lunes, 14 de diciembre de 2009

Paranormal Activity.

El miedo tiene sus claves y no es fácil manejarlo. Hacer una buena película de miedo es complicado y conseguir tocar la fibra de los espectadores, nada sencillo. Pero conseguir dar miedo, si se consigue, puede resultar muy rentable, y en Hollywood (y cada vez más aquí) lo tienen claro. Por eso hay un montón de películas que se gastan muchísimo dinero en intentar provocarnos miedo, aunque a veces sea mucho más simple y barato.

Cada cual tiene sus propios miedos, tan variables como la propia vida, aunque hay una serie de miedos que suelen tocarnos a todos. Es bastante universal el miedo a la muerte, a desaparecer, y a aquello ligado a ella, a los espíritus y los muertos que regresan, a los fantasmas. Y no en vano es la temática más habitual en el género. Una de las películas que más me ha inquietado jamás es "El Ente", y no es solo muy recomendable sino que además es, para mí, una clara precursora de la película que os cuento hoy.
Pero hay un miedo que está en la base de todos los demás y que, posiblemente, sea el más primitivo en su forma, que es el miedo a lo desconocido. Y cuando se juega bien con él se pueden conseguir resultados magistrales.

Uno de los mayores retos a la hora de conseguir dar miedo es lograr la implicación del público en la película. Se puede hacer trabajando bien la historia, consiguiendo que lo que se narra profundice en la cabeza de los espectadores, pero también se puede lograr a través de la técnica y el formato. En ese sentido son cada vez más comunes las películas que parecen documentos personales ("El proyecto de la bruja de Blair") o supuestas grabaciones documentales profesionales ("REC"), que se basan en emplear una narración en primera persona, desde la cámara, que hace que el espectador se sienta literalmente dentro de la película. Y luego ya depende de que se consiga el suficiente clima de terror para que la historia nos atrape o simplemente nos defraude (personalmente la de la bruja siempre me ha parecido un aburrido bodrio muy bien promocionado).

Y aquí llega una nueva muestra de ese tipo de películas, que en este caso combina cosas de un sitio y de otro para conseguir alcanzar un resultado que, a mi juicio, es más que bueno (y al menos seguro que sus autores también lo piensan, después de ver el resultado en taquilla).

La película comienza en el momento en que Micah compra una cámara con la que documentar a actividad paranormal que se produce alrededor de su novia, Katie. A partir de ese momento empieza a grabar todo lo que sucede en su vida común, sobre todo por las noches, intentando analizar si de verdad ocurre algo extraño o está todo en la imaginación de ella.
A partir de este momento, la película se convierte en el ojo de la cerradura por el que espiamos todo lo que acontece en la casa de los protagonistas. Con ello se consigue que nos sintamos partícipes de la situación, aunque se nos plantee desde el comienzo que todo sucede en el pasado. Y una vez captada nuestra atención, empiezan a producirse una serie de situaciones raras que irán inquietándonos poco a poco, hasta llegar al desenlace abrupto e inevitable que suelen tener este tipo de películas cuando simplemente se deja de grabar.

En cuanto a la generación del miedo, la película es muy efectiva por varios motivos. Inicialmente, porque nosotros, como espías de la escena, lo desconocemos todo. Y eso es interesante, pero también inquietante ante lo que vamos a encontrarnos. Lo desconocido es aquí muy palpable y difícil de manejar en la propia imaginación, así que es muy fácil caer en el clima de miedo que se nos ofrece.
Por otro lado, también desde muy al principio se nos plantea que existen entidades paranormales rodeando las vivencias de Micah y Katie, lo cual también hace que nuestra imaginación se desborde hacia nuestros propios miedos sobrenaturales. Y eso asusta.
Y por último, la propia forma de narrarnos las cosas, a veces como una grabación dirigida por Micah y otras como producto de dejar la cámara olvidada o fija en un trípode, sin nadie para manejarla, hace que en determinados momentos se pierda el sentido de control sobre lo que sucede, con lo que eso afecta al propio autocontrol del espectador.

Por todo esto, y pese a que al final la película pierde sutileza y, con ello, algo del miedo que genera, me pareció una película más que interesante. Ante todo, no sé si es una genialidad del autor o si este tuvo la suerte de dar en el clavo, pero la verdad es que el resultado es muy inquietante, y que te mantiene en vilo durante una hora y media en la que en muchos momentos se sufre de verdad. Pero además sorprende y ánima ver como con muy pocos mimbres se pueden hacer cosas tan buenas. Y pensar que la película costó solo 15.000 dólares y leva recaudados más de 100 millones, es algo que seguro que ha matado de miedo a más de uno de algún estudio...

Muy recomendable si te va el terror. Y de cine total, pues solo allí se apreciará adecuadamente el juego de imágenes y sonidos.
Espero que os guste.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Adventureland.

