martes, 30 de junio de 2009

Jacko.

Michael Jackson era un tipo que me provocaba sensaciones encontradas.
En los últimos años era más bien un personaje que rechazaba pero, aunque nunca he sido un gran fan de suyo, he de reconocerle que en lo que a la música se refiere era un tipo muy grande.
Y es innegable que discos como "Bad" y, sobre todo, "Thriller" forman parte de la gran historia del pop por méritos propios.
Últimamente parecía una máscara, una persona absolutamente perdida en un personaje demasiado frenético que se había creado para aumentar su fama y que ha acabado por destruirle. Y con los escándalos que le han acompañado, y su picado creativo, la verdad es que no voy a echar de menos nuevas canciones.

Confieso también que de todo el repertorio que alguna vez ha cantado Michael Jackson, mis favoritas, "Can you feel it" y "I want you back", pertenecen a su época de Jackson 5. Aunque también sé apreciar grandes canciones como "Billie Jean", "Beat it", "Thriller", "Bad", "Dirty Diana" o "Smooth Criminal", todas ellas de su gran época de los 80'.










Y, por supuesto, considero imprescindible el vídeo de "Thriller", que puso muy alto el listón y que siempre intentó superar (sin éxito) en sus siguientes trabajos.
Un verdadero icono de los 80'.
Como no he encontrado ninguna versión del vídeo original con una calidad decente que se pueda insertar en la página, aquí os dejo el link al vídeo del canal oficial en YouTube, que está muy bien. Casi casi una película...

Descanse en paz, Michael Jackson.

lunes, 29 de junio de 2009

Millenium.

El mundo de Millenium acabó el día que se murió Stieg Larsson, y es una verdadera pena. Dicen que acababa de entregar la última novela a su editora, justo antes de estrenarse la primera, pero su mala forma física le jugó una mala pasada y nos quedamos con su mal llamada trilogía, que en realidad es una concatenación de historias. Largas historias, llenas de otras más pequeñas, entrecruzadas, entretenidísimas. Y escritas con un estilo que hace que la narración vuele sobre lo que nos cuenta...

Escribí hace unos meses sobre la primera novela, en cuanto me la leí. Y no tardé demasiado en leerme la segunda, en cuanto llegó a mis manos.
Y en cuanto apareció a la venta el tercero me lo compré, y me lo leí ese mismo fin de semana, acompañándolo además del visionado de "Los hombres que no amaban a las mujeres" en el cine. Y la siguiente semana me llegó un email comentándome un artículo sobre lo mal escogidos que están sus títulos, copiados literalmente de su fantasiosa traducción francesa. Ahora me queda ese sentimiento de vacio que te invade cuando se acaba algo que te gustaba, así que he decidido dedicarle este post.

El mundo corrupto que describen las novelas es uno diferente del que nosotros, en nuestro desconocimiento latino, le solemos asignar a un pais como Suecia. Aunque por mucho que Larsson se empeñe en convertirlo en un caos, la fuerza de las instituciones y sus diferentes organizaciones públicas resisten con bastante fuerza. Pero llama la atención el grado de perversión que Larsson otorga a sus conciudadanos, haciendo mucho hincapié en el empleo de la violencia contra las mujeres, sobre el que desarrolla todas las tramas que finalmente conforman el conjunto de la trilogía.
No sorprende, por ello, que el personaje más carismático de la misma sea una mujer tan rara y maravillosa como Lisbeth, tan genialmente cuerda que es incapaz de aceptar la injusticia y reacciona en cambio ante ella con una sociopatía casi enfermiza. Aunque si me llama la atención que el personaje que supone su contrapunto masculino sea un tipo tan desagradablemente perfecto como Mikael, conquistador, asquerosamente integro, guapo, amigo leal y con una actitud de héroe que hace pensar que es la personificación del hombre que Larsson hubiese deseado ser.


En cuanto al cine, la película es una versión decente del primer libro. No es capaz de contener todas las ramificaciones de la novela, pero sí que recoge lo necesario para describir a los personajes esenciales, y presentar todas las bases de lo que serán las siguientes partes.
Tiene unos actores muy bien escogidos, sobre todo ella, que hace a la perfección un papel tremendamente complicado. Y está bastante bien resuelta, aunque es tan difícil mostrar tanta información como contiene el libro que al final la historia principal queda un tanto coja respecto a las descripciones de los protagonistas. Tiene sentido, ahora que conozco la trilogía completa.
Me gustó además la forma de mostrar la violencia contenida en la narración original, con suficiente crudeza, sin ahorrarse violaciones o asesinatos, pero sin hacerme desear tampoco salir del cine.
Una película bastante decente que se deja ver con gusto, sin muchas estridencias.

Ya lo comenté en su momento, pero la verdad es que no puedo dejar de recomendar la lectura de la serie. Quizás no sea la literatura más refinada del mundo, pero es sin duda una obra especialmente entretenida y muy amena, facil de leer, muy bien escrita. Un conjunto de novelas cargadas de vida y muerte, con una importante crítica de fondo sobre la hipocresía que vivimos y el engaño que la sociedad del bienestar que habitamos nos enseña y asumimos. El engaño de dejarnos llevar silenciosamente por la comodidad mientras dejamos que la basura se infiltre por sus grietas.
Os llevará una buena cantidad de horas pegados a los libros, pero seguro que os mereceran la pena. Disfrutadlos.

viernes, 19 de junio de 2009

Saint Etienne.

Saint Etienne es un fabuloso grupo inglés que lleva desde comienzos de los años 90' dando guerra en el mundo de la mejor música pop y dance.
Sus discos están plagados de canciones que levantan el ánimo y ponen en pie a cualquiera con algo de sangre en sus venas. Y tienen además el buen gusto de seguir en activo, con lo que, de cuando en cuando, se puede encontrar material nuevo del grupo o incluso se les puede ver de gira aquí en España.

En ocasiones practican un pop muy íntimo o hacen canciones climáticas más cercanas al chill out. También se mezclan a veces con ritmos latinos y de otras influencias o juntan orquestaciones que recuerdan a los mejores Pizzicato Five.
Pero a mí me llegan sobre todo cuando juntan su vena pop más juvenil con la dance y ponen a bailar al personal, cuado nos meten por los oídos los ritmos de canciones apasionantes como "He's on the phone", "Sylvie" o "A good thing". Si bien diría que su último disco de estudio, "Tales from Tumpike House", se tira hacia un estilo más decididamente pop que no me desagrada en absoluto...




Pensaba dejaros aquí un vídeo de una de esas grandes canciones ya mencionadas, pero me he encontrado con el vídeo de otra y ahora lo único que se me ocurre es poneros los dos:

"He's on the phone"


"Sylvie"


Y para terminar, una de esas cosas que las ves y cierras los ojos momentáneamente para comprobar si es o no verdad. Una versión del grupo del "La, La, La" escrito por el Duo Dinámico y con el que gano Eurovisión la única e incomparable Massiel.


Disfrutadlos.

miércoles, 17 de junio de 2009

Pandemia.

Pandemia: Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región.
Estamos desde la semana pasada en nivel 6 de alerta de pandemia, respecto a la gripe A(H1N1), según la escala establecida por la OMS. Dicho así no significa mucho, pues son pocas las personas que conocen el significado concreto de cada nivel. Pero basta con saber que es el máximo nivel previsto por la OMS para entender que no es poca cosa.

En realidad lo que indica ese nivel es que, efectivamente, estamos ante una pandemia. Los niveles anteriores eran niveles de alerta. Algo así como lo cerca o lejos que andábamos de considerar como pandemia una determinada enfermedad.
Así que pasar al nivel 6 no dice nada que en realidad no supiéramos, pues, con la expansión de casos en tantos países, aplicarle la definición era cuestión de matices. Y me imagino que no haber tomado la decisión antes tiene un fuerte componente político. Supongo que tomarse tiempo para preparar e informar a la gente es muy importan
te para intentar contener un pánico injustificado.

Porque cuando uno analiza la enfermedad, entiende que es muy posible que ese miedo esté injustificado, al menos aquí, en España. No hay más que ver como han evolucionado los casos que se han ido produciendo para darse cuenta de que se trata de una enfermedad de gravedad más que moderada. Y creo que se están gestionando b
ien tanto la información como las medidas, por lo que dudo que vaya a constituir un problema importante para el conjunto de la sociedad.
Ahora, eso sí, prepárense para que, en cuanto vuelva el frío, se reproduzcan los casos a nuestro alrededor. Algo que, si se supera como se está superando hasta el momento, nos hará más resistentes a la enfermedad, nos hará más fuerte
s de cara al futuro.

Otra cosa es lo que pueda pasar en otros países del mundo cuyos habitantes puedan estar peor preparados que la mayoría de los españoles. Me refiero a países donde la atención médica sea escasa o donde las condiciones de vida sean más difíciles. Países con pobreza más extendida donde la gente viva situaciones personales que les haga estar en mayor riesgo, y donde los medios sean escasos.

Habrá que ver como evolucionan los acontecimientos, con calma y tranquilidad, pero también confiando en que el hecho de que se haya seguido el avance de la enfermedad de una forma tan temprana permitirá atacarla de manera que se minimicen sus efectos.


Por lo demás, personalmente preferiría pasar la enfermedad lo antes posible. Quitármela de en medio y "vacunarme" de forma natural ante ella. Tampoco voy a forzarlo persiguiendo a enfermos para que me tosan encima, pero la verdad es que, visto lo visto, me parece la mejor de las opciones.
Y, sobre todo, sea como sea y venga lo que venga, lo fundamental es mantener la calma ante una enfermedad que transcurre con bastante levedad, mucho menor que cualquier gripe que padezcamos cada año, y que acabaremos, sin ninguna duda, superando.

lunes, 15 de junio de 2009

Los mundos de Coraline

Tenía muchas ganas de ver esta película.
Por muchos motivos. Porque me gusta mucho todo tipo de animación, ya que tengo claro que permite narrar de formas que a la realidad le queda lejos. Porque desde los primeros trailers y críticas tuve claro que era suficientemente siniestra como para ser interesante solo por eso. Y, por supuesto, porque me encantó "Pesadilla antes de Navidad" y no podía dejar de confiar en Henry Selick.

Y lo cierto es que salí del cine más que contento. Por todo lo que me esperaba y por cosas que no sabía que iba a ver y me dejaron gratamente sorprendido.

La historia es maravillosa. Es oscura, mucho, posiblemente demasiado aterradora para los niños, si es que alguien había pensado ir a verla con ellos. Es una fábula que, como todo buen cuento que se precie de serlo, contiene en su narración metáforas que pretenden enseñar al niño cosas importantes. En este caso, como ocurre en "Caperucita Roja", una metáfora terrible sobre las consecuencias de confiar en las lisonjeras palabras de quien nos vende un mundo de ensueño y solo pretende arrebatarnos nuestra alma.
Aunque, como buen cuento que es, también tiene otras lecturas muy interesantes que convierten a la película en una hermana cercana de "Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas" o de "El viaje de Chihiro". Así, con esta otra visión, se nos cuenta también lo que significa madurar, lo que implica en cuanto a decidir nuestro destino y lo que supone de enfrentarnos a nuestros miedos y también de abrirse a una nueva perspectiva de la realidad.Es, en cualquier caso, una historia genial sobre el tipo de cosas que uno debe aprender al crecer, aunque es difícil que un niño se dé cuenta de todo ello con plena consciencia (y, como ya digo, es tan siniestra que puede que a algún pequeño le provoque más miedo que otra cosa).

Por otro lado, en lo referente a la calidad de la animación, ésta claro que hoy en día hay sistemas con los que se obtiene una mayor fluidez que con el stop motion. Pero la verdad es que la magia artesanal que desprenden hace que este tipo de películas resulten especialmente entrañables. A mí siguen trayéndome sentimientos un tanto contradictorios, de añoranza y de cierta melancolía, pero sobre todo de fascinación por la meticulosidad que requieren. E inevitablemente me vienen a la cabeza recuerdos de cortos de animación de la Europa del Este que veía en la tele cuando era pequeño, y que siempre me produjeron algo de mal rollo, no sé muy bien porqué. Eso sí, hoy en día aprecio mucho la técnica, y no me causa ningún rechazo en las películas de animación modernas.

En el apartado de lo que no me esperaba de ninguna manera, destaca sin ninguna duda el efecto que me produjo el empleo de la tecnología 3D.

No había visto ninguna película moderna que empleara esa tecnología, y ni siquiera había acudido a ver algo así en un cine IMAX, así que en realidad no tenía muy claro que esperar. Solo conocía esos tristes remedos de película 3D que hace mil años ofrecía TVE y que, para apreciar minímamente, precisaban del uso de unas gafas con un cristal rojo y otro azul. Vamos que, en realidad, mis expectativas eran tan mínimas que al encontrarme con un resultado tan espectacular me quedé impresionado.
Supongo que no todas las películas 3D estarán tan bien, y sospecho que "Los mundos de Coraline" fue concebida desde sus inicios para emplear esa tecnología, con lo que seguramente la explota mejor que otras películas. Pero lo cierto es que, solo puedo invitar a cualquiera que quiera verla que lo haga en un cine preparado para ello, porque la experiencia merece especialmente la pena. Es más caro, sí, pero no tiene ni punto de comparación con la experiencia que provoca una película que se vea tan plana como es habitual.

Como conclusión, solo me queda recomendar encarecidamente a cualquiera que me lea que vaya a verla al cine (ya digo, a uno preparado para el 3D, que no sea Kinepolis). Hay películas que no se pueden dejar para el televisor o el ordenador, y esta es una de ellas.
¡Ah! se me olvidaba una cosa: la mejor secuencia 3D de toda la película, la que me pareció más impactante, transcurre al final de los títulos de crédito. Merece la pena quedarse a verlos.

miércoles, 10 de junio de 2009

Japón, solitario Japón...

Ya sabéis que me gusta comentar noticias. Alguna vez solo porque el titular me llama la atención, aunque luego el contenido sea poco atractivo. Pero normalmente porque cuentan cosas curiosas o, directamente, graciosas.


Con las noticias que vienen de Japón, en cambio, suelen mezclarse los motivos. También son cosas que me llaman la atención, pero el sentimiento suele ser algo superior. Suele tener que ver con la maravilla que me produce la forma de actuar de los japoneses. Con el desconcierto que me provoca, en realidad, la idiosincrasia de un país que me llama tanto la atención y me parece tan diferente, moderno y, a la vez, absurdamente desfasado.


Lo cierto es que el titular esta vez es que ni siquiera me llamó la atención. Cuando vi en la sección de "Gente y TV" algo así sobre "una boda llena de desconocidos", lo que pensé es que se refería a la boda de algún rico o famoso que había invitado a tanta gente que a la mayoría ni los conocía. Y ese tipo de cosas no me son interesantes.Pero algo hizo que, ya tarde, me metiera en aquella persistente noticia y descubriera incrédulo a que se refería exactamente:

"Una boda llena de desconocidos"

Como imagino que casi nadie se lee los artículos que enlazo, os lo explicaré:
Al parecer hay una empresa en Japón que se está dedicando a proveer de personas para todo tipo de acontecimientos sociales para los que, por el motivo que sea, no tengas gente suficiente. Algo que se puede entender si te dedicas a organizar eventos o mítines, pero que cuando se trata de un bautizo o una boda, ya es más raro. Y que es precisamente lo que pasa en Japón.

Esta idea, que tanto me recuerda a la que mostró Fernando León de Aranoa en "Familia", a mí me resulta muy chocante. En aquella película, todo se debía a la necesidad de cubrir carencias afectivas, comprándose una familia ficticia.
Aquí es algo parecido, aunque las necesidades que se cubren son más bien publicitarias. Se busca hacer creer al resto que se tienen amigos y que se es un tipo querido. Aunque precisamente a los que se pretende engañar es a los más cercanos, lo cual hace que sea especialmente retorcido, y dice muy poco de quién recurre a tales tretas.

En Hollywood han llevado la idea al cine en su versión "novia/o ficticia/o". Servicio que, por cierto, también cubre la empresa japonesa. Suelen ser películas más o menos graciosas, comedias en las que un retoño que no quiere que su familia crea que está solo o en las que necesita que crea que está acompañado para cubrir alguna mentira aun mayor, contrata a algún acompañante temporal del que, inevitablemente, se enamora.
Aquí, en cambio, los invitados y novios falsos se buscan discretos, poco llamativos, corrientes, supongo que para dar imagen de normalidad. Si se les paga más, pueden cantar o dar discursos, saliéndose de esa normalidad, pero haciendo que el ego suba...


Es curioso como en España lo habitual es tener que reducir las listas de boda para ajustarse al presupuesto, mientras en Japón hay quién puede permitirse pagar el doble solo por tener la fiesta llena de desconocidos que le hagan ser respetado de cara a los pocos conocidos que acudan al banquete.
Es muy triste, la verdad, que se tenga que hacer algo así, y habla "raro" de lo que es Japón y el tipo de desquiciados que cuenta como ciudadanos.
Pero confieso que no deja de admirarme el pragmatismo de conseguirse los invitados aunque haya que pagarlos. Otra de esas curiosidades niponas que siempre me sorprenden...

lunes, 8 de junio de 2009

Terminator Salvation.

Antes de que nadie empiece a pensar raro sobre mis últimas tendencias a la hora de escoger películas, quiero dejar claro que ésta en concreto no la elegí yo. Tengo un grupo de amigos con los que voy al cine de vez en cuando (y si no voy con ellos lo normal es que vaya solo), y en este caso dejé que escogiera película uno de ellos. Lo hice meditadamente, pensando que la película sería mala y que simplemente así cumpliría con mi amigo. Y que aunque no iba a gustarme, así podría hacerselo pagar más adelante, tomando la ventaja a la hora de escoger película.

Pues bien, la verdad es que me equivoqué. La película no es una gran película, pero confieso que me gustó bastante más de lo que me había esperado. Vamos, que salí del cine insospechadamente satisfecho, teniendo en cuenta las expectativas.

"Terminator Salvation" es la cuarta película de la saga de los androides asesinos, que comenzó en 1984 con la película de James Cameron, protagonizada por aquel entonces por un joven Arnold Schwarzenegger al que le venía como anillo al dedo el papel de cyborg insensible incapaz de hacer una mueca. Aquella la vi hace mucho tiempo, en su tiempo, y me gustó porque era muy joven y la película tenía muchas cosas para atraer a un niño. Pero ahora que lo pienso, he de reconocer que me parece una buena idea, el asunto de las máquinas rebelándose contra sus creadores tiene mucha miga, y el traslado en el tiempo situaba la acción en un pasado que hacía que la película pueda envejecer decentemente, sin parecer demasiado pasada de moda.
Después, ya adolescente, vi muy entretenido "Terminator 2: El juicio final", que por aquel entonces encima era el no va más de los efectos especiales. Arnold seguía igual de inexpresivo, aunque mucho menos político que hoy en día, y la saga seguía teniendo su gracia.
Pero confieso que, cuando sacaron "Terminator 3: La rebelión de las máquinas", yo ya era un adulto con cierto criterio, y decidí no verla. Así que, ahora que se ha estrenado la cuarta, es posible que a mi juicio le falte criterio para decir que tal es la nueva película dentro del conjunto de la saga.

Pero me gustó. No recuerdo perfectamente como eran las otras dos que vi, e igual hay cosas en ellas en las que no me fijé en su momento, pero hay algo de esta última película que me parece muy interesante: el hecho de que las máquinas, representadas por el "cerebro" que supone Skynet, conciban al ser humano como una amenaza.
Es gracioso, porque yo también lo concibo así en cierta forma. Y creo que en nuestro avance nos estamos comportando como lo hacen ellas en las películas de "Terminator", destruyendo su entorno. Aunque quizás tenemos a nuestro favor que nosotros también nos destruiremos cuando se destruya el medio, mientras que las máquinas lo hacen a sabiendas, para evitar la amenaza que supone tener competencia inteligente a su alrededor.
No sé si es cosa mía, pero me pareció detectar cierto aire ecologista en esta película que me gustó bastante.

Bueno, esta claro que esa idea queda ahí, flotando en la historia, como también queda que solo con el trabajo en equipo de todos los seres humanos se podrá evitar una debacle total. Pero la verdad es que solo eso no es suficiente para que una película me resulte atractiva.
No, en este caso se acompaña de una buena actuación por parte del elenco de actores, con el desquiciado Christian Bale por encima de cualquier otro. Y, sobre todo, por una buena historia, que cumple con creces con la interesate complejidad de la primera película de la saga, y que explota muy convincentemente las escenas de acción, muchas de las cuales recuerdan en su ambiente al mejor "Mad Max", sin resultar pesadas por su frecuecia.


Por lo demás, el peor defecto que tiene la película es su final, que quizás no está a la altura del resto y resulta más simple y algo blando, forzado. Pero no hace que las buenas sensaciones generales se vean muy afectadas.
Y solo me queda renegar absolutamente del nombre absurdo del director de la película, que se hace llamar McG. Detalle que puede parecer un tanto tonto, peo que no podía dejar de mencionar aquí.

Así que, como conclusión, solo puedo recomendar la película, siempre a sabiendas de lo que se va a ver, que no quiero que ningún admirador de Fassbinder se me eche encima criticándome la crítica. Simplemente, resulta un interesante relato de ciencia ficción, con mucha acción de por medio y algunas buenas ideas humanistas.
Entretenida, me gustó bastante.

jueves, 4 de junio de 2009

Me gusta la publicidad...

Sí, incluso podría decir que, últimamente, algunos anuncios me han gustado más que los propios programas a los que envuelven y atraviesan...

Bueno, en realidad quería centrarme en unos pocos anuncios que he visto últimamente y que, no puedo evitarlo, me gustan especialmente.
Son los anuncios de "Mixta", el de "Bancaja" con Bud Spencer y los de "Trina" con el "Yo soy aquel" de Raphael.

Entiendo que no les gusten a todo el mundo, o que haya mucha gente que no aprecie el humor absurdo como medio para vender un producto. No soy experto en marketing ni soy publicitario, así que no intentaré explicarlos ni decir si son buenos o no. Solo puedo decir que, a mí, me llegan. Me hacen mucha gracia, me divierten, y agradezco anuncios así tan fuera de lo común, porque, cuando no son de mal gusto, se me queda en la cabeza una buena idea de la marca.

Os voy a poner aquí la colección que he ido encontrando sobre ellos para que os echéis unas risas a su costa. Y espero que opinéis, que al buscar información sobre los anuncios en internet he encontrado visiones encontradas sobre este tipo de cosas, y siempre está bien conocer la opinión de la gente.

"Mixta":
Los gatos...


El avestruz...


Grandes Éxitos...


Peces...


Pingüinos...


Y, terminando con "Mixta", el viral que crearon para difundir por internet la campaña. Glorioso:


"Bancaja":
Born to be alive...


"Trina":
Soy natural...


Sigo siendo natural...


Por último, quería recordar algún anuncio de radio. Recomiendo a cualquier oyente prestar atención a cualquier anuncio que haga Gomaespuma, son unos genios. Y además, es posible que os hayáis dado cuenta de que los anuncios de "Mixta" más graciosos están narrados por el mismo tipo que narraba los anuncios de "Cadena SER" para los Juegos Olímpicos de Beijing. Me ha costado encontrarlos, pero al final he dado con ellos en la propia página de "Cadena SER". Y también son buenísimos...

"SER":
El barco va...


Marchadores...

Gimnastas...

Ping Pong...


Me encantan.

miércoles, 3 de junio de 2009

Radio Encubierta

Bueno, pues por fin, después de una serie de desafortunadas asistencias al cine, puedo comenzar un post sobre una película sin ganas de terminar de escribirlo cuanto antes.
Y no es tampoco que la película sea maravillosa, aunque no me parece en absoluto mala. Pero la verdad es que en ésta confluyen varias cosas que me la hacen especialmente apetecible, así que imagino que acabará notándoseme mucho la afinidad al tema.

"Radio Encubierta", que para mi gusto empieza mal buscando el juego de palabras facilón en el título y no hace justicia al original "The Boat That Rocked" (mucho más complejo en cuanto a los significados), es una película musical, en un sentido amplio. No se trata de un musical en el que las actuaciones se fundan con la propia acción de la película, pero lo cierto es que todas y cada una de las canciones están escogidas para ser parte de lo que se nos narra, y que la propia música es uno de los principales protagonistas de la historia.

Narra una historia ficticia, la de la emisora "Rock Radio", en un contexto más o menos real, el de la proliferación de radios piratas en el Reino Unido emitiendo desde barcos. Por lo que he podido leer al respecto, la historia de "guerra" entre el gobierno inglés y las radios piratas no se debió tanto a cuestiones de preservar la moralidad y evitar que la gente accediera a música más abierta como a cuestiones relativas a seguridad nacional, enfocadas sobre todo a impedir que emisoras promovidas por el bloque comunista se emplearan como medios de comunicación de mensajes para espías. Pero aun así, la historia no cojea en ese aspecto, y la descripción de los burócratas de Londres es de lo más divertido de la película.

El mayor problema que afronta la narración es el de meterse en demasiadas historias e intentar que todas ellas funcionen y tengan su espacio. Hay lugar para tensiones sexuales y puramente románticas, para luchas de gallos (no de las hip-hoperas), para descubrimientos de la madurez y encuentros paterno-filiales e incluso para peleas políticas y discursos en pos de la libertad de expresión y por la lucha de las libertades. Y ya se sabe que el que mucho abarca, poco aprieta.
La consecuencia es que película falla un poco en ritmo, y se hace larga, a pesar de que la música eleva constantemente el ánimo del espectador. Pero lo peor es que abrir tantos frentes provoca cierta indefinición, de manera que puede ser fácil perder el interés. Y el intentar cerrar todos ellos hace que el final sea un poco más blando de lo necesario, con demasiada felicidad en el ambiente.

Pero también hay cosas magníficas en la película, como las interpretaciones de prácticamente todo el elenco de actores, empezando por Philip Seymour Hoffman, pasando por todos y cada uno de los DJs, y terminando en el impagable Bill Nighy. Y, asociado a lo anterior, la definición de los personajes, que son todos muy caricaturescos pero resultan muy divertidos.
Además, está repleta de escenas muy divertidas y no puedo negar que la selección de canciones es buenísima. Esto es muy subjetivo, pero me pasó con varias de ellas que, mezcladas en su contexto en la película, me provocaron cierta sensación de erizamiento de vello...

Estoy bastante convencido de que acabaré comprándome la banda sonora la próxima vez que pase por la FNAC. Posiblemente ya tenga por ahí muchas de las canciones en diferentes recopilaciones, pero es una compilación por la que merece la pena pagar.
Y la verdad es que me quedé muy satisfecho después de verla. En cierta forma, me ha renovado las ganas de ir al cine, que estaban muy deterioradas después de mis últimos errores.
Así que es inevitable que os la recomiende a todos, sobre todo a aquellos que aprecien la música de los 60 y tampoco esperen una película muy concienzuda. Yo me lo pasé como un enano viéndola, y creo que le gustará a cualquiera con un mínimo sentido del humor.
Esta sí merece los más de 7 euros...

lunes, 1 de junio de 2009

A toda velocidad y contra un muro.

Últimamente me cuesta encontrar un equilibrio en el tipo de cosas de las que escribo.
Me he acostumbrado a escribir cada semana una crítica de las películas que voy a ver, y luego otro par de posts que casi siempre suelen incluir uno sobre música y otro de opinión o sobre algo personal. Y la verdad es que, con la ofensiva católica contra el aborto, me parece que llevo un tiempo que solo hablo del mismo tipo de cosas...

