lunes, 14 de diciembre de 2009

Paranormal Activity.

El miedo tiene sus claves y no es fácil manejarlo. Hacer una buena película de miedo es complicado y conseguir tocar la fibra de los espectadores, nada sencillo. Pero conseguir dar miedo, si se consigue, puede resultar muy rentable, y en Hollywood (y cada vez más aquí) lo tienen claro. Por eso hay un montón de películas que se gastan muchísimo dinero en intentar provocarnos miedo, aunque a veces sea mucho más simple y barato.

Cada cual tiene sus propios miedos, tan variables como la propia vida, aunque hay una serie de miedos que suelen tocarnos a todos. Es bastante universal el miedo a la muerte, a desaparecer, y a aquello ligado a ella, a los espíritus y los muertos que regresan, a los fantasmas. Y no en vano es la temática más habitual en el género. Una de las películas que más me ha inquietado jamás es "El Ente", y no es solo muy recomendable sino que además es, para mí, una clara precursora de la película que os cuento hoy.
Pero hay un miedo que está en la base de todos los demás y que, posiblemente, sea el más primitivo en su forma, que es el miedo a lo desconocido. Y cuando se juega bien con él se pueden conseguir resultados magistrales.

Uno de los mayores retos a la hora de conseguir dar miedo es lograr la implicación del público en la película. Se puede hacer trabajando bien la historia, consiguiendo que lo que se narra profundice en la cabeza de los espectadores, pero también se puede lograr a través de la técnica y el formato. En ese sentido son cada vez más comunes las películas que parecen documentos personales ("El proyecto de la bruja de Blair") o supuestas grabaciones documentales profesionales ("REC"), que se basan en emplear una narración en primera persona, desde la cámara, que hace que el espectador se sienta literalmente dentro de la película. Y luego ya depende de que se consiga el suficiente clima de terror para que la historia nos atrape o simplemente nos defraude (personalmente la de la bruja siempre me ha parecido un aburrido bodrio muy bien promocionado).

Y aquí llega una nueva muestra de ese tipo de películas, que en este caso combina cosas de un sitio y de otro para conseguir alcanzar un resultado que, a mi juicio, es más que bueno (y al menos seguro que sus autores también lo piensan, después de ver el resultado en taquilla).

La película comienza en el momento en que Micah compra una cámara con la que documentar a actividad paranormal que se produce alrededor de su novia, Katie. A partir de ese momento empieza a grabar todo lo que sucede en su vida común, sobre todo por las noches, intentando analizar si de verdad ocurre algo extraño o está todo en la imaginación de ella.
A partir de este momento, la película se convierte en el ojo de la cerradura por el que espiamos todo lo que acontece en la casa de los protagonistas. Con ello se consigue que nos sintamos partícipes de la situación, aunque se nos plantee desde el comienzo que todo sucede en el pasado. Y una vez captada nuestra atención, empiezan a producirse una serie de situaciones raras que irán inquietándonos poco a poco, hasta llegar al desenlace abrupto e inevitable que suelen tener este tipo de películas cuando simplemente se deja de grabar.

En cuanto a la generación del miedo, la película es muy efectiva por varios motivos. Inicialmente, porque nosotros, como espías de la escena, lo desconocemos todo. Y eso es interesante, pero también inquietante ante lo que vamos a encontrarnos. Lo desconocido es aquí muy palpable y difícil de manejar en la propia imaginación, así que es muy fácil caer en el clima de miedo que se nos ofrece.
Por otro lado, también desde muy al principio se nos plantea que existen entidades paranormales rodeando las vivencias de Micah y Katie, lo cual también hace que nuestra imaginación se desborde hacia nuestros propios miedos sobrenaturales. Y eso asusta.
Y por último, la propia forma de narrarnos las cosas, a veces como una grabación dirigida por Micah y otras como producto de dejar la cámara olvidada o fija en un trípode, sin nadie para manejarla, hace que en determinados momentos se pierda el sentido de control sobre lo que sucede, con lo que eso afecta al propio autocontrol del espectador.

Por todo esto, y pese a que al final la película pierde sutileza y, con ello, algo del miedo que genera, me pareció una película más que interesante. Ante todo, no sé si es una genialidad del autor o si este tuvo la suerte de dar en el clavo, pero la verdad es que el resultado es muy inquietante, y que te mantiene en vilo durante una hora y media en la que en muchos momentos se sufre de verdad. Pero además sorprende y ánima ver como con muy pocos mimbres se pueden hacer cosas tan buenas. Y pensar que la película costó solo 15.000 dólares y leva recaudados más de 100 millones, es algo que seguro que ha matado de miedo a más de uno de algún estudio...

Muy recomendable si te va el terror. Y de cine total, pues solo allí se apreciará adecuadamente el juego de imágenes y sonidos.
Espero que os guste.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Adventureland.

El mundo de la fama es a veces un tanto caprichoso, y otras depende tanto de determinados contextos que resulta impredecible.
Yo no sé hasta que punto los productores de la saga "Crepúsculo" sabían lo que manejaban cuando decidieron realizar las películas tirando de la serie de libros. Si tenían claro que era un bombazo y que iba a generar tanta expectación y alcanzar el éxito de taquilla que finalmente ha alcanzado, o si simplemente esperaban que fuesen películas con una buena rentabilidad, sin tirar cohetes. Pero lo cierto es que por la elección de sus protagonistas, chicos guapos pero no muy conocidos, me da que pensar que en principio no contaban con algo tan grande. Que apostaron por gente nueva para no inflar los presupuestos y seleccionaron entre caras no demasiado vistas. Y que solo a posteriori se han dado cuenta y, eso sí, han sabido incentivarlo y magnificarlo para ampliar al máximo su fama.

El hecho es que hoy en día tenemos nuevos sex-symbols en la oficina. Ellos, el vampiro y el hombre-lobo, robando el corazón de histéricas jovencitas, y ella, la humana, repartiéndose en un montón de películas para desencasillarse mientras continúa la saga vampírica (ganas tengo de verla interpretando a Joan Jett en el biopic de "The Runaways"). Y de la noche a la mañana todo lo que hacen es noticia y parece que son lo más grande que ha parido madre...

No conozco nada de la saga "Crepúsculo", lo confieso. Ni me he leído los libros ni he visto las películas ni tengo bases para juzgar su trabajo. Pero personalmente me sorprende el éxito de esta chica. No es nada fea, pero no es una belleza, y tiene un aspecto tan de persona torturada, aumentado por sus perennes ojeras, que resulta llamativo que sea tan atractiva para tanta gente (aunque quizás la moda del momento sea ese aspecto torturado y ella esté dando en el clavo, claro).

El caso es que gracias a ese éxito suyo se estrenó en España la película "Adventureland", en cuyo rodaje estaba cuando le hicieron el casting para "Crepúsculo", y que seguramente nunca hubiese entrado en nuestra cartelera de otra forma. Ni en la española ni en ninguna otra, ya qué que se estrene en el 2009 cuando fue rodada en el 2007 sólo se explica por ella. Porque no es una mala película, pero tampoco tiene nada que la haga excelente, porque es una película de producción independiente de esas que si no triunfan especialmente en Sundance pasan desapercibidas y porque está protagonizada y dirigida por medio desconocidos que simplemente hacen un trabajo muy decente.

La película se centra en la vida de James (Jesse Eisenberg) en el verano de su graduación en el "high school". Se supone que es un verano de disfrute, de vivir el premio que sus padres le habían prometido por alcanzar el objetivo de conseguir plaza en Columbia, de viajar y divertirse antes de iniciar la universidad. Pero el padre de James se ve descendido en su empresa, y los planes caen a plomo, y James se ve obligado a ponerse a trabajar en Adventureland, un viejo parque de atracciones, para conseguir dinero con los que empezar sus estudios tal como tenía planeado.
Pero Adventureland, que comienza siendo un odioso símbolo de su desgracia, se convierte en lo mejor que le podría pasar a James, un lugar donde descubrirse a si mismo, donde madurar, donde conocer gente y enamorarse. Y ese verano cambia por completo su vida.

Este tipo de historias tan "El guardián entre el centeno" aparecen de vez en cuando en el cine y no siempre están bien llevadas.
Pero en este caso funciona bastante bien. Sin abusar del romanticismo, sin querer resolverle la vida a cada personaje y sin evitar fracasos ni regodearse en los éxitos, resultando realista, Greg Mottola (que hasta ahora solo era conocido por haber dirigido "Supersalidos") crea una ficción creíble y llena de miserias personales y pequeños triunfos, como en la vida misma.
Si además los actores también están bien, el resultado tiene que ser al menos positivo, y lo cierto es que tiene muchas más cosas buenas que malas.

Pero peca en un punto relativamente crítico, y es en el ritmo.
No es que la película decaiga o tenga momentos en los que las cosas se aceleren o ralenticen sin sentido. Es simplemente que es lenta, y corre el riesgo de resultar aburrida para espectadores poco pacientes. Y que hoy en día hay mucho espectador impaciente para apreciar determinadas películas, pues en base a su calidad la película jamás debería haber tenido problemas para estrenarse.

Personalmente, me resultó una película bastante interesante, y me gustó y me sentí implicado con los personajes. No es una película enrevesada llena de situaciones complicadas, es solo una película sencilla que cuenta una historia casi íntima, aunque por el camino no se deja sin contar un montón de tragedias familiares. Y hace de esa sencillez creíble su mejor baza, pues conmueve sin buscar estridencias que puedan desequilibrar su guión.
Así que, para mí, es una película digna de ser vista en el cine. No para buscar unas horas de entretenimiento intrascendente, ni tampoco para comerse demasiado el coco con cuestiones serias, sino para algo intermedio en que nos conformemos con ver un rato importante de la vida de un desconocido. Si te aburren las cosas así, mejor déjala pasar, pero si te puede resultar interesante, es una buena opción.
Ya me diréis.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

The Sounds.