El mundo de la fama es a veces un tanto caprichoso, y otras depende tanto de determinados contextos que resulta impredecible.
Yo no sé hasta que punto los productores de la saga "Crepúsculo" sabían lo que manejaban cuando decidieron realizar las películas tirando de la serie de libros. Si tenían claro que era un bombazo y que iba a generar tanta expectación y alcanzar el éxito de taquilla que finalmente ha alcanzado, o si simplemente esperaban que fuesen películas con una buena rentabilidad, sin tirar cohetes. Pero lo cierto es que por la elección de sus protagonistas, chicos guapos pero no muy conocidos, me da que pensar que en principio no contaban con algo tan grande. Que apostaron por gente nueva para no inflar los presupuestos y seleccionaron entre caras no demasiado vistas. Y que solo a posteriori se han dado cuenta y, eso sí, han sabido incentivarlo y magnificarlo para ampliar al máximo su fama.

El hecho es que hoy en día tenemos nuevos sex-symbols en la oficina. Ellos, el vampiro y el hombre-lobo, robando el corazón de histéricas jovencitas, y ella, la humana, repartiéndose en un montón de películas para desencasillarse mientras continúa la saga vampírica (ganas tengo de verla interpretando a Joan Jett en el biopic de "The Runaways"). Y de la noche a la mañana todo lo que hacen es noticia y parece que son lo más grande que ha parido madre...

No conozco nada de la saga "Crepúsculo", lo confieso. Ni me he leído los libros ni he visto las películas ni tengo bases para juzgar su trabajo. Pero personalmente me sorprende el éxito de esta chica. No es nada fea, pero no es una belleza, y tiene un aspecto tan de persona torturada, aumentado por sus perennes ojeras, que resulta llamativo que sea tan atractiva para tanta gente (aunque quizás la moda del momento sea ese aspecto torturado y ella esté dando en el clavo, claro).

El caso es que gracias a ese éxito suyo se estrenó en España la película "Adventureland", en cuyo rodaje estaba cuando le hicieron el casting para "Crepúsculo", y que seguramente nunca hubiese entrado en nuestra cartelera de otra forma. Ni en la española ni en ninguna otra, ya qué que se estrene en el 2009 cuando fue rodada en el 2007 sólo se explica por ella. Porque no es una mala película, pero tampoco tiene nada que la haga excelente, porque es una película de producción independiente de esas que si no triunfan especialmente en Sundance pasan desapercibidas y porque está protagonizada y dirigida por medio desconocidos que simplemente hacen un trabajo muy decente.

La película se centra en la vida de James (Jesse Eisenberg) en el verano de su graduación en el "high school". Se supone que es un verano de disfrute, de vivir el premio que sus padres le habían prometido por alcanzar el objetivo de conseguir plaza en Columbia, de viajar y divertirse antes de iniciar la universidad. Pero el padre de James se ve descendido en su empresa, y los planes caen a plomo, y James se ve obligado a ponerse a trabajar en Adventureland, un viejo parque de atracciones, para conseguir dinero con los que empezar sus estudios tal como tenía planeado.
Pero Adventureland, que comienza siendo un odioso símbolo de su desgracia, se convierte en lo mejor que le podría pasar a James, un lugar donde descubrirse a si mismo, donde madurar, donde conocer gente y enamorarse. Y ese verano cambia por completo su vida.

Este tipo de historias tan "El guardián entre el centeno" aparecen de vez en cuando en el cine y no siempre están bien llevadas.
Pero en este caso funciona bastante bien. Sin abusar del romanticismo, sin querer resolverle la vida a cada personaje y sin evitar fracasos ni regodearse en los éxitos, resultando realista, Greg Mottola (que hasta ahora solo era conocido por haber dirigido "Supersalidos") crea una ficción creíble y llena de miserias personales y pequeños triunfos, como en la vida misma.
Si además los actores también están bien, el resultado tiene que ser al menos positivo, y lo cierto es que tiene muchas más cosas buenas que malas.

Pero peca en un punto relativamente crítico, y es en el ritmo.
No es que la película decaiga o tenga momentos en los que las cosas se aceleren o ralenticen sin sentido. Es simplemente que es lenta, y corre el riesgo de resultar aburrida para espectadores poco pacientes. Y que hoy en día hay mucho espectador impaciente para apreciar determinadas películas, pues en base a su calidad la película jamás debería haber tenido problemas para estrenarse.

Personalmente, me resultó una película bastante interesante, y me gustó y me sentí implicado con los personajes. No es una película enrevesada llena de situaciones complicadas, es solo una película sencilla que cuenta una historia casi íntima, aunque por el camino no se deja sin contar un montón de tragedias familiares. Y hace de esa sencillez creíble su mejor baza, pues conmueve sin buscar estridencias que puedan desequilibrar su guión.
Así que, para mí, es una película digna de ser vista en el cine. No para buscar unas horas de entretenimiento intrascendente, ni tampoco para comerse demasiado el coco con cuestiones serias, sino para algo intermedio en que nos conformemos con ver un rato importante de la vida de un desconocido. Si te aburren las cosas así, mejor déjala pasar, pero si te puede resultar interesante, es una buena opción.
Ya me diréis.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

The Sounds.

Hacía ya tiempo que no iba a un concierto, así que hacía tiempo que no comentaba ninguno por aquí. Pero este mes de noviembre pasado he tenido la oportunidad de ir a ver dos y me he dicho que no estaría mal romper el ritmo de posts que llevo, que casi solo me dedico al cine.

El primer concierto que fui a ver fue de un grupo escocés que es poco conocido, pero del que ya había hablado en el blog hace un tiempo. Me ha costado encontrar el post original porque ahora me he dado cuenta de que ni siquiera mencioné el nombre del grupo entonces, pero casi que compenso el error: Camera Obscura.
Pero no me voy a centrar mucho en ellos porque, aunque en vivo me demostraron ser una banda estupenda con un magnífico directo, la verdad es que fue un concierto más bien tranquilo, no me generó sensaciones extraordinarias. Si vuelven a venir es posible que vuelva a ir a verlos, pero no serán una prioridad, que queréis que os diga.

El segundo concierto en cambio fue algo distinto, una experiencia magnífica que repetiré cuando quiera que el grupo vuelva a Madrid (si no hay situaciones de orden mayor que lo impidan, claro). Se trata del grupo sueco (que no finlandés, como me dijeron en el concierto) The Sounds.
A The Sounds los vengo siguiendo desde su primer disco, en el 2002, cuando escuché en la radio la canción "Living in America" y enseguida me enamoré de la combinación del órgano con la voz de Maja, la vocalista, y la fuerza y ritmo impuesto por la batería y la guitarra.


Se podría decir que esos son los elementos principales del grupo, una combinación que hace que en la Wikipedia les incluyan como grupo de New Wave, pese a que para mi gusto lo que hacen es más bien rock independiente e incluso, en ocasiones, música pop y punk.
Pero al final da igual como quieras que lo llames si lo que suena suena bien. Y todos los discos de The Sounds suenan muy bien.
Lo que no sabía era que tal sonaban en directo, aunque había oído hablar muy bien de sus actuaciones. Algo sobre que Maja era un espectáculo en si misma, aunque no tenía noticias de que tal resultaba el resto del grupo. Y la verdad es que salí encantado del concierto, de la calidad de la banda y, sobre todo, efectivamente, de la vocalista, una de esas personas cuya actitud merece casi por si sola el pago de la entrada.

Me explico: el grupo es bueno. El teclista tiene momentos grandiosos en los que sus solos se hacen dueños del concierto, y son muy efectivos transmitiendo constantemente su intensidad al público. Apoyados en los sonidos fuertes de guitarra y bajo, y en la potencia de la batería, hacen que las canciones superen en directo toda la fuerza de la producción de los discos. Incluso hubo un momento en que sacaron a escena un par de cajas de batería electrónica y entre el guitarra, el teclista y el batería se combinaron para hacer un tremendo solo a tres manos, perfectamente sincronizados, levantando al público con algo como poco distinto a lo habitual. Y eso que ya de por si se trata de un público muy entregado que se sabe de pe a pa todas y cada una de las canciones.
Pero si el grupo tiene algo que se sale de verdad de lo normal, eso es su cantante: Maja, una chica que no es arrebatadoramente guapa pero que es algo más que resultona, y una tremenda fiera, al menos cuando se sube al escenario. Y su banda es perfectamente consciente de esa baza, así que le saca el mayor partido posible.

Para empezar, la primera canción la tocaron sin ella, cantando el teclista y con mucho efecto de humo, generando intriga. Pero fue terminar y aparecer ella, y revolucionarse la actuación. Lo primero que hizo Maja fue arrojar el cigarrillo que estaba fumando al público. Ella manda y hace lo que le da la gana, y el público lo entiende y lo acepta sumiso. Y después no dejó de seguir arrojando cosas: latas de cerveza, botellas, algún otro cigarrillo. Incluso puede que soltara algún escupitajo, sin perder aun así nada de su glamour salvaje...
Y a lo largo de la actuación acompañó el concierto con palabras constantes para levantar al público y de bailes subidos de tono para levantar a los muertos. Lo dicho, un verdadero espectáculo en si misma.
Os dejo con un vídeo que he encontrado en YouTube del mismo concierto al que fui, y que me ha sorprendido por la calidad del audio. Os haréis una idea de lo que digo:


Si no conocéis el grupo, os animo a buscar cosas suyas y escucharles sin calma: son un grupo destinado al movimiento. Y si podéis ir a verles actuar en algún momento, no lo dudéis; aunque no os guste mucho su estilo es sin duda un grupo que merece la pena ser disfrutado en vivo.
Termino con otro vídeo de una de sus canciones más conocidas. Este no es en directo, su misión es que apreciéis mejor al grupo:


Espero que os gusten.