Pero no puedo evitarlo. Es un tema que me llega por mis propias convicciones y por mis estudios. Y hoy voy a volver a a hacerlo.
La semana pasada aparecieron en "El País" un par de artículos (1 y 2) de esos que te molestan con solo leer el titular, y casi lo primero que hice fue apuntarme los links para escribir sobre ello. Uno comentaba las declaraciones del cardenal Antonio Cañizares (no me gusta demasiada la puesta en escena del enlace, pero son éstas), en las que venía a decir que abortar era más grave que los abusos pederastas cometidos durante los últimos decenios del siglo pasado por los religiosos católicos educadores en escuelas irlandesas. Y el otro comentaba el artículo de opinión del redactor jefe de la revista "Alfa y Omega", que publica el Arzobispado de Madrid, en el que se preguntaba textualmente: "reducido el sexo a simple entretenimiento, ¿qué sentido tiene mantener la violación en el Código Penal?".

No escribí antes al respecto, como sí hizo un bloguero amigo, porque no disponía de las fuentes originales, y quería verlo por mí mismo antes de emitir un juicio. Pero una vez que lo he hecho, solo puedo expresar indignación.
Y he de confesar que es menor en lo relativo a las declaraciones de Cañizares, del que ya se sabe todo en cuanto a sus posicionamientos, que en el caso de Ricardo Benjumea, el mencionado redactor jefe de "Alfa y Omega", cuya propuesta es un absoluto disparate.

Cañizares tiene una postura y de ella no se puede esperar otra cosa que lo que ha dicho. Si en su escala de valores sitúa acabar con la vida de un feto al mismo nivel que el asesinato, puedo entender que piense que abusar sexualmente de niños sobre los que se tiene responsabilidades formativas esté por debajo.
No estoy de acuerdo, claro, porque no comparto su escala de valores y porqué aun así muchas veces dudo sobre si me parece peor matar que violar niños.
Pero asumo que es su idea, sin más. Simplemente, cuando se decida a crear su propio partido político, desde el que participar adecuadamente en la legislación vigente, no le votaré. Y, por supuesto, luchare para evitar que se me impongan sus planteamientos morales.

Ahora bien, el señor Benjumea dice en su artículo ciertas barbaridades que se escapan de toda lógica y que, prefiero creer, solo pretendan crear revuelo (os sugiero leerlas, su escrito ocupa apenas unas líneas y no os llevará más de dos minutos). Algo que, por cierto, se choca de frente con su primera frase ("Nada más lejos de mi intención que frivolizar con la violación") o con su afirmación de que sus planteamientos "no son demagogia".

El caso es que el señor Benjumea dice que si el sexo solo es diversión, a nadie se le debería juzgar con mucha gravedad por obligar a otro a divertirse. Es decir, que o no comprende lo que es un violación o simplemente frivoliza con ella.

Y para justificar que su planteamiento no es demagógico, refiere un caso en el que, por lo que cuenta, se ha cometido una injusticia por parte de los poderes públicos al rebajar las penas a un violador. Como si esa comparación rebajara en algo lo burdo de su frivolización y su intento de rebajarse a los sentimientos más profundos para darle crédito a sus palabras.

Por último, dando el giro con el que pretende enfocar su razonamiento hacia lo equivocado de nuestra sociedad, nos insinúa que sí, que todo lo dicho es un absurdo, el absurdo al que nos llevan nuestras leyes y nuestra equivocación al "deshumanizar" la sexualidad.
Pero ¿cómo lo hace? Lo hace viniendo a decir que el sexo solo tiene sentido dentro del matrimonio y como medida procreativa porque, si no, se banaliza y por tanto deja de tener sentido que sea delito la violación.

Lo hace incidiendo en su error al no querer comprender el tipo de agresión que supone una violación, por mucho que se pueda disfrutar del sexo cuando es consentido y deseado.
Lo hace pensando que la razón única del sexo es la procreación. Y no comprendiendo que, además de lo que significa en el acercamiento de sentimientos entre personas que se aman, es una fuente preciosa de placer, algo nada desdeñable.
Y lo hace, en definitiva, asimilando la contradicción que supone concebir que la humanización de la sexualidad está en comportarse como los animales, con simples instintos reproductivos, en vez de asumir que el sexo en las personas tiene muchas más dimensiones, va mucho más allá.
Mucho más de lo que significa solo procrear y mucho más de lo que está dispuesta a comprender la jerarquía de la Iglesia Católica.

Lo dicho, un disparate.