Hacía ya tiempo que no iba a un concierto, así que hacía tiempo que no comentaba ninguno por aquí. Pero este mes de noviembre pasado he tenido la oportunidad de ir a ver dos y me he dicho que no estaría mal romper el ritmo de posts que llevo, que casi solo me dedico al cine.

El primer concierto que fui a ver fue de un grupo escocés que es poco conocido, pero del que ya había hablado en el blog hace un tiempo. Me ha costado encontrar el post original porque ahora me he dado cuenta de que ni siquiera mencioné el nombre del grupo entonces, pero casi que compenso el error: Camera Obscura.
Pero no me voy a centrar mucho en ellos porque, aunque en vivo me demostraron ser una banda estupenda con un magnífico directo, la verdad es que fue un concierto más bien tranquilo, no me generó sensaciones extraordinarias. Si vuelven a venir es posible que vuelva a ir a verlos, pero no serán una prioridad, que queréis que os diga.

El segundo concierto en cambio fue algo distinto, una experiencia magnífica que repetiré cuando quiera que el grupo vuelva a Madrid (si no hay situaciones de orden mayor que lo impidan, claro). Se trata del grupo sueco (que no finlandés, como me dijeron en el concierto) The Sounds.
A The Sounds los vengo siguiendo desde su primer disco, en el 2002, cuando escuché en la radio la canción "Living in America" y enseguida me enamoré de la combinación del órgano con la voz de Maja, la vocalista, y la fuerza y ritmo impuesto por la batería y la guitarra.


Se podría decir que esos son los elementos principales del grupo, una combinación que hace que en la Wikipedia les incluyan como grupo de New Wave, pese a que para mi gusto lo que hacen es más bien rock independiente e incluso, en ocasiones, música pop y punk.
Pero al final da igual como quieras que lo llames si lo que suena suena bien. Y todos los discos de The Sounds suenan muy bien.
Lo que no sabía era que tal sonaban en directo, aunque había oído hablar muy bien de sus actuaciones. Algo sobre que Maja era un espectáculo en si misma, aunque no tenía noticias de que tal resultaba el resto del grupo. Y la verdad es que salí encantado del concierto, de la calidad de la banda y, sobre todo, efectivamente, de la vocalista, una de esas personas cuya actitud merece casi por si sola el pago de la entrada.

Me explico: el grupo es bueno. El teclista tiene momentos grandiosos en los que sus solos se hacen dueños del concierto, y son muy efectivos transmitiendo constantemente su intensidad al público. Apoyados en los sonidos fuertes de guitarra y bajo, y en la potencia de la batería, hacen que las canciones superen en directo toda la fuerza de la producción de los discos. Incluso hubo un momento en que sacaron a escena un par de cajas de batería electrónica y entre el guitarra, el teclista y el batería se combinaron para hacer un tremendo solo a tres manos, perfectamente sincronizados, levantando al público con algo como poco distinto a lo habitual. Y eso que ya de por si se trata de un público muy entregado que se sabe de pe a pa todas y cada una de las canciones.
Pero si el grupo tiene algo que se sale de verdad de lo normal, eso es su cantante: Maja, una chica que no es arrebatadoramente guapa pero que es algo más que resultona, y una tremenda fiera, al menos cuando se sube al escenario. Y su banda es perfectamente consciente de esa baza, así que le saca el mayor partido posible.

Para empezar, la primera canción la tocaron sin ella, cantando el teclista y con mucho efecto de humo, generando intriga. Pero fue terminar y aparecer ella, y revolucionarse la actuación. Lo primero que hizo Maja fue arrojar el cigarrillo que estaba fumando al público. Ella manda y hace lo que le da la gana, y el público lo entiende y lo acepta sumiso. Y después no dejó de seguir arrojando cosas: latas de cerveza, botellas, algún otro cigarrillo. Incluso puede que soltara algún escupitajo, sin perder aun así nada de su glamour salvaje...
Y a lo largo de la actuación acompañó el concierto con palabras constantes para levantar al público y de bailes subidos de tono para levantar a los muertos. Lo dicho, un verdadero espectáculo en si misma.
Os dejo con un vídeo que he encontrado en YouTube del mismo concierto al que fui, y que me ha sorprendido por la calidad del audio. Os haréis una idea de lo que digo:


Si no conocéis el grupo, os animo a buscar cosas suyas y escucharles sin calma: son un grupo destinado al movimiento. Y si podéis ir a verles actuar en algún momento, no lo dudéis; aunque no os guste mucho su estilo es sin duda un grupo que merece la pena ser disfrutado en vivo.
Termino con otro vídeo de una de sus canciones más conocidas. Este no es en directo, su misión es que apreciéis mejor al grupo:


Espero que os gusten.

lunes, 30 de noviembre de 2009

2012

El milenarismo va a llegar...
Después de haber superado la crisis mundial que provocaron los presagios de Nostradamus (que, la verdad, son tan metafóricos que a saber de que narices hablaba el hombre), ahora nos toca lidiar con los mayas y sus antiguas profecías. Unas que, según algunos intérpretes, nos abocan al fin del mundo a finales del año 2012.
Aquí hay un mínimo desacuerdo, según algunos ocurriría el día 21 de diciembre, para otros es el día 22 y otros dicen que será el 23. Pero vamos, que visto lo visto con otras profecías, podemos fiarnos porque el grado de precisión es muy alto...

Cuando uno intenta buscar información al respecto se topa con el muro que supone internet y sus mecanismos de transmisión de la información. Hay mucha, demasiada. Pero como sucede con casi cualquier tema "raro" o que no sea de pura opinión, es una información demasiado filtrada. Tiene muy pocos orígenes muy repetidos. Y en este caso en concreto da la sensación de que todas las fuentes que se pueden encontrar hubiesen captado sus datos de un mismo sitio original. Es muy difícil encontrar nada que se salga de un determinado esquema, con lo que información real hay muy poca.

Personalmente, dadas las fechas a las que se refiere la profecía, tiendo a pensar que nos está hablando más de un cambio simbólico. Uno, además, muy particularizado, en el que el mundo cambie radicalmente para unas pocas personas ("it's the end of the world as we know it", que diría REM). Posiblemente porque les toque la lotería de navidad y sus vidas ya no sean las que eran... Por lo demás, me declaro escéptico.

Pero, curioso como soy, no pude evitar ir al cine, a ver que proponía la película "2012". Porque, aunque no lo parezca y no lo creáis, este es un post de cine; con mucho relleno, pero de cine. Y sacié mi curiosidad con un par de horas y media de mundos en destrucción, interesantes ideas geológicas basadas en improbables ideas sobre la física de partículas, y falsa bonhomía en los peores momentos que, honestamente, resulta increíble y algo cargante.

(Advierto que hoy no me voy a cortar a la hora de hacer de spoiler, así que allá vosotros si seguís leyendo. Ya lo dice el cartel, estábamos avisados)

La película es un contínuo escapar de situaciones al límite, hasta llegar a un final mínimamente ilusionante que casi produce vómito. El director o el guionista debió tomarse muy en serio su propio sentimiento de culpa por lo mal que los mundos desarrollados hemos tratado a África, así que acaba convirtiéndolo en una suerte de última esperanza para el ser humano. Y resulta tan forzado que de no ser porque toda la película lo es me hubiese producido algo de vergüenza ajena.

Pero supongo que después de más de dos horas narrando situaciones físicamente dudables, uno pierde la capacidad de sonrojarse con las tonterías, así que al final da igual.
Y es que a lo largo de la película uno se inmuniza. La primera vez que un movimiento de tierras pone en peligro las vidas de los protagonistas, resulta... no sé, curioso. Pero a base de que las grietas les persigan y el mundo se transforme en una carrera de obstáculos para los diferentes vehículos que se van empleando en su huida hacia delante, todo se convierte en una repetición constante de las mismas catástrofes en diferentes formatos.

Llega un momento en que parece que los desastres les persiguen en exclusividad y casi dan ganas de que se mueran todos, a ver si así las desgracias consiguen su objetivo y dejan de destruir el mundo. Pero no, las limusinas, las caravanas y los aviones siguen evitando la caída de edificios, pedruscos y bólidos, como si no existiesen las leyes de la física, y parece por momentos que la intención del director sea vencernos por extenuación.

Es en ese momento cuando se produce el único giro interesante de la película. Resulta que mientras te han estado haciendo creer en todo momento que los humanos se van a salvar de su destrucción gracias a super-naves espaciales, a los guionistas se les ocurre darle "realismo" a la película. Uno no sabe muy bien por qué después de tanto tiempo de idioteces les da por dejar de exagerar a lo bestia, pero la verdad es que se agradece el cambio y la sorpresa. Y al final se inventan unas super-arcas, como las de Noé pero a lo grande, en las que los futuros salvadores de la civilización se embarcan para esperar que la Tierra recupere su equilibrio mientras ellos navegan en busca de tierra firme.

Por en medio de esta historia hay que rellenar con seres humanos de carne, hueso y sentimientos, así que se recurre a una serie de tópicos que hagan de la narración algo más fumable. Los rellenos en este caso se llaman Chiwetel Ejiofor y Thandie Newton por un lado y John Cusack y Amanda Peet por el otro. Los primeros tiran más por el lado científico y burocrático, lo que les hace más interesantes pero menos sentimentales. Mientras que los segundos se centran en el concepto de familia, y son más entrañables, pero también más aburridos y predecibles.
Sus actuaciones simplemente son. Pero he de destacar que Amanda Peet sigue muy guapa pese a ir notándosele ya los años, mientras que a Cusack no se le notan nada y sigue siendo el ciudadano medio por excelencia. Confieso que el hermano pequeño de Joan siempre me ha caído bien, sobre todo después de interpretar "Alta fidelidad", una de las mejores versiones cinematográficas de un libro que he visto jamas.

Al final la película tiene algo muy positivo, y es que se acaba.
Como era de esperar, los protagonistas sobreviven y son muy felices, lo cual nos hace olvidar la insignificante muerte de varios miles de millones de personas. Y la moraleja que nos queda es que tenemos que ser muy buenos, porque... porque sí.
Evidentemente, es una película para ver en el cine. Solo así se pueden apreciar en su justa medida los efectos especiales que hacen "creíbles" los momentos de más acción de la película. Y, honestamente, son casi lo único que merecen un mínimo la pena.
Ahora bien, si le pides algo más a una película... si le pides algo... quizás puedas esperar a verla más adelante.
Igual incluso se cumplen las peores profecías y el mundo se acaba en el 2012, con lo que a lo mejor no tienes porque verla nunca. "Always look at the bright side of life", que dirían algunos...

martes, 24 de noviembre de 2009

La cruda realidad.

Vuelta a las andadas. Comedieta romántica tontorrona con final cantado y poca chicha.
Y desconexión mental total viendo una tontería amable.

"La cruda realidad" es la última comedia de Katherine Heigl, que desde que se hizo famosa en su papel de Izzie en "Anatomia de Grey" ha orientado su carrera cinematográfica hacia la comedia, y está poco a poco postulándose como una especie de estereotipo de actriz para este tipo de producciones. Atrás queda esa niñez en la que compartía cámara con Depardieu, en aquel remake americano de la francesa "Mi padre, mi héroe". O los años de telefilmes y series que pasan desapercibidas; ahora es el momento de aprovechar la ola y hacer caja con la mayor cantidad de películas sencillotas que pueda acumular.

La película es lo que promete, una tontería simplona que regala algunas sonrisas y algunos sonrojos, hecha a la medida de su protagonista, pero que realmente no aporta nada especial. Confieso que, en ese sentido, entre sus anteriores películas sí me pareció diferente "Lío embarazoso". Quizás porque Jude Apatow sí es diferente, y al fin y al cabo era una película suya. Pero por lo demás, la Heigl corre el riesgo de convertirse en su peor enemiga, pues seguro que acaba cansando y cansándose de hacer siempre el mismo personaje. Algo parecido a lo que le pasó en su momento a Meg Ryan, que con los años ha perdido su hueco y hoy en día uno no sabe que tipo de papel podría interpretar.

En cuanto a la película, la gracia de la misma está en la contraposición del obsesivo y mojigato personaje de Heigl con el cínico y zafio de Gerard "esto es Esparta" Butler. Y más o menos funciona durante un ratito, pero cansa demasiado pronto. Aparte de que la historia resulta poco creíble desde su inicio (¿de verdad ha tenido alguna vez una chica como Katherine Hegl problemas para ligar?), todo su desarrollo resulta completamente previsible, y el intercambio de cualidades que se da entre los personajes es tan obvio que cuando llegamos al final de la película no ha habido ningún instante de sorpresa.
Nada que ver con la última comedia romántica que había visto, pero en realidad da igual, porque no se buscaba sorpresa, solo dar pie a determinadas anécdotas y chascarrillos que pudieran sacar la risa del espectador. Y aunque no puedo decir que lo lograra demasiado en mi caso, a mi desconocido alrededor resultó ser una película bastante efectiva.

Como ya os habréis dado cuenta al leerme, esta es una película a lo sumo de videoclub y, para ser más justos, más recomendable para una sobremesa televisiva de un sábado amuermado. Pero siempre podrá servir para dejarse llevar y olvidarse por un rato de que la vida no siempre es de algodón de azúcar. Cada cual con lo que necesite...
Ya me diréis...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Millenium 2.

Es lo que tiene aficionarse a algo, que uno no puede dejar de seguir interesándose por las cosas que se relacionan con ello. Aunque la materia en cuestión esté muerta y poco más se pueda saber de ella

En este caso, yo me aficioné en su momento a la serie Millenium, y me leí los libros. Y ahora veré las películas por poco que me aporten respecto a las novelas, solo por mantener el recuerdo. Y a lo mejor, lo dudo, dentro de unos años vuelvo a leerme los libros, para volver a encontrarme con aquellas historias tan entretenidas.

Como era de esperar, la segunda película de la serie continua la senda de la primera en todos los aspectos. El color, la fotografía, la ambientación y la forma de narrar la historia. Aunque en este caso lo cierto es que, al contener mucha más información que la primera película, y al tener una estructura mucho más intrincada, les ha costado prescindir de cosas para hacer de la película una obra compacta, que era una de las virtudes de su antecesora. Quién haya leído los libros se enterará sin ningún problema, y echará en falta muchas cosas, pero quién no lo haya hecho seguramente se perderá en varias partes de la película.
También comete un fallo que se observaba en la primera película, una humanificación excesiva de Lisbeth. No es que piense que el personaje deba ser una especie de deificación intrincada, pero lo cierto es que entre tanta información se pierde de vista que Lisbeth tiene grandes peculiaridades que la convierten en un bicho raro Y eso facilita el desarrollo de la narración, pues no hay porque dar tantas explicaciones, pero le quita buena parte de su gracia

Una vez que se le ha puesto cara a Lisbeth y a Mikael en la primera película, resulta más sencillo asumir a los actores y su historia. Como comenté en aquella crítica, me parecen bien escogidos y me resultan creíbles, lo cual es especialmente complicado cuando se trata de un personaje tan complicado como Lisbeth. Otra cosa son los personajes secundarios con cierta importancia, sobre todo Erika, a la que personalmente le echo en falta algo más de atractivo, y el de Ronald Niedermann, al que imaginaba mucho más imponente.
El resto de personajes, en general, son bastante intrascendentes en la historia tal y como la han contado en la película, así que pasan bastante desapercibidos. Dado que no se le ha dado transcendencia a la investigación policial y esa subtrama prácticamente no se toca, papeles importantes en el libro como los de Sonja Modig, Richard Ëkstrom y Jan Bublanski apenas se ven, por lo que tampoco es fácil opinar sobre la idoneidad de los actores.
Y solo merece la pena comentar que el propio Paolo Roberto se interpreta a si mismo en la película, lo cual le da cierta gracia.

Por lo demás, la historia es entretenida y se ve bien, aunque como ya comenté antes puede que pierda a algunos espectadores. Creo que es una película muy recomendable para los que hayan leído los libros y sigan con algo de mono por la serie. Y que al resto puede divertirles también. Solo puede ser más difícil para los que tengan problemas obsesivos con la estética de serie de televisión alemana, que es la que prima en las dos películas y hace pensar que, en cualquier momento, un perro llamado Rex va a aparecer detrás de la primera esquina.
En este caso me es complicado recomendarla. Se puede ver en el cine o se puede ver en casa, porque tiene mucho de telefilm y no aporta demasiado por si misma, pero soy fan de la serie Millenium, así que casi la recomiendo para la sala. Y si luego alguien se siente insatisfecho, siempre podré decir que las adaptaciones al cine no suelen ser muy buenas...
Disfrutadla.

lunes, 16 de noviembre de 2009

400

¡¡¡¡Esto es Esparta!!!!
¡Ah!, no, que eso era en los 300...
Bueno, este es mi blog, y ya son 400 posts publicados, así que puedo gritar lo que me plazca.
Se dice pronto, 400...

Sí me va costando más publicar. No es fácil tener siempre cosas que decir, sobre todo cuando se es un tipo silencioso. Pero persevero y sigo aprendiendo. Y de lo que aprendo suelo intentar sacar cosas que contaros; me gusta esto de mantener un blog, aunque a veces resulte pesado y parezca una especie de obligación autoimpuesta muy poco razonable.


Pero bueno, aquí seguimos, y en este caso bastante cerquita del cumplimiento del 2º año del blog. Por un mes no hemos enlazado celebraciones.

Esperemos seguir así mucho tiempo, y esperemos seguir teniendo cosas que celebrar. Yo por ahora celebro un post más, casi de gratis, que escribir de estos no cuesta nada. Y quiero brindároslo a todos los que me leéis con interés y cierta frecuencia, porque sois los que me subís el ánimo cuando os descubro repetidas veces en el gestor de estadísticas.

Ya sabéis, sed felices, y brindad por mí cuando tengáis ocasión.
400, que bárbaro...

viernes, 13 de noviembre de 2009

La vida (2)

Retomando el tema de la vida, y una vez esbozadas las características básicas que definen a los organismos vivos, quiero continuar tratando algunos de los misterios que hacen que el hecho de la existencia de la vida me resulté tan impresionante.
Será la forma en la que continuaré narrando mis ideas, para evitar profundizar en arduas cuestiones que puedan ser muy pesadas y para centrarme en las cosas que de verdad me resultan más oscuras e interesantes.

En este caso trataré el comienzo, lo básico, aquello que nos unifica a todos los seres vivos. Materia, fundamentada sobre todo en carbono y agua, y energía, nuestro origen.

Como planteé en mi primer post, para mucha gente la vida es un paso casi necesario de relación de la materia entre si, ante unas determinadas condiciones. Como si con unos determinados ingredientes y con unos determinados pasos un guiso no pudiera salir mal.

Cualquiera que cocine sabe que eso no es cierto. Siempre hay variables que no se han tenido en cuenta y pueden tirar por tierra lo que estamos preparando. Pero eso no juega especialmente en contra de la idea, porque hay alguna variable más que ha de sumarse al planteamiento: sobre todo el tiempo y el número de experimentos.
En ese planteamiento de origen de la vida, pasaron muchos millones de años antes de que en la tierra surgiera algo que pudiera llamarse como tal.
De hecho, suponiéndole a la Tierra unos 4500 millones de años de historia, se cree que se dieron condiciones mínimas para algún tipo de vida similar a la actual a partir de los 4400-4300 millones de años, y que hay ciertas evidencias de presencia de formas de vida desde hace 3850 millones de años.
Eso supone un periodo de entre 550 y 450 millones de años de prueba y error que pudieron desembocar en la aparición de la vida. Tiempo suficiente para millones de experimentos fallidos, pero, quizás, también suficiente para alguno positivo que desembocase en el éxito que supone la existencia de bacterias, plantas, animales, hongos y demás organismos difíciles de clasificar.

No voy a explicar ideas actuales sobre el origen de la vida en la Tierra desde la materia inerte. Hay muchas, mucho más sofisticadas que las típicas que estudiábamos en mi época sobre los coacervados de Oparin y la sopa primitiva de Haldane. Y se pueden encontrar en la wikipedia de forma muy sencilla para después profundizar si se quiere.
Solo diré que, en esencia, hay dos tipos de teorías básicas: la abiogénica, que plantea un origen natural y espontáneo de los diferentes complejos moleculares necesarios para mantener la vida a partir de mecanismos físicos y químicos producidos en el planeta, y la panspérmica, que supone que esos complejos llovieron sobre la Tierra desde cometas (quizás incluso ya ensamblados en formas de vida primordiales).


Personalmente, creo que la panspermia no explica nada por si sola, solo lleva más lejos (unos cuantos años luz) la explicación. Pero al menos dice que no es capaz de explicar algunas cosas con los medios que tenemos a nuestro alcance.
Y las teorías abiogénicas siempre se pierden en un punto que es incapaz de explicar el ensamblaje de los primeros organismos más complejos.
Desde mi punto de vista, todas las teorías tienen puntos débiles, y es más que probable que algún día se llegue a la conclusión de que la forma más sencilla de explicar la vida sea a través de un cóctel bien mezclado de multitud de propuestas anteriores. Por ahora, sin embargo, ninguna es lo suficientemente convincente como para haberse estandarizado en la mente de los biólogos.

Pero de los últimas ideas sugeridas, me parece muy interesante una que plantea la posibilidad de que se generen colonias de organismos que no mantienen un mismo genoma, sino que contienen cada uno partes de un genoma combinable que permita generar estructuras diferentes.
Es una idea que suena muy difícil, muy rara, como si de alguna manera en el origen de nuestra naturaleza hubiera un Frankenstein compuesto de multitud de mínimos pedazos capaces de funcionar bien juntos. Pero que precisamente es interesante por basarse en la agregación de elementos más simples para dar organismos de orden superior, una idea ya bastante aceptada en otros aspectos de la evolución biológica.

Voy a concluir este post haciendo hincapié en algo que es posible que se nos esté perdiendo en toda esta explicación. Que sea cual sea el origen de la vida, es bastante coherente.
Es decir, que si bien no se puede aceptar sin más que toda la vida de la Tierra tenga un origen común, y existen de hecho ramas variadas con bastantes diferencias, la verdad es que todos los seres vivos nos parecemos en muchas cosas, y compartimos bases comunes que fácilmente podrían decidirnos por ese posible origen común. O bien, en diferentes orígenes muy parecidos, y no muy lejanos en el tiempo.

Continuaré, en algún momento...

martes, 10 de noviembre de 2009

(500) días juntos

Sí otra comedia romántica.
Pero de alguna forma no es una comedia romántica más. No sigue un esquema típico, ni una narración habitual, ni un desarrollo convencional... Es realmente una de las comedias románticas más originales que he visto, sin duda de las más interesantes desde aquella maravilla de cuyo título español prefiero no acordarme pero que en realidad se llamaba "Eternal sunshine of the spotless mind".

Venía avalada por un gran éxito de público en el último festival de Sundance, y se entiende bastante bien que gustara tanto. A fin de cuentas, Zooey Deschanel se ha convertido en una musa del mundo indie, y casi todo lo que toca tiene público.
Pero sobre todo se trata de que es una obra llamativa. De qué empezando porque está narrada a base de saltos en el tiempo que, lejos de distraer, la hacen más entretenida, y terminando porque sus dosis de realidad la hacen totalmente extraña en el mundo de azúcar en qué vive el género, nos encontramos ante una película diferente, divertida, entretenida, triste y graciosa.
Y se ve con la sensación de que se está ante algo distinto, como si hubiesen dado con una buena nueva fórmula dentro de un laboratorio donde siempre se usan los mismos ingredientes, agredeciéndose a la vez que resulte tan paradójicamente real.

Porque lo mejor sin duda de la película es eso, que es muy real. Que no nos plantan ante personajes que sienten siempre en un único sentido y que si en algún momento tienen dudas es solo porque hay que darle alguna gracia al final feliz.
No, aquí se nos plantean situaciones humanas y contradicciones reales, vaivenes, frustraciones, alegrías y penas. Los personajes que protagonizan la historia están vivos, mucho más que los de casi cualquier otra película. Y aunque sepamos que es una película, y veamos en todo momento que está narrada de una forma que podría hacerla artificial, nos creemos todo lo que les sucede y lo sentimos en parte, con la empatía del que sabe que lo que le cuentan es cierto.

No me explayaré en contaros de que va, porque con lo que ya he dicho cualquiera podría hacerse una idea y acertaría en buena parte. Ni tampoco quiero destacar mucho más que lo ya mencionado, su compleja estructura narrativa, que no se percibe, sin embargo, con desagrado. Los actores están bien, Deschanel sigue pareciéndome preciosa y la banda sonora, que forma parte esencial de muchas escenas, es una maravilla, simplemente.

Queda claro, pues, que es otra película que merece ser vista ya, sin esperar a que nos la estropeen en la tele con un montón de anuncios que compliquen el ritmo de su difícil estructura. Como poco es objetivamente diferente, original y seguro que un buen cinéfilo podrá al menos disfrutar con ello. Pero creo que además es una visión muy interesante del amor y de las relaciones de pareja, en la que cualquiera verá cosas con las que sentirse identificado. Una magnifica opción dentro de la oferta actual.
Disfrutadla.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Si la cosa funciona

Y un año más, película de Woody Allen...

Cuando uno se para a pensar en lo prolífico que resulta este hombre, es fácil deprimirse. No son solo sus 39 películas dirigidas, ni sus múltiples guiones o su trabajo como actor. Es que además nunca ha dejado de escribir libros, mantiene su actividad como músico, tiene tiempo para liarse con actrices guapas e hijastras, y sigue acumulando nominaciones a los Oscar como el que colecciona cromos de béisbol (eso sí, de sus 21 solo ha ganado 3, y el último fue en 1986, aunque alguna película como "Match Point" merecían el premio).
Resulta abrumador que sea tan ingenioso y haga tantas cosas buenas, casi una ofensa hacia muchos de esos directores de culto que hacen solo una película cada decenio y casi parece que nos perdonan la vida por dejarnos verlas.

Woody no. No es un tío cercano, no se presta a entrevistas y cuando sale por la tele parece que le joda su fama. Pero cada año nos enseña algo nuevo, nos da parte de su mundo interior, que debe ser de lo más complicado, con verdadera honestidad, y con gran frecuencia nos deleita con obras de una grandísima calidad.

Y este año toca otra de las buenas. Una que recordará a mucha gente a sus comedias más antiguas, pues en realidad parece ser que fue escrita en los años 70, y que, aunque quizás no tendrá tanto éxito como otras, es sin duda de lo más divertido que nos ha presentado en los últimos años.

La película se centra en Boris Yellnikoff, un tipo raro, físico, que llegó a estar nominado para el premio Nobel pero cuya vida pasó del mayor éxito social a convertirle en una especie de anacoreta moderno. Boris es un misántropo engreído que no entiende el mundo y considera que todos a su alrededor son idiotas. Levemente mutilado en un intento de suicido fallido, allá cuando empezó la crisis espiritual que le llevó a ser un automarginado, Boris malvive en un piso descuidado, ganándose la vida con clases de ajedrez a niños cuya falta de capacidad le hacen autoafirmarse en su cinismo.
Pero en la vida las cosas no mantienen la lógica que a Boris le gustaría que rigiera el mundo. En la vida las cosas suceden más que se planifican, y cuando en su vida entra Melodie, todo empieza a cambiar, obligándole casi involuntariamente a dejar de ser el limón concentrado que Boris era.

La película se convierte así en la definición de una filosofía existencial, la de permitir que la vida nos suceda aceptando lo bueno que nos da. Si la cosa funciona, ¿porque tocarla?
Un pensamiento típico de la cultura estadounidense (no cambiar aquello que está produciendo buenos resultados) que incide en su pragmatismo, y que no es nada conservadora ni conformista, pues también puede interpretarse a la inversa: si algo no funciona, cámbialo.
Y un pensamiento que, cuando Boris y el resto de los personajes de la película asimilan, les hace más felices, pues les concentra en sus éxitos y evita que pierdan el tiempo con los fracasos. Como dijo Juan Ramón Jiménez, "no la toques más, que así es la rosa". Si tu jardín está lleno de rosas, no te lamentes porque no tienes margaritas y disfruta del olor y el paisaje...

Fuera de lo divertida que resulta la historia, y más allá de su fondo, uno de los grandes aciertos de la película está en su reparto. Encabezado por el peculiarísimo Larry David, que borda al extravagante Boris, se ve muy bien complementado por el trabajo de Evan Rachel Wood y de Patricia Clarkson. Interpretando a dos paletas que llegan a la gran ciudad huyendo de su pasado, representan el optimismo y la capacidad de cambio que Boris necesita para liberarse de su negativo cinismo, y lo hacen sosteniendo en todo momento el tono cómico del señor David.

Como no puede ser de otra forma, la película es de las que es obligatorio ver en el cine. Si eres un novato que descubriste a Woody Allen con "Vicky Cristina Barcelona", piensa que un tipo que hace una película al año a veces se equivoca, y que esta no tiene nada que ver. Y si ya le conoces, piensa que esta película esta a la altura cómica de cualquiera de sus películas más divertidas, así que no puede fallar.
Imprescindible.

jueves, 29 de octubre de 2009

La vida (1)

Como biólogo que soy, una de las cosas que más me maravilla en el mundo es "la vida". Y no esa que vivimos los seres humanos, más cercana al placer, al dolor y a nuestra forma de sentir, que también es abrumadora a su manera, sino al simple hecho natural de la existencia de la vida, que es un prodigioso misterio del que dependemos todos.

Plantearse el origen de la vida es una de las tareas más bonitas y complicadas que un ser humano puede iniciar. Inevitablemente, conduce a ideas sobre lo trascendente y lo metafísico, y supone por si mismo enfrentarse, por extensión, al hecho de que la nada pase a convertirse en algo. Representa para mucha gente el mayor de los misterios místicos y una razón poderosa para creer en un ser superior. Pero es que, desechando agentes externos en el paso desde la materia inerte a la viva, el misterio es aun superior, y llegar a imaginar como pudo producirse se convierte en una verdadera pelea contra nuestros límites.

Para poder situar la cuestión es preciso comprender qué supone que un organismo esté vivo, por lo que lo mejor es planteárselo desde lo más pequeño, aunque pueda resultar muy básico.
Así, según la teoría celular, la célula es la menor expresión de forma de vida que se puede encontrar, constituye la unidad fisiológica y funcional de la vida. Y además, todas las células proceden de otras células, por multiplicación de las anteriores en diferentes formas.
Por otro lado, las células se caracterizan por relacionarse con su entorno, intercambiando con él materia y energía. Y, sobre todo, por la capacidad de autorreplicarse (aunque algunas muy especializadas hayan perdido esa función), la cual es la característica más maravillosa e increíble de todo el proceso vital.
Por eso me parece tan mágico imaginar como se crearon las primeras células, como desarrollaron las herramientas para relacionarse con el medio y mantener su actividad, y como adquirieron la capacidad de replicarse; un ejercicio difícil, pero muy interesante, que ha dado lugar a modelos muy llamativos.


Cuando uno profundiza en como funcionamos los seres vivos, se descubre que la sutileza de nuestros mecanismos fisiológicos es de una precisión tal que cuesta creer que todo se haya producido de forma azarosa. Pero, a la vez, se observa que en muchas ocasiones las piezas encajan de una manera que induce a pensar que esas uniones eran inevitables.
Y de hecho esas dos corrientes de pensamiento se cruzan de vez en cuando entre los pensadores que proponen como se originó la vida: hay quién cree que, con las condiciones adecuadas, la vida no es más que un estado superior de combinación de la materia, un paso necesario e inevitable ante el estado de organización previo. Mientras otros piensan que el conjunto de condiciones que nos han llevado a donde estamos solo puede darse con un grado de probabilidad mínimo, ínfimo, despreciable, y que no somos más que un capricho de la suerte o, tirando por el lado místico, el producto de la voluntad de un demiurgo.
Yo mismo, según me dé el aire, no se por que teoría decantarme, y no sé si considerarme un prodigio de las coincidencias o el escalón inevitable entre el caos y el orden (aunque en ningún caso pienso en una intervención divina).

Por ahora no me extenderé más, pues resulta un tema complicado y arduo. Pero continuaré disertando al respecto en próximos posts. No sé cuando, ni como, pero una cuestión así no puede quedar colgada...
Volveré.

lunes, 26 de octubre de 2009

Ágora

Tenía ganas de verla, de saber que podía hacer Amenabar con 50 millones de presupuesto y una idea histórica en la cabeza. No es que sea un gran fan de su obra, pero le tengo bastante respeto, y me gustó especialmente "Mar Adentro", así que siempre resulta interesante volver a ver lo que hace. Y con eso de que ya ha tocado con éxito diferentes campos me atraía saber cual era su versión de la Alejandría tardo-romana.

Pero no puedo decir que me haya gustado mucho, la verdad. Tiene cosas interesantes, y han trabajado muy bien la ambientación, pero la historia narrada no mueve demasiado y, personalmente, acabó aburriéndome un poco.
Coincido con algunas críticas que la han tildado de fría. Falta pasión en los personajes, y la que hay está tan centrada en la astronomía que es difícil sentir empatía.
Le he oído decir a Amenabar que cree que en parte esa sensación de frialdad se debe a que el personaje protagonista, Hipatia de Alejandría, es una mujer en una época en la que la mujer pintaba poco en el ámbito científico y artístico, y que eso hace que a mucho público, poco habituado a esa circunstancia, le resulte extraño. Pero no estoy muy seguro de que sea por eso, sino que más bien Hipatia resulta lejana y poco accesible y su vida está tan centrada en su ciencia que difícilmente despierta simpatía. Esta tan castrada que no atrae nada.
Y al final, en vista de esa ausencia de emociones más humanas, la historia se llena de otras tramas más políticas y guerreras que, en vez de completar lo que se nos quiere narrar, despistan sobre el objetivo de la película, diluyendo totalmente su alcance.

En realidad, al final la película sirve para cumplir dos objetivos: por un lado, establecer una metáfora entre la situación de la película y la actual intolerancia que se vive entre pueblos, culturas y religiones, y por otro el de narrar una de las situaciones de "martirio" de la ciencia ante el fanatismo religioso más tratadas de la historia. Y más o menos los cumple bien, pero perdiéndose por el camino las tramas emocionales más primarias que podrían darle a la película un mayor sentido y entidad.

Así, resulta difícil valorar bien una película que tiene, sin embargo aspectos muy positivos. Como digo, la ambientación resulta muy interesante, y se aprecia un trabajo muy bueno tanto en el desarrollo de decorados como en el de vestuario. Quizás se echa algo de menos que los personajes protagonistas tengan un aspecto menos JASP, pues aunque en realidad no tengo muy claro como eran físicamente los egipcios de los siglos IV dC y V dC, en ningún caso me los imagino con ojos claros, como muchos de los de la película. Pero por lo general, gusta la Alejandría que se nos propone.
Y también resulta atractiva la coreografía de las hordas que recorren la ciudad en busca de sus enemigos, cómo nos lo muestra el director y el tipo de tomas que emplea, con algunas aéreas muy llamativas.
Pero uno sale de la película con cierta sensación de vacío que la técnica es incapaz de llenar y que hace que la crítica global no pueda ser más positiva.

Sin embargo, y aunque por lo general no recomendaría verla en el cine, en este caso lo haré por un motivo: para apreciar la calidad de esa ambientación que he puesto en el centro de sus características positivas, creo que cuanto más grande sea la pantalla mejor.
Quizás sea un aliciente insuficiente, pero si ya se tiene curiosidad por ver la película de antemano se puede contar con eso como un mínimo que te llevarás seguro...
Ya me diréis.

jueves, 22 de octubre de 2009

District 9.

Buff, y como comento yo ahora esta película...

Honestamente, me cuesta. Me costó engullir ciertas partes de la película, y ahora que hace ya unos días que la vi, lo que me cuesta es encontrar las palabras.

Lo cierto es que "District 9" es una película diferente. Es como si en música a alguien se le ocurriera fusionar heavy-metal con reggaeton, y el resultado fuese lo suficientemente chocante y atractivo como para que funcionara a nivel comercial.
Pues en este caso lo que hay es una fusión de cine de ciencia ficción con el cine de protesta e inconformismo político más actual, realismo social envuelto en lucha entre civilizaciones de diferentes planetas.
Y el resultado es atractivo, abrumador en muchas fases y, para mi gusto, algo desigual en su desarrollo. Así que no tengo muy claro si me gustó o no, pero no puedo dejar de reconocerle ciertos méritos porque, en realidad, funciona suficientemente bien en muchos aspectos.

No sé, imaginaos que un día a Ken Loach le da por meterse en un campo de Darfur y narrar las desventuras de un par de refugiados, que viven sin esperanza, en ese lugar que originalmente debía ser su salvación pero que finalmente se ha convertido en una cárcel de la que difícilmente podrán salir jamás. Haría una película triste, que acabaría mal evidentemente, y que se centraría sobre todo en mostrarnos las desigualdades del mundo. Nuestra falsa sensación de seguridad, basada en las cosas que poseemos, y nuestra deshumanización al tratar con aquellos que apenas tienen nada más que su vida y se ven abocados a los destinos típicos de los que no tienen futuro: pobreza, mendicidad, drogadicción, perdida de la dignidad en todas sus facetas.

Ahora imaginemos que a un joven James Cameron le da por hacer una película de bondadosos extraterrestres, que llegan a la Tierra en busca de ayuda, pues se han encontrado con problemas en su nave espacial y se han visto obligados a hacer un aterrizaje de emergencia. Y que, en vista del miedo de los humanos, y las reacciones agresivas que este provoca, se ven obligados a acometer una misión de aprovisionamiento casi suicida para conseguir el combustible con el que volver a su planeta, haciendo en medio un gran despliegue de tecnología y superioridad intelectual. Sería una película de mucha acción, que acabaría con bastantes muertos y una visión bipolar del futuro entre el avance de la ciencia y el paso lento de nuestra cultura.


Bueno, pues una mezcla así es lo que me pareció ver en el cine, y el resultado fue un tanto desconcertante. Fue como si en cierta forma resultara demasiado esquizofrénica y desquiciada para mí, y como si en realidad me faltaran cosas en medio para unir ambas películas. Porque, por mucho que el guión se revuelva para combinar ambos aspectos de la historia, lo cierto es que se decanta rápidamente por uno de los dos caminos, pero recordando constantemente el otro, como con cierta melancolía. Y el final se me queda a medias, posiblemente porque ya estén haciendo la segunda parte que dejan en el aire.

Lo cierto es que es interesante, y que la crítica que pretende hacer llega en parte. Pero me dejó la sensación de que no se puede jugar con el realismo social a través de seres de otros planetas, pues parte de la empatía que sostiene esas películas se pierde.
Y que al final un contacto entre civilizaciones de ese nivel sería tan impactante que, por mucho que intentemos imaginar la situación, difícilmente podríamos asimilarlo a situaciones actuales de esa manera, lo que incide aun más en contra de su deseado realismo.

No sé, me cuesta recomendarla en un sentido u otro, aunque me puede la sensación de que es una película que merece ser vista. Que me parece que falla por momentos, y que confieso que sus fallos me provocaron algún momento de aburrimiento, sí. Pero también es cierto que es diferente, especial por tanto, y que no hay muchas ocasiones que se pueda decir eso de una película que no te ha convencido del todo.
Así que casi os diría que la veáis en el cine, que así además disfrutaréis más de algunos de sus efectos especiales y de algunas de sus imágenes más impactantes, y al final la visión de la historia que tenga cada uno será personal y es posible que difiera mucho de la mía.
Ya me diréis...

lunes, 19 de octubre de 2009

Malditos Bastardos.

Tarantino es lo que tiene, estilo propio, reconocible en cualquier circunstancia, ya sea envuelto en el mundo de los criminales profesionales, en las mafias internacionales de asesinos ninja o en una pseudoimaginaria Segunda Guerra Mundial.
Eso y talento. Sobre todo para escribir conversaciones que fluyen y se clavan, de perdonavidas callejero que da en el clavo, y para usar los ángulos de cámara más atrevidos consiguiendo que le queden bien.

Hay a quien le gusta más y a quien le gusta menos. Como también tiene cierta tendencia al exceso y abusa de algunas cosas, puede llegar a cansar. Y en un mundo en el que ni siquiera a todos les gustan los Monty Python, pedir que todos aprecien el negro sentido del humor de Tarantino puede ser pedir demasiado.

A mí me hace gracia, la verdad. Y me impresiona cuando veo sus películas y me encuentro con algunos de sus planos tomados desde los sitios más insólitos. Y me divierte cuando sus personajes son más chulos que un ocho y expresan filosofías descreídas llenas de una moral muy personal, que siguen con deontología algo enfermiza.
Y aunque puede que alguno de sus rasgos distintivos, como esos tiroteos a varias bandas que siempre repite, dejen de resultarme sorprendentes y prefiriera que intentara resolver esas situaciones de otra forma, sigue pareciéndome un genio incomparable en el manejo de los diálogos, con una capacidad inimitable para mantener la tensión en cada una de las palabras que pone en sus personajes.

En esta última película Tarantino se muestra tal y como lo reconocemos, cumple lo esperado, entretiene y le da a la historia una nueva perspectiva que consigue que , por muy repetitivas que puedan resultarnos las películas sobre la Segunda Guerra Mundial, ésta sea algo nuevo. Como siempre, los personajes son especiales, siempre llenos de la chulería del propio Tarantino, siempre con varias vueltas de tuerca y esquinas sorprendentes. Y una vez más da su mejor talla cuando los planta de dos en dos en duelos interpretativos que acaban en esas largas pero geniales disquisiciones con las que nos va desvelando hacia donde nos conduce la historia.

Entre los actores, destaca sin duda Christoph Waltz, que se come al resto cada vez que aparece interpretando al coronel Hans Landa, uno de esos personajes inolvidables que nos suele regalar Tarantino. Pero en general el reparto funciona muy bien, con un Brad Pitt pícaro en cabeza, que en algunos momentos me recordó a su amigo Clooney (¿quizás por el bigote? Ni idea), y una Mélanie Laurent muy convincente en su representación de la venganza.

Película para ver en el cine, sabiendo lo que se va a ver, claro. Puede que sea demasiado larga (153 minutos), puede que se hubiera podido recortar alguna cosa sin penalizar la narración, pero lo cierto es que no percibí problemas de ritmo y que me entretuvo y divirtió como de costumbre.
Imprescindible para los forofos de Tarantino, infumable para los que no le traguen y muy recomendable para aquellos a los que les sea más o menos indiferente y quieran simplemente entretenerse.

domingo, 18 de octubre de 2009

Cumpleaños feliz

Este viernes pasado fue el segundo cumpleaños de este blog. No se me pasó, ni se me olvidó felicitarle, pero la verdad es que no tuve tiempo de redactar nada para remarcar la fecha. Y hasta hoy no he podido ponerme.

El año pasado, para celebrarlo, escogí mis mejores posts del año y los agrupé en una etiqueta que permitía leerlos todos fácilmente. Escoger era mucho más difícil entonces, porque había mucho más entre lo que elegir, y porque posiblemente fue ese año cuando traté mis temas favoritos. Pero voy a intentar hacerlo de nuevo, escogiendo aunque sea un puñado de lo más interesante, lo más personal, lo que de verdad merece más la pena entre tanto relleno de música y cine:

Así pues, los elegidos de este año son:

Sentido del humor: 30-10-2008. Mi pequeña oda al sentido del humor de mi grupo de amigos. Y en definitiva, a ellos.

El muro: 21-11-2009. Correr el maratón es una experiencia que marca. Una de esas que nunca olvidas, menos aun cuando alguien realiza según que proezas.

Atila: 22-1-2009. Personas que son casi personajes, y que se recuerdan con cariño pese a que a su paso no volviera a crecer la hierba.

Miedo y Dolor: 16-2-2009. Una visión a la relación entre el miedo y la felicidad, la belleza y el dolor, acompañando a Punset.

Las confusiones del ser humano: 30-3-2009. Mi visión personal sobre el concepto de persona y el ser humano como centro de la ética.

Billar americano contra un único agujero: 6-4-2009. Buenos años y primeras experiencias. Un poco de humor para una situación traumática.

12-05-2009: 12-05-2009. Porque el corazón manda. Hay personas que parece que nunca han estado, otros nunca se van. Ésta tenía la peculiar capacidad de cumplir ambas frases.

El pequeño escritor que hay en mí: 9-9-2009. Una pequeña historia personal. Quizás no sea muy buena, pero soy yo, es mi infancia, son recuerdos que no quiero perder.

La mochila: 6-10-2009. Uno de los más recientes, pero también uno de los más complicados en realidad. La mochila sigue cargada de monedas, y pesa aun más.

Y con esta pequeña selección doy por concluida mi lista de este año.
Como veréis, son pocos, y son sobre todo los más personales. A ver si este año me trae más letras que el pasado y tengo más para el que venga.
Disfrutadlos a mi salud.

miércoles, 14 de octubre de 2009

A glimpse at the future (Un vistazo al futuro)

Este verano pasado, estando de vacaciones, tuve un momento de lucidez mental, y en una de esas calurosas noches de agosto, me dio por investigar en internet sobre algunos aspectos de la economía que nos rige. No es nada del todo nuevo, ya en otras ocasiones he introducido posts sobre el tema. Pero en este caso me dio por ver un vídeo que, en cierta forma, ha cambiado mi perspectiva de lo que el futuro nos depara.
Y no puedo decir que mi nueva perspectiva sea especialmente optimista, la verdad...

El vídeo en cuestión ha sido rebautizado como "The most important video you'll ever see" ("El vídeo más importante que verás jamás"), aunque en realidad se titula "Arithmetic, Population and Energy" ("Aritmética, Población y Energía"), y es la grabación de una conferencia expuesta por el profesor emérito Albert A. Bartlett, de la Universidad de Colorado-Boulder (EEUU).
Podéis encontrarlo sin dificultades en YouTube buscándolo por su nombre artístico, ese tan rimbombante y pretencioso. Y merece la pena hacerlo para ir viendo cada una de sus 8 partes, aunque cada una dure unos 10 minutos, y aunque esté en ingles y puedan perderse detalles -mejor dejarlo si no se sabe inglés, no he encontrado nada con subtítulos.
(Os dejo aquí un enlace a la lista de reproducción de las 8 partes en YouTube, y aquí debajo la primera de ellas):



El vídeo es, en general, debatible.
Puede que deje cosas fuera al realizar sus análisis, y es posible que algunos datos que aporta no sean correctos (o sí, simplemente me limito a transcribir las dudas de algunos que comentan el vídeo en la red, no he comprobado nada). Pero al menos sus exposiciones matemáticas sí son precisas, y su explicación de lo que significa un crecimiento exponencial es totalmente correcta, como lo es en gran medida la exposición que se hace de lo mal que interpretamos muchos datos por no saber extrapolar esa idea.

Os recomiendo muy encarecidamente el vídeo, y que después cada cual saque sus propias conclusiones. Las mías están aun en proceso de maduración, y posiblemente las exponga por aquí a no tardar demasiado, en uno o varios posts, según se me dé.
Pero una cosa sí puedo adelantaros: a poco que tengáis unas mínimas preocupaciones, no os dejará indiferente.
Espero vuestras noticias...

lunes, 12 de octubre de 2009

El secreto de sus ojos

Hay películas que en principio no tienes claro si te apetecen o no, de las que oyes hablar y algo te tira para atrás aunque te la vendan bien. Y algo así me pasaba con esta película, de la que había oído muy buenas críticas y que vendieron como si de un peliculón se tratara cuando la presentaron en San Sebastian, que no me decidía a ver sin saber en realidad de que iba.

La verdad es que no sé porque tenía esos reparos, porque Campanella me parece un gran director, Darín me cae bien (me gusta como actor y es como la versión envejecida de un gran amigo mío) y Soledad Villamil es siempre un tremendo descubrimiento en cada película que le veo. En realidad, sin conocer la historia, nada había que me retuviera. Y aun así...

Pero después de lloverme críticas positivas a mi alrededor, me decidí a verla, y he de admitir que es una película buenísima que se merece todo lo bueno que he leído sobre ella y todo lo que me dijeron. De hecho, ahora que la he visto y me he puesto a buscar críticas negativas, sencillamente no las entiendo. Es demasiado redonda y está demasiado bien hecha para recibir malas calificaciones.

Por lo pronto, la historia tiene de todo, y todo está muy bien contado, entrelazado y resuelto. Contiene tanto un thriller policíaco como una trama política y de corrupción, historias de amistad, venganzas y, por supuesto, amor. Y en todas y cada una de ellas encontramos situaciones interesantes y diálogos con profundidad, todas parecen una película en si misma.
Pues aunque haya tanto, la película no se despista, en realidad funciona perfectamente como un todo, consiguiendo así un peso que hace que se salga de la sala con la idea de que se ha visto algo superior.
En cierta forma es como cuando uno lee un libro compuesto de muchas tramas, de esos que cuando se acaba te quedas saboreando la complejidad de la historia y deseas ser capaz de escribir algo así. Uno de esos que crees imposible llevar al cine porque en una película "no cabe".
Pues Campanella consigue que quepa y lo hace de forma armoniosa, dan ganas de leer el libro en el que se basa ("La pregunta de sus ojos") para ver hasta que punto se ha mantenido fiel a la obra original, pero no se sale de la sala con la idea de que te han dejado cabos sueltos (todo lo contrario). Simplemente, maneja el ritmo de la historia principal y de cada una de las subhistorias que hay detrás como si fuera natural que todo funcionara perfectamente. Y eso es tan complicado que, aunque lo que se cuenta no fuera además interesante por si mismo, ya supondría una dirección excepcional.

Prefiero dejarlo así, para no profundizar en el guión y no desvelarle a nadie ningún dato. Solo confío en que, quién me lea, se vea empujado a ir al cine a comprarse su entrada, porque es sin ninguna duda de esas películas que se merece ser vista en una sala en condiciones. Sabe a buen cine y deja poso. Y huele a óscar a poco que haya justicia.

Y si ya la has visto, ya sabes, espero saber que opinas...

martes, 6 de octubre de 2009

La mochila

Hace unos meses un tipo intento darle un tirón a un compañero mío de trabajo.
Fue un desastre. Como acción sin más, siempre estará mal intentar robarle una funda de ordenador a alguien, contenga lo que contenga (y en este caso además iba sin ordenador). Pero es que además, como acción profesional, dejó mucho que desear.
El ladrón en cuestión era de tamaño reducido, pero mi compañero es un tipo de más de 1,90 m., con una constitución natural de cazador de osos canadiense y unas espaldas de estilo estantería de Ikea. Cuando se dio cuenta de que le querían robar, hizo fuerza y tiró del maletín, con el resultado de que el ladrón, enganchado, casi dio una voltereta en el aire. Luego el caco debió mirar para atrás extrañado, preguntándose que narices había pasado, y salió corriendo al entender que si le alcanzaban igual iba a entender demasiado...


Yo, aunque no sea débil, soy más bien pequeñajo, así que no me puedo permitir ese tipo de protección natural.
Pero tengo una costumbre ahorrativa que me ha dado una solución.
El caso es que llevo mucho tiempo guardando las monedas sueltas que me quedan en la cartera cada día. La idea es guardar las monedas e ir empaquetándolas en las cajitas de plástico que, con ese fin, te dan en los bancos. Y algún día gastármelo en un capricho.
Pero la idea se ha transformado en una pequeña obsesión. Me voy descubriendo pagando con billetes cualquier cosa para que me devuelvan monedas que empaquetar. Y cuando quiero un capricho al final acabo tirando de tarjeta en vez de cambiar las monedas. El resultado es que, después de más de dos años guardando monedas, tengo en mi posesión una bolsa que pesa más de 21 kilos...

El otro día, moviéndola para hacer limpieza, me di cuenta de que la bolsa pesa como un muerto, que no hay quien la mueva y que si algún día quiero cambiarla por billetes en el banco, me va a dar más de un quebradero. Y no de cabeza precisamente, la espalda me preocupa más.
Y me acordé de mi amigo y su tirón frustrado, y me di cuenta de que podía llevar siempre unos cuantos kilos de monedas en mis mochilas para evitar que me robaran. Porque estoy seguro de que el efecto del peso de las monedas iba a ser tan grande como el de mi amigo haciendo fuerza.




Al final toda esta idea absurda me ha llevado a una reflexión mucho más profunda. Por lo menos más profunda de lo que debería ser una reflexión en pleno reposo dominical...
Es la reflexión metafórica sobre como todos vamos cargando con una mochila en la que metemos peso poco a poco. Y en como ese peso nos hace sentirnos seguros y, a la vez, va coartando nuestros movimientos como si fuese una cárcel particular.
En realidad ese peso no es malo, siempre y cuando sea deseado y sirva para arraigarnos a algo bueno en vez de para limitarnos.
Pero requiere encontrar el equilibrio entre el peso que nos da seguridad y el que nos ata sin más, sino queremos acabar convirtiéndonos en esclavos de nuestras propias decisiones, los pesos acumulados.




La idea (que no voy a desarrollar más aquí porque tiene suficiente fuerza como para que cada cual la masque personalmente. Y porque en realidad, con distintas formas, es tan vieja como el ser humano) me ha estado dando vueltas todo el verano pasado. En esa idea sigo y, posiblemente, me lleve a algunos cambios profundos.
De hecho, casi seguramente, me lleve a desprenderme de algo de peso.

Y para empezar, es más que posible que en los próximos días visite mi banco y salga con unos cuantos billetes más en la cartera...
Aunque creo que nunca dejaré de recolectar esas moneditas que tanto pesan ya en la bolsa...

lunes, 5 de octubre de 2009

Que les pasa a los hombres

Cualquiera que me lea sabe que tengo tendencia a ver las comedias románticas del momento. Más cuanto más comedias que románticas, pero aun así no suelo dejar de verlas.
Y como además me suelen gustar cuando tienen estructuras distribuidas, cuando la historia esta dividida en pequeñas subhistorias y un reparto coral, ésta tenía que verla...

No me arrepiento, aunque no es una película que vaya a recordar demasiado. Tiene su gracia, con historias divertidas y otras más dramáticas, pero le falta pegada. La parte más humorística es simplemente normal, mientras que la dramática no enseña nada demasiado nuevo. Y quizás lo mejor de la película esté en que hay historias que acaban bien y otras que acaban mal, como en la vida real. Pero quizás es precisamente por eso que no se me quedarán ganas de volver a verla como me pasó en su momento con "Love Actually", que teniendo una estructura parecida y siendo bastante más ñoña, por lo general me resultó más divertida, e incluso más atractiva en sus historias fallidas.

Quizás también me falte algo de empatía con la historia. Desde el mismo título, queda claro que es una película que pretende estar rodada desde una perspectiva femenina. Incluso en su versión original, "He's Just Not That Into You", es una película que se fija más en ellas que en ellos. Y la verdad es que a lo mejor no supe verla, pero me dio la sensación de que todas las historias eran demasiado parecidas, pese a sus diferencias obvias. Simplemente en todas ellas se nos narraba la historia de una mujer en busca de un hombre ideal, de una forma muy plana y como si ese fuera el destino de la mujer. Como si su estado natural fuera ser esposa, pese a que todas las mujeres de la película fueran profesionales modernas y liberadas...

Aun así, la película es entretenida, y si se pasa por alto el abuso de algunos tópicos y no se tienen exacerbados los instintos feministas, se ve bien. El reparto no es que sea bueno por tener actores maravillosos (pese a Jennifer Connelly), pero sí que está plagado de caras muy conocidas que le dan glamour. Y nadie destaca por hacer nada malo, incluso me sorprendí creyéndome mucho el personaje de Ben Affleck, así que supongo que eso juega a su favor.
El guión acaba siendo predecible pese a componerse de tantas historias, pero tiene algunas ideas interesantes que sostienen el resto de la película. Y la dirección peca de apoyar toda la película en estereotipos y no preocuparse en profundizar más en los personajes que deberían ser los pilares de la trama. Pero es de esas a las que les perdonas los fallos porque realmente no molestan, así que te acabas fijando más en sus aciertos.

Evidentemente, con una crítica así, es una película 100% para videoclub. Se están estrenando muchas películas interesantes en estos momentos como para gastarse el dinero en ir a verla al cine. Y aunque sea una comedia romántica, ni siquiera es la más adecuada para ir a verla con una novia, otras cumplirían mejor ese objetivo.
Simplemente un nivel medio que no merece mucho más esfuerzo.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Hazme reir.

El actual gran nombre de la comedia estadounidense es, casi sin ninguna duda, Jude Apatow. Tanto por su trabajo como director como por las películas que escribe y las que produce, se ha convertido en el mayor filón comercial del Hollywood más payaso. Y a mí me divierte bastante.

La última película que ha dirigido es "Hazme reir", "Funny People". Como el mismo declara, solo dirige aquellas películas que le tocan más íntimamente, aquellas cuya historia le implica de una manera personal. Y esta película, centrada en el tema de la amistad y en el del mundo de los humoristas, a él le toca muy directamente. No en vano el vídeo con el que comienza la película, en el que se muestra una broma telefónica de Adam Sandler, lo grabó el propio Apatow allá por los primeros 90's, y las voces de fondo pertenecen a él mismo, a Jeneane Garofalo y a Ben Stiller.

Apatow intentó ser cómico en su juventud. Concretamente, intentó dedicarse a la "Stand Up Comedy", eso que aquí llamamos hacer monólogos. Pero descubrió pronto que, pese a ser un buen escritor, no daba del todo bien delante del público. Así que pronto derivó su carrera hacia la escritura y la producción, y en los últimos años ha alcanzado el éxito en la dirección, con películas como "Virgen a los 40" o "Lío embarazoso".
Esa experiencia le permitió convivir con humoristas y vivir el mundo desde dentro. Y eso es, en buena parte, lo que ha reflejado en la película.


Como ya he comentado por aquí en alguna ocasión, uno de mis mejores amigos es humorista, monologuista, hace stand up comedy. Ni mucho menos tengo la implicación que él o Apatow tienen con este tema, pero de alguna manera sí que he podido estar, a través suyo, más cerca del mundo del negocio del humor de lo que suelen estar la mayoría de las personas. Y lo cierto es que la película me mostró muchas de las cosas de las que él me ha hablado: los excesos de protagonismo, los egos disparados, la relativización de la amistad y la búsqueda del éxito. Esas cosas tan extremadamente humanas que distraen del éxito artístico (el qué te distancia de la mediocridad humana), que también muchos persiguen, algunos por encima de cualquier otra cosa.

