miércoles, 30 de abril de 2008

José Alfredo.

A José Alfredo Jiménez le conocía desde hace tiempo porque es un compositor de rancheras (el más grande para algunos) que le gustaba especialmente a Enrique Urquijo. Y alguien que ha crecido escuchando a Los Secretos y a Los Problemas, necesariamente ha oído alguna versión de sus canciones.

Pero este no es un post sobre música, sino sobre un bar. Un bar muy especial que lleva su nombre y que descubrí gracias a mi amigo Luca, que me llevó hace no mucho mientras esperábamos mesa para cenar en un restaurante cercano y que me pareció una joya especialmente comentable.

El José Alfredo es un bar muy agradable que homenajea al señor Jiménez como el rey de la parranda que fue. Evidentemente, quiere recordar su vena fiestera y divertida, aunque olvida que murió de cirrosis hepática y que quizás ese no sea el mejor nombre para un local que ofrece cócteles alcohólicos como la mayor de sus atracciones. Pero se le perdona la frivolidad porque seguramente se le ha puesto el nombre más con cariño y desconocimiento que con ánimo de recordar su alcoholismo.

Decorado con una estética muy setentera, con cómodos asientos y mesas bajas al fondo y espejos y terciopelo de cardenal en las paredes, es un lugar estupendo para tomarse un buen combinado (San Francisco en mi caso, porque no me ofrecían ningún otro sin alcohol) mientras se conversa ligeramente con los amigos. No es especialmente barato, porque los cócteles nunca lo son, pero resulta un lugar muy confortable, con su buena música a volúmenes de charla, sus asientos acolchados y su luz tenue.
Imagino que se va volviendo incómodo al profundizar en la noche, pues supongo que se llena irremisiblemente según muere el día, pero como sitio para empezar pronto la salida con los amigos resulta perfecto.

Es ante todo acogedor, así que no esperes un local donde emborracharte al ritmo de cualquier música repetitiva. Se encuentra en la calle Silva 22, casi enfrente de la mítica tienda Madrid Comics, y os lo recomiendo a todos seáis o no bebedores, para disfrutar una buena charla alrededor de sus mesas mientras se buscan miradas en sus juegos de espejos.
Un lugar de lo más placentero.

martes, 29 de abril de 2008

Bodies.

Como estaban a punto de quitarla aquí en Madrid y ya llevaba tiempo deseando verla, me he pasado a ver la exposición "Bodies", esa tan interesante que te enseña como es el ser humano desde dentro , a través de cuerpos reales donados a la ciencia.

La verdad es que me hubiese encantado verla hace muchos años, cuando, de niño, pensaba que el interior de los cuerpos era como enseñaban los gráficos de los libros de ciencias. O al menos hace unos cuantos, cuando estudiaba biología y las imágenes de cortes histológicos eran a veces demasiado abstractas. Porque es una exposición diseñada para llamar la atención de aquellos que no saben mucho, y para ser disfrutada en profundidad por aquellos que saben un montón. Y porque yo me he quedado en tierra de nadie y he salido de la muestra con la sensación de que la había aprovechado poco.

Recomiendo encarecidamente (bonita palabra, encarecidamente) ir a verla si aun se está a tiempo. Y recomiendo no dejar de coger las audio-guías, porque sino es muy posible que resulte un poco corta. Yo no lo hice y tan solo me pasé 25 minutos andando entre los muertos, recordando mis clases de histología, fisiología y embriología. Pero cualquiera dispuesto a escuchar e intentar comprender los mensajes de la audio-guía sacará un partido enorme a la colección. Porque, sin duda, la colección merece la pena.

Dividida en secciones centradas en distintos sistemas, la exposición comienza enseñándonos la distribución y funciones de los huesos, músculos y piel. Nos enseñan nuestras formas y porque somos como somos, para ir después adentrándonos en órganos más complejos. Y así, poco a poco, vamos viendo el cerebro, el corazón, el sistema circulatorio y respiratorio, el sistema nervioso, el digestivo y el excretor, los órganos reproductores... Incluso hay un aparte en el que se pueden ver distintas fases del desarrollo embrionario, con algunas de las que, a mi juicio, son las mejores muestras del recorrido, aunque puedan herir espíritus muy sensibles.
Completando la exposición, hay muestras de distintas patologías y de órganos poco cuidados (interesante una vez más volver a ver porque es mejor no fumar), cortes de tumores y, constantemente, diferentes tipos de secciones del cuerpo humano en todos los planos imaginables (transversales, sagitales, frontales...) para no dejar de saber en ningún momento como relacionar lo que vemos con la realidad del cuerpo. Y, por supuesto, las piezas de cuerpo entero, mostrando colecciones completas de órganos como si estuviésemos viendo un maniquí sin piel, grasas ni rellenos.

Para los mas aprensivos, decir que las muestras están tratadas de tal forma que resulta fácil olvidar que algún día estuvieron vivas, pero al mismo tiempo permiten profundizar en nuestros conocimientos de anatomía y facilitan hacerse una idea de conjunto de como funcionamos los seres humanos. No creo que sean desagradables (aunque quizás unas cuantas disecciones te dejan preparado de por vida, no sé), tan solo muy curiosas e interesantes. Y entre los asistentes había tanto niños como adultos y ancianos, que pasaban por las muestras sin expresar ningún asco.

Para todos los demás , por favor, no dejéis de verla, porque a saber cuando vuelve a pasar por aquí, y seguro que su visionado os dejará algo bueno que recordar. Disfrutadla.

PD: Me acabo de enterar, tras escribir todo el post, de que lo han prorrogado hasta el 13 de Julio, así que no digáis que no teneis ocasión...

lunes, 28 de abril de 2008

Pavlov.

Leo en la Wikipedia que se llamaba Ivan Petrovich Pavlov, y que, aunque lo he oído mayoritariamente pronunciado como Paulov (acentuado en la o) se pronuncