en que se inspira. Que está muy bien contada, dejando que conozcamos poco a poco a los personajes principales y enfocando el desarrollo de la película hacia su desenlace, apoyándose en los propios capítulos que el concurso "¿Quiere ser millonario?" dicta. Y que me pareció entretenida y conmovedora, aunque demasiado bondadosa (¿ñoña?) al final.
Pero que sea como sea no pasará a la historia ni será recordada como una de esas películas que uno debe ver obligatoriamente, pese al buen gusto que pueda dejar al salir del cine. Simplemente se recordará como una buena película, agradable de ver y emotiva, a la que le dieron los premios más gordos porque ese año ganó Obama y el mundo tiene que cambiar...
Lo cual, de paso, explica porque no ha recibido ninguna nominación en las interpretaciones...


Dicho lo cual, solo puedo recomendarla, porque lo cierto es que la película merece ser vista. No me parece la mejor dirigida por Danny Boyle, que no me gusta demasiado aunque creo que hizo un trabajo estupendo en "28 días después", pero he de reconocer que está bien llevada. Y es más que probable que le den el premio al mejor guión adaptado (me desdigo de lo de "El curioso caso de Benjamin Button"), porque el guión es muy bueno, aunque tienda a alejarse de la historia original.
Y que espero que suponga un motivo de reflexión para todos aquellos que la vean, para intentar entender un poco las grandes diferencias que existen entre los países donde todo es fácil, como el nuestro, y aquellos donde simplemente seguir viviendo es una verdadera aventura (y sabe dios que la India no es ni mucho menos uno de los más difíciles).
Disfrutadla.

jueves, 19 de febrero de 2009

Bajo del mar...

El pasado día 17 apareció la siguiente noticia:

Dos submarinos nucleares con misiles atómicos chocan en el Atlántico

Uno lo piensa fríamente, y sorprende que en un entorno en el que el movimiento de esos submarinos es en tres dimensiones, y con tanto espacio físico como el vasto Océano Atlántico, dos submarinos puedan colisionar. Y encuentro tranquilizador saber que solo había una posibilidad entre varios millones de que un accidente así sucediera. Pero aun así, no termino de encontrar la paz con ello, no... Porque hay cosas que no terminan de cuadrarme...

Yo solo conozco esos enormes submarinos a través de las películas, y la verdad es que no pensaba que sus sistemas antidetección fueran tan buenos. Me he cansado de ver a esos técnicos, con orejas de Topo Gigio, identificando a los diferentes submarinos de las flotas ajenas solo por el sonido de su motor, y nunca pensé que un accidente así pudiera suceder.
Pero parece ser que los militares están muy satisfechos, pues el accidente demuestra la calidad de esos caros sistemas de ocultamiento. E incluso el ministro francés de Defensa, pues Francia y Reino Unido son los países implicados, ha llegado a decir que el accidente es "simple", ya que esos submarinos hacen menos ruido que una quisquilla...
Y aun así, hay algo que intranquiliza en todo esto...

Pero bueno, al final el accidente no fue muy grave, los submarinos viajaban a muy poca velocidad y aunque golpearon casi frontalmente, no sufrieron daños que hicieran peligrar a sus tripulantes, más de 250 entre ambos, que salieron totalmente ilesos.
Se calcula que la reparación de las embarcaciones costará algo así como 70 millones de dolares. Pero podemos alegrarnos todos de que nadie sufriera daños personales, y a fin de cuentas 70 millones no son tantos para dos países como Francia y el Reino Unido, verdaderas potencias económicas y financieras.
Y mira que releo lo que escribo y aun así me siento inquieto...


Será porque los dos submarinos reunían entre ambos 32 misiles y decenas de cabezas nucleares, y porque su potencia destructiva combinada es de aproximadamente 1400 veces la de la bomba atómica de Hiroshima. O porque el hecho de que seamos tan retorcidamente buenos al diseñar sistemas de ocultamiento los convierta en un potencial peligro de destrucción masiva por la "simple" cuestión probabilística de cruzarse accidentalmente en un océano cualquiera...
Pero vamos, que siempre he sido un poco paranoico, así que seguramente mi nerviosismo sea más por una hipocondría mal llevada, mucho stress laboral o tan solo por picores primaverales... ahora, en febrero...
Que Neptuno nos coja confesados...

lunes, 16 de febrero de 2009

Miedo y dolor...

Acabo de ver una entrevista con Punset en la que ha dicho algo así como que "la felicidad es la ausencia del miedo", y me ha gustado la frase.
La he buscado por internet para ver si la encontraba completa y me encuentro con un blog que le cita textualmente, y lo que dice exactamente la frase es:
"La belleza es la ausencia de dolor de la misma manera que la felicidad es la ausencia del miedo. Somos lo que somos en gran parte, porque la belleza es un predictor excelso de la salud, nos da la medida de cómo estamos." (Eduardo Punset)


Y veo en ese mismo blog como casi todo el mundo está de acuerdo con Punset en la parte de la frase que recordaba, mientras casi nadie cree que la belleza sea ausencia de dolor...
Pero es normal. Lo de que la felicidad es ausencia de miedo es algo que todo el mundo interioriza en algún momento, al crecer, al ser consciente de lo que le rodea, al madurar y conocerse bien aceptando sus miedos y fortalezas. Es algo que está en un ámbito más psicológico, emocional, es algo que todos vivimos.
En cambio la referencia al dolor y la belleza es mucho más técnica, científica, y solo se comprende con un contexto muy amplio que no está sobreentendido por las vivencias de las personas. Es una frase con profundas implicaciones biológicas, y aunque la última parte de la cita quiere explicarla, se queda demasiado a medias.

A lo que se refiere Punset, y que ha explicado más en profundidad en la entrevista, es a que en la evolución del ser humano, la selección natural, que nos ha hecho llegar a ser lo que somos, se ha basado mucho en reconocer en la posible pareja aquello que nos hace sobrevivir mejor. Sostiene que los más sanos, aquellos con mejores aptitudes para mantenerse vivos, son los que han tenido más éxito biológico.
Y ese proceso tiene una traducción en el exterior. Aquellos cuyo organismo tiene un mejor funcionamiento son más armoniosos, textualmente más simétricos (esto podría tener profundas bases embriológicas que no voy a explicar, pero lo daremos por válido). Y esa simetría es la que nuestro cerebro está preparado para identificar como bello.

Es una afirmación un tanto arriesgada, pues la vida humana es tan compleja gracias a nuestra conciencia, que suponer que uno sobrevive mejor por tener mejor salud es suponer demasiado. Como decía un profesor mío de Antropología, en la verdadera selección natural no sobreviven los mejores sino simplemente los que sobreviven, que por eso acaban siendo los mejores.
Y en ese sentido, en el caso del ser humano, tan longevo que su periodo reproductor acaba antes que su vida, esa necesidad de salud no parece tan obvia: el que vive más no es mejor.
Pero además, porque somos humanos y nuestra conciencia y capacidades cognitivas son aspectos tan importantes, nos fijamos en otras cosas que no son únicamente la belleza, ese supuesto reflejo exterior de nuestra buena salud. Y el mundo está lleno de feos inteligentísimos e ingeniosísimos que no tienen dificultades para encontrar pareja.

Yo no estoy de acuerdo con Punset, aunque no le voy a negar cierta razón.
Sobre todo en el asunto de la relación entre la simetría y la identificación instintiva de la belleza, de la que existen estudios bastante contrastados. Y en que es posible que una gran simetría externa pueda ser reflejo de un buen funcionamiento del organismo (por lo menos en cuanto a su funcionamiento interno, sin tener en cuenta organismos patógenos).
Pero no estoy tan seguro cuando se trata de relacionar dolor y belleza.
Pues aunque se basa en inferir el dolor de la falta de salud, el término dolor es demasiado amplio como para ceñirlo así, y el termino belleza en cambio se escapa de la mera percepción de salud.

En cambio, no puedo estar más de acuerdo con Punset en la relación entre el miedo y la felicidad. Y aunque sea una simplificación excesiva, casi diría que a medida que me hago mayor soy más feliz en tanto en cuanto pierdo miedos, y más infeliz según aparecen otros nuevos.
Y me parece un concepto tan puro y bello que no creo que me haga ningún daño aceptarlo, sin ningún miedo...

Nos vemos...

viernes, 13 de febrero de 2009

Un Pingüino En Mi Ascensor

Inicialmente creado y compuesto únicamente por José Luis Moro, el Pingüino por excelencia, y después formado por el anteriormente citado y el ex "La Mode" Mario Gil, Un Pingüino En Mi Ascensor es un curioso grupo al que hoy he decidido traer aquí tanto por motivos musicales como personales.

Decir que te gusta el Pingüino es definirse mucho. Quiere decir que te gusta un determinado sentido del humor y que eres capaz de apreciar determinadas canciones más allá de que musicalmente sean algo pobres. Y que aprecias el humor de una letra irónica aunque esté envuelto de las palabras más ñoñas y el formato parezca sacado de una feria de pueblo.
Porque el Pingüino se hizo famoso tocando sus teclados casi Casiotone, con una música que hubiese producido vergüenza ajena a las cabras de las actuaciones callejeras. Pero con unas canciones grandiosas entre las que consiguió hacer destacar "Espiando a mi vecina" o "Atrapados en el ascensor", y entre las que yo, personalmente, siempre preferí "Juegas con mi corazón" o "Mi café".

En mi infancia y preadolescencia disfruté del Pingüino, sus canciones y sus Pingüinettes, gracias a los discos de mis hermanos, aunque casi le tenía medio olvidado. Pero entonces sucedió algo que volvió a encontrarme con él, y un día del que difícilmente se acordará nadie, me vi encima suyo, explotando globos, participando en nombre de mi colegio en un famoso concurso de televisión presentado por un conocido showman del que apenas sacamos casi nada más que esa imagen. Toda una extraña experiencia de la que aun no me he recuperado del todo...

Después el Pingüino casi desapareció, y durante muchísimo tiempo no volví a saber nada de su música. Pero un buen día alguien me invitó a un concierto de unos tipos que se dedicaban a hacer canciones en plan coña, algo parecido a Los Petersellers. Se llamaban Los Jumentos, y entre sus innumerables componentes, allí estaban Mario Gil y José Luis Moro, con unas letras mucho más salvajes pero inconfundibles. No he podido encontrar registros de esa actuación, pero no la he olvidado...

Tras aquello, he vuelto a ir a un par de conciertos del Pingüino, y he sabido de su éxito como publicitario extravagante en la agencia Remo. Pero la verdad es que para mí siempre será ese tipo curioso que destacó con una fórmula payasa y haciendo, aparentemente, justo lo que le apetecía. Algo que queda claro al ver este vídeo:



Y hoy por hoy, lo último que he sabido de él es que participaba en la nueva edición de Eurovisión, con una de sus canciones tontas y ninguna expectativa. Solo se puede disfrutar, está claro.
Espero que os guste.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Sun Tzu,”El Arte de la Guerra”

Aunque habitualmente se ha adoptado a Sun Tzu como un general chino procedente del estado Ch’i, y se le ha conocido como el autor de “El Arte de la Guerra”, lo cierto es que no hay referencias históricas suficientemente fiables sobre su procedencia ni existencia real, y es probable que no existiese más que como escritor y nunca llegara a ser un guerrero.
Ahora bien, sea como fuere, el propio estilo y desarrollo del libro hacen pensar que fue escrito por una única persona, como un conjunto y una obra completa. Por lo que el mérito del personaje no deja de ser muy grande, al contemplar lo avanzado de su compendio de ideas sobre las confrontaciones.

Como obra, se puede datar “El Arte de la Guerra” entre el 400 a.C y el 320 a.C, basándose en sus referencias y en algunas de sus ausencias (la falta de un capítulo específico para la caballería siempre se ha interpretado como prueba de que el libro es anterior al uso militar de ésta). El libro se divide en 13 capítulos, cada uno de los cuales se centra en tratar diferentes aspectos a considerar por un buen estratega a la hora de combatir (la topografía, la forma de maniobrar, la disposición del general y de las tropas, el empleo de espías…).

Estos capítulos se estructuran en forma de versículos cortos que explican distintos aspectos del capítulo a tratar, dando pautas de comportamiento ante las diferentes posibilidades que un general puede encontrarse en la batalla, tanto en aspectos tácticos como estratégicos. Y aunque pueden llegar a ser bastante específicos, lo cierto es que sus explicaciones pueden ser siempre entendidas de forma metafórica y extrapoladas a cualquier situación de confrontación que hallemos en nuestra vida común, por lo que aun hoy en día aportan un conocimiento muy aprovechable en casi cualquier ámbito de nuestra realidad.

Sin entrar en muchos detalles, Sun Tzu hace una valoración de cómo debe ser un general, que resulta especialmente rica en el tema psicológico, y otorga claves de comportamiento esenciales para aprender a dirigir a un grupo en casi cualquier contexto. Y en esas claves, se hace un especial hincapié en:
1. La capacidad de prevenir cualquier situación de riesgo, incidiendo en la necesidad de poder analizar las situaciones de una forma rápida y emocionalmente despegada.
2. En mostrar una gran flexibilidad de posturas, para poder cambiar ágilmente un comportamiento que no esté rindiendo frutos, centrándose en este caso en no mostrarse obstinado con planes que no den resultados y en ser capaz de emplear diferentes estrategias ante situaciones parecidas, para evitar la anticipación del rival.
3. Conocerse uno mismo tanto como al rival. El conocimiento es fundamental en cualquier batalla. Es necesario conocer al rival y el contexto en que se va a combatir, pero también es necesario ser consciente de las propias fortalezas y defectos, para poder anticipar fallos y emplear ventajas.

Finalmente, la filosofía guerrera de Sun Tzu se destila en dos ideas:
- Que el arte de la guerra se basa en el engaño.
- Y que el supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar. Lo cual solo se consigue con una total superioridad estratégica sobre el rival.

En ambos casos es fundamental tener muy en cuenta los puntos anteriores.

Hoy en día Sun Tzu podría parecer un simple recuerdo.
Pero su estilo, tan oriental, de ofrecer metáforas de muchos significados y pensamientos profundos escondidos en palabras simples, hace que se sigan empleando sus enseñanzas en ámbitos empresariales, o en cualquier otro que implique liderar un grupo en pos de un objetivo y en competición con otros.

Sin duda, "El Arte de la Guerra" es una gran obra de la que se pueden sacar muchísimas conclusiones. Echadle un ojo, que es corto y no aburre en absoluto...

lunes, 9 de febrero de 2009

El curioso caso de Benjamin Button.

Inspirada por una historia de F. Scott Fitzgerald (que puedes leer en internet en inglés o español), de la que se separa enseguida, "El curioso caso de Benjamin Button" se ha confirmado como la gran aspirante a los premios Oscar de este año, a la que concurre con 13 nominaciones. Y como ya sucedió con "Forrest Gump", película que también obtuvo 13 nominaciones y a la que recuerda en su estructura y en algunos pasajes de su historia, bien podría pasar que acabe llevándose muchas estatuillas.

(A partir de aquí, mejor leelo otro día si quieres evitar que te desvele partes de la película. No soy demasiado descriptivo, pero puede que prefieras no saber tanto).

Sus semejanzas con "Forrest Gump" comienzan en situar a Benjamin, un personaje de circunstancias excepcionales, en un mundo de asfixiante realidad, provocando un primer choque que acaba siendo aceptado con naturalidad por el espectador. Y, posteriormente, en desplazar el centro de la historia desde las vivencias de ese personaje principal, narrada en pequeños capítulos igual que la vida de Forrest, hacia una relación de dos, convirtiendo la película en una verdadera historia de amor que, por motivos obvios, acaba siendo imposible.
Además, el personaje femenino de ambas películas no resulta ser solo un accesorio del protagonista, sino que aporta mucha fuerza y es el motor de buena parte de las acciones del mismo, dándole un carácter fuerte que le viene muy bien a la historia.

La película deja un montón de buenas ideas para reflexionar. Hay una que me gustó mucho en otra película, "El Hombre Bicentenario", que es la angustia que provoca en los personajes la imposibilidad de vivir su amor de una forma completa, por el diferente modo de vivir el paso del tiempo. En aquella, protagonizada por Robin Williams, el hecho de ser un robot hace que no envejezca, lo cual provoca una situación terrible ante el deterioro de su esposa. Y al final se resuelve con el desarrollo de un sistema para envejecer y morir que otorga un gran romanticismo a la situación, pues se llega a la conclusión de que el amor es más fuerte que la muerte.


En ésta película suceda algo parecido. La relación de amor va más allá de lo humanamente posible, y Benjamin decide que, si quiere darle a su mujer una vida adecuada, es mejor desaparecer antes de que él sea un niño y ella una anciana. Y eso acaba desencadenando el final trágico que la película necesita.

Por otro lado, la película tiene también otra moraleja romántica que se deriva de la vivencia de Daisy, ella.
Daisy es una mujer fuerte y liberada, al menos para su época, muy independiente, que acaba, como todos de una forma u otra, golpeada por la vida. Daisy aprende de forma traumática que la vida es mejor si se comparte y que no debe rechazar a Benjamin como si él fuera a coartar su libertad, sino aceptar que a su lado se va a sentir más libre, y con ello más fuerte.
"Prometo nunca más perderme y sentir pena por mi misma", dice cuando todo se vuelve más difícil. Y lo consigue gracias en parte a Benjamin y gracias sobre todo a comprender que "uno nunca sabe lo que le espera", que más vale vivir sin miedo y sin lamentarse por las ocasiones pasadas. Y que desprenderse de deseos innecesarios evita frustraciones estúpidas.

Porque esa es otra de las ideas que deja la película. El hecho de que la vida de Benjamin vaya al revés y su final sea tan predecible, no hace en realidad que su existencia sea tan diferente de la del resto. Porque nada cambia lo anterior, que nunca sabes lo que te sucederá, y una vida que comenzó mísera y salvada del desastre por la humanidad de la madre de Benjamin, desemboca en una serie vivencias maravillosas.
El destino, en ese sentido, es casi un personaje más de la historia, y se hace patente a lo largo de toda la narración, con especial énfasis en una escena que, narrada desde la imaginación por el personaje de Benjamin, describe la concatenación de sucesos que derivan en un accidente de tráfico que provoca un giro en la película.

En cuanto a aspectos técnicos, empezaré por los actores, que se benefician de la calidad de la historia para disfrutar de muchas escenas donde demostrar su capacidad en distintos registros. Lo hacen muy bien tanto Cate Blanchett (guapísima) como la nominada Taraji P. Henson, la poco explotada Tilda Swinton y, por supuesto, Brad Pitt. No creo que éste último sea merecedor del oscar, aunque sea muy posible que acaben dándoselo. Y no porque no haga un buen trabajo, sino porque, en buena parte de la película, tiene demasiado maquillaje para mostrar una gesticulación facial verdaderamente apreciable, y eso mina su buen trabajo corporal; muy convincente, eso sí, cuando hace de anciano.
El guión esta muy bien, trabajando los personajes y las situaciones clave de la película, aunque tengo también mis dudas de que sea merecedor de un oscar como mejor guión adaptado. Más que nada porque su base en el relato de Scott Fitzgerald es más que somera, y quizás estaría mejor en la categoría de guión original (donde, personalmente, tampoco se lo daría, pues prefiero la perfecta sencillez del guión de "Wall-E"). Pero casi seguro que se lo llevará, y no deja de ser muy bueno, con mucho sentido del humor, y también mucha tragedia, en diversas situaciones en las que se confronta la edad mental de Benjamin con su edad real. Cómo pierde la virginidad, su primera borrachera o su rebeldía en cuerpo de viejo resultan situaciones bastante graciosas. Pero los achaques de su mente cuando en realidad tiene un cuerpo de niño, o la frustración de ser un anciano y querer salir a jugar a la calle también forman parte de la vida de Benjamin.


En la dirección , David Fincher hace un buen trabajo, conduciendo perfectamente la historia y el trabajo de los actores. Hay algunas imágenes en las que se recrea demasiado en cierta ñoñería, como las diferentes de los colibríes, pero he de confesar que fueron sensiblerías que me gustaron bastante. Toda la película tiene un tono lírico muy alto que hace que despierten fácilmente los sentimientos, y se disfrute como una gran experiencia cinematográfica.

Para concluir este largo post, solo comentaré que, aunque quede un poco forzado como símil y parezca un largo pegote dentro de la película, ésta comienza con la preciosa narración de la historia de un reloj que marcha hacia atrás y cuya existencia queda en ese momento entrelazada con la vida de Benjamin.
Y lo comento porque en cierta forma representa lo que la propia película me pareció, algo muy bonito, aunque fuera de sitio y época.
No se explicarlo mejor, pero esa fue mi sensación: de extrañeza dentro del panorama cinematográfico actual.
Y es por eso que me parece una obra muy recomendable para ir a ver, preferiblemente antes de la entrega de los oscar, para poder comparar así con sus competidoras.
Que tendrán que ser muy buenas para mejorar a la presente...

viernes, 6 de febrero de 2009

Rien ne va plus!

Una de las cosas que siempre se debe tener muy claro al ir a un casino es que la banca siempre gana. Que la suerte que uno pueda tener no deja de ser una concatenación de sucesos exitosos en una serie que, como hecho estadístico, siempre suma más fracasos. Y que más vale ir a divertirse e imponerse un límite de pérdidas, o retirarse cuando se está ganando, que dejarse llevar por la codicia y la mala sangre, buscando vencer a quien, por norma matemática, siempre va a sacar beneficios.


Y en la vida fuera del casino pasa casi exactamente lo mismo, que la banca siempre gana. Y en un año de comienzo de crisis, en el que los bancos se acorazan para que sus balances no se descuadren y no poner en riesgo su existencia, vemos como el Banco de Santander acumula beneficios de 8.876 millones de euros, tan solo un 2% menos que el año pasado, y eso tras descontar los 1300 millones en acciones que va a dar a sus timados por el caso Madoff. Nada mal si tenemos en cuenta que su índice de morosidad ha subido del 0,95% con que cerró el 2007 a un 2,04% del año pasado, con lo que eso implica en provisiones para cumplir con el Banco de España.

El otro día discutía con un amigo si los bancos y cajas españolas tienen o no dinero, y porque no lo prestan. Según él, los bancos no prestan por falta de confianza en el cliente. Quieren asegurarse de que se les va a devolver ese dinero, y ahora mismo la situación no es propicia. Según mi hipótesis, a los bancos no les sobra el dinero, pues tienen que hacer frente a muchos vencimientos muy cercanos, y saben que el aumento de la morosidad les obliga a provisionar más. Sin más, creo que no tienen verdadera liquidez pues lo que les llega tal cual entra se va.
Y seguramente la realidad esté en un punto intermedio entre ambos.

Pero cuando uno ve determinadas cifras de beneficios y observa hasta que punto han restringido el acceso al crédito sin ningún tipo de discriminación (se ha acabado estudiar al cliente, los bancos no están bloqueando el crédito solo a los de más difícil pago, no, lo hacen casi a todos por igual), no puede dejar de indignarse con las entidades bancarias que han sido cómplices activos de la situación económica actual, y que no cumplen con cierto deber moral contraído con aquellos a los que ayudó a inflar.
Y, sobre todo, con el contraído con un país que, a través de su gobierno, les ha ayudado a deshacerse de activos que les sobraban en un momento para ellos crítico (por mucho que lo nieguen), facilitando su subsistencia. Y con el que ahora no mantienen ningún tipo de reciprocidad, condenando a un montón de empresas a un paulatino deterioro que puede desembocar en su quiebra.
Con ganancias como esas, claro que se pueden permitir dar más créditos, y por su propio futuro, más vale que lo hagan.

Me molesta la banca, me molesta escuchar esos tremendos beneficios, inmorales, cuando todos vamos hacia abajo. Y me duele constatar una vez más que el sistema bancario, por muy necesario que resulte en el tipo de sistema social que vivimos, no deja de ser un tremendo engaño en el que unos pocos siempre se benefician.
Y solo me hace sacar una sonrisa ácida, torciendo el gesto, pensar que somos como Remedios Amaya en Eurovisión, buscando unos puntos que nos dejen en un lugar digno, cantando "Ay, quien maneja mi banca quién... que a la deriva me lleva quién...".


Ahí les dejo una foto del diablo, con sus inconfundibles camisa blanca y corbata roja (sí, siempre usa la misma combinación, en cualquier foto que encuentren. JD me lo hizo saber)...

martes, 3 de febrero de 2009

Valkiria.

El 20 de julio de 1944, el coronel Claus Von Stauffenberg, miembro del Estado Mayor del ejército alemán que había quedado lisiado en sus misiones militares en África, ejecutó un atentado contra la vida del Fuhrer que casi consigue culminar con éxito. De los preparativos que se realizaron para llevar a cabo aquel intento de golpe de estado, y de como se sucedieron los acontecimientos después, trata la última película de Bryan singer, "Valkiria", interpretada por Tom Cruise.


Yo no sé si a vosotros os pasará lo mismo, pero últimamente cada vez me es más difícil ver películas protagonizadas por Tom Cruise. Me cae mal, y cuando saca algo nuevo no puedo evitar relacionar su obra con él mismo. Y claro, todo sale malparado.
En este caso, me fui con la sensación de que Tom no aportaba gran cosa, y que había escogido el papel pensando en la grandeza que podía darle, sin darse cuenta de lo pequeño que quedaba ahí dentro. Como si hubiese escogido a un héroe tullido como medio para ampliar su fama, y todo ello hubiese quedado reducido a su propia altura personal.
Imagino que será el precio que paga por la estúpida publicidad que ha hecho de si mismo, relacionada con la cienciología...
Y en esta película, a pesar de algunas virtudes, me quedé bastante frío al verla. No es por plagiar a Carlos Boyero, pero lo cierto es que casi cualquier cosa que pudiera decir de ella ya las expuso él en su crítica de "El País".

Aun así, de cara a hacer este pequeño post, me he empapado un poco de lo que cuenta la película y de las vidas reales que en ella aparecen. Y he de admitir que resultan muchísimo más interesantes que la propia narración que nos presenta Bryan Singer. Quizás por lo que dice Boyero, porque no se puede hacer una supuesta intriga de algo que sabes no solo como acabó, sino incluso de que forma se llegó a ese fin. O quizás porque, puestos a conocer sucesos históricos, son más interesantes cuando no se presentan envueltos en una pomposa forma de reverenciar al actor protagonista de la película, sino en una forma más objetiva de narrar la vivencia del personaje.
Por eso, las virtudes que digo que tiene el film están todas relacionadas con lo que implica el ser fiel a como sucedieron las cosas, por cinematográficas que puedan resultar.

Von Stauffenberg fue un tipo curioso, de profundas creencias progermánicas. Su odio hacia Hitler, y su decisión de acabar con su vida, parece que tenían mucho que ver tanto con su desprecio por la forma salvaje de actuar del ejercito alemán, en casos de genocidio y diversos exterminios, como con sus propios conocimientos militares y su desaprobación de las tácticas del Fuhrer, especialmente sus fallos en Rusia.
Pero, aunque quizás no con raíces racistas, sí que parecía creer en la superioridad del pueblo alemán, tal y como muestra su "Juramento", y consideraba que Alemania debía quedar por encima de lo que el régimen nacionalsocialista podía conseguir. Y es muy probables que sea en ese contexto en el que se deban analizar sus actos, entendiendo que incluso estuvo dispuesto a participar en un atentado suicida para librar a Alemania del desastre al que la llevaban los nazis.

Considerando todo lo visto y leído, solo puedo decir que la película se deja ver sin más, y que es una lástima que no se encontrara una mejor forma de narrar una situación histórica que merece mucho la pena conocer.
Pero como en realidad no hace falta ir al cine para conocerla y la película tampoco aporta nada especial para ser llamativa por si misma, no veo motivos especiales para recomendarla.
Así que ya sabéis, solo para un último caso, y si no se encuentra nada mejor en la cartelera (algo complicado dado lo cercanos que quedan los Oscar). Para emplear dos horas, mejor leerlo todo en la Wikipedia...
Que la disfrutéis.

lunes, 2 de febrero de 2009

Los 300.

Me he vuelto a olvidar.
Llega una fecha importante, uno está más liado que de costumbre con sus cosas y se olvida de eventos a celebrar. Eventos que equivalen casi a cumplir años, y de los que no acordarse es un fallo grave...
Bueno, en realidad no es ni mucho menos grave, pero lo cierto es que me olvidé, y el día 23 de enero, al poner el post sobre "Heavy Metal", cumplí 300 posts publicados en el blog. Y como el 200 se me olvidó por completo avisarlo y solo lo comenté de pasada en el post sobre "Hulk 2", aquí quería hacerle una mención especial.


Es peor si lo que olvidas es referente a otra persona, claro. Olvidarse del cumpleaños de alguien o de un aniversario, o de cualquier fecha importante para otro y que debamos recordar no solo implica olvido sino que se ve como desinterés.
En este caso ha sido algo más personal y por lo tanto más perdonable. Aunque en cierta forma y pese a que algunos demasiado listos no sepan entenderlo, el blog es tanto mío como de sus lectores, y es posible que a vosotros también os guste saber que hemos llegado a esta cifra. Mis disculpas, y a seguir sumando todos.

Saludos.