Vista con esa perspectiva es difícil ser objetivo. La película me gustó mucho, me sentí en cierta forma partícipe de muchas de las situaciones que se narraban, pese a no ser más que un espectador más cercano. Y aunque es posiblemente la menos divertida de las películas de Apatow, me reí con ganas de muchas de las situaciones menos graciosas.
Seguramente se trata de una película demasiado larga, con ciertos desequilibrios entre sus partes más cómicas y las más dramáticas que le hacen perder ritmo. Y aunque en otras ocasiones Apatow ha narrado temas profundos (como el embarazo no deseado de "Lío embarazoso"), en esta película lo hace dando demasiadas vueltas, dotándole de quizás demasiada complejidad para una comedia.
Pero lo pasé muy bien viéndola, y creo que podría repetirla sin dejar de reirme.

Los actores están todos bastante bien con un Seth Rogen en vías de adelgazamiento que pierde con ello parte de su vis cómica, pero gana en desencasillamiento, y un Adam Sandler que, a base de interpretar en parte algo que conoce a la perfección, parece menos vulgar que en otras películas. Además se acompañan con mucha credibilidad del resto de cómicos noveles en proceso de crecimiento, y de un Eric Bana que da muy bien el papel de machote triunfador. Y la esposa de Apatow y sus hijas también cumplen perfectamente, aunque haya situaciones en las que participan más por el capricho de su padre que por otro motivo.

No diré que no es una película de videoclub, porque sin duda lo es. De esas que uno puede ver o no, dejar puesta para dejarse entretener o dedicarse a cosas más importantes. No es una película esencial en una filmografía moderna.
Pero personalmente no dejaría de verla, sobre todo si de alguna forma se conoce en parte el mundo de la actuación y la comedia. Recomendable, divertida y con cierto trasfondo. No es la mejor, pero es otra buena producción del señor Apatow.

martes, 22 de septiembre de 2009

Malos tiempos para mi lírica.

No os voy a contar nada que no le pase a cualquiera.
Simplemente estoy pasando una época en la que me cuesta encontrar tiempo para escribir, y por eso estoy casi esquivo, paseando lo mínimo por los blogs ajenos, sin visitar algunas de mis páginas de internet favoritas, durmiendo menos y trabajando más, más cansado cuando tengo unos minutos...

No me voy, seguiré escribiendo, pero con este post oficializo un nuevo recorte en la frecuencia de publicación de mi blog. Atrás queda aquel primer año en el que escribía algo cada día entre semana, para descansar solo sábado y domingo. Y los últimos intentos de mantener un ritmo de tres posts semanales.
Simplemente ahora tengo que elegir entre escribir o hacer deporte, o leer, o mantener mi escasa vida social, o dormir, o trabajar... Y me estoy chocando con la realidad de tener tres películas vistas en las últimas semanas y no encontrar tiempo de escribir sobre ellas (y mira que sé lo que escribiría). O de estar leyendo un libro que me hace bullir ideas que compartir, y no encontrar momentos de tranquilidad para sentarme delante del ordenador y plasmarlas en la pantalla. O de haber visto un vídeo de una conferencia que me resulta espantosamente reveladora, y no poder dedicarle tiempo suficiente a contárosla a mi manera. De seguir encontrándome buena música que me gustaría que todo el mundo escuchara...

Necesitaba soltar esto antes de intentar escribir otras cosas, para seguir sintiendo que respeto mi blog. Ahora casi me parece una perdida de tiempo, un robo a ese libro y esas películas, a la música y la conferencia, pero me quedo más tranquilo disculpándome con él por tenerle tan olvidado. Y espero que aquellos que alguna vez le acompañáis sepáis recoger la parte de disculpa que os toca...

Seguiré por aquí, menos, pero seguiré.
Hasta que pueda.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Discos con corazón.

Hace ya meses, quizás un año o más, que desapareció una cadena de música que emitían por la TDT y que se llamaba Fly Music.
Aparte de contener algún programa horrible, tener unos presentadores regulares y rellenar tiempos muertos con gente contando como era, intentando ligotear a las puertas de las discotecas más de moda, lo cierto es que ponían muy buena música. Y era sin duda la cadena que se atrevía con vídeos más raros, menos "mainstream" (sí, soy un pedante usando estos palabros).

Un grupo que conocí gracias a ella, y que desde entonces me ha dado varias alegrías, es Miranda!, uno de esos de música pop tecnificada que me gustan tanto.
Miranda! son, sobre todo, divertidos. Cantan jugando con las voces, crean letras alegres, desenfadadas y superficiales, y sus vídeos son de lo más fresco y curioso que se puede encontrar, a menudo con coreografías y bailes nada complicados, pero que producen unos efectos muy llamativos.
En este que os pongo, por ejemplo, comprobaréis que recuerda por igual tanto a algunos vídeos de "Fat Boy Slim", por sus movimientos, como a alguno de Robert Palmer, por sus bailarinas. Y esos pasos, con las enfermeras agitando las cuñas... impagables. No dejéis de verlo aprovechando la característica HD que facilita YouTube:



Miranda! acaba de sacar nuevo disco, aunque aun no lo he escuchado. Y aunque en España no se les conoce demasiado, me he enterado, informándome para escribir este post, de que consiguieron meter un poco el pie a través de la canción que se empleó para presentar la serie "La Lola". Serie que no llegué a ver jamás pero que, por lo menos, debía empezar bien cada capítulo...

Espero que os gusten, como siempre, ya notaréis que continuo con mi proselitismo musical. Que casi parezco aquel perro de peluche que había en mi infancia, "Tristón", buscando algo de comprensión y cariño (aunque él quería más, mucho más, insaciable, y pedía un amiguito, un hogar y mucho amor... que no entendía de crisis, vamos...).
Feliz fin de semana, como adivinaréis, yo lo necesito...

lunes, 14 de septiembre de 2009

Resacón en Las Vegas.

Cada vez soy menos selectivo a la hora de ir al cine. Cada vez me cuesta más ir a ver películas serias, dramas, obras de autor de esas en las que se nos quiere hacer ir algo más lejos y plantearnos cuestiones trascendentales.

Quizás porque, por mí mismo, ya pienso más de lo que debería. Y en ocasiones me encuentro viendo películas tontas y dándole mil vueltas a alguna idea suelta que deja caer, como si buscase sus claves más escondidas.
También porque me hago mayor y todo se vuelve más serio a mi alrededor, más agotador, y necesito desconectar. Y muy posiblemente porque, aunque uno intente que el mundo a su alrededor no le afecte, al final se deja alienar por la sociedad de lo fácil en la que vivimos y tira a eso, al consumo inmediato.
Aunque también me gusta pensar que cada día le doy más importancia al humor como motor de muchas cosas, y que si me acerco a algunas películas es porque también necesito de él en mi vida. Es, en cierta forma, mi peculiar manera de afrontar el mundo con optimismo...

El caso es que fui a ver "Resacón en Las Vegas" guiado más por la idea de dejarme llevar que por cualquier otra. El título no invita, nada, y tanto los actores protagonistas como el trailer que había visto me parecían bastante vulgares. Así que buscaba algo que simplemente me entretuviera un rato.


Pero me encontré una agradable sorpresa, y he de decir que disfruté mucho de la película.
Sin que ésta me pareciera nada especialmente memorable, y dejando claro que es una película destinada básicamente entretener, lo cierto es que me encontré con una obra muy bien hecha.
Y cuando digo que está muy bien hecha es porque me parece que está muy bien "medida", que resulta muy redonda y está muy bien contada, que los personajes son interesantes y que las dosis de extravagancia y surrealismo no cansan y caen sobre la película perfectamente calculadas para producir su efecto óptimo.

La historia en cuestión no es muy original, de hecho resulta casi vulgar: un grupo de amigos que se van a Las Vegas a celebrar la despedida de soltero de uno de ellos, desfasando en una noche loca de esas que no se cuentan a la pareja y que posiblemente no se repetirán jamás (al menos no hasta la siguiente despedida de soltero). Subidón, subidón, subidón, y si te he visto no me acuerdo...
Pero se escoge una forma especial de narrarla que hace que toda la peripecia, todo el exceso cometido, resulte especialmente interesante, capte la atención de forma inmediata y mantenga esa atención como si en vez de una comedia idiota se tratara de una obra de suspense. Se nos cuenta desde el día siguiente y desde la reconstrucción de los hechos a base de los retazos de vivencias que el alcohol y las drogas no han conseguido destruir. Y se añade una búsqueda contra el reloj que le da al conjunto mucho más ritmo y tensión. Todo un acierto del guión.

Para mi fue muy curioso encontrarme enganchado a lo que se me estaba contando casi desde el inicio, deseando saber más, como ocurre con esas novelas que enganchan y no puedes dejar de leer aunque sea de madrugada, o como sucede cuando un capítulo de una serie de televisión es verdaderamente bueno y te atrapa de tal forma que los anuncios se convierten en una especie de tortura diabólica. Simplemente no me esperaba eso de este tipo de película, y me gustó especialmente lo que consiguió y la forma de hacerlo.

Puede que haya situaciones demasiado sacadas de quicio, y puede que haya personajes que resulten irrealmente absurdos. También es posible que otras se resuelvan de maneras que resultan demasiado cogidas por los pelos.
Pero lo cierto es que la película combina muy bien sus idioteces con la destreza narrativa. Y no hay mejor muestra de ello que la secuencia de fotos final, en la que vemos como se atan magistralmente todos los cabos que puedan quedar sueltos mientras queremos cerrar los ojos ante algunas de las animaladas que se nos enseñan.

No diré que sea esencial verla en el cine, pues tanto por temática como por sus formas es pura carne de videoclub.
Pero creo que al final es de esas obras en las que merece la pena gastarse el dinero, por lo satisfecho que sales del cine. Y no tanto por ser una gran película como por lo bien que cumple con sus objetivos y lo que puede sorprender su historia.
No es solo una nueva película chorra, no es únicamente otra idiotez más para adolescentes. Tiene de eso y quién espere algo así no saldrá decepcionado. Pero tiene ese "algo más" suficiente para que cualquiera con un poco de amplitud de miras se sienta satisfecho.
Recomendable como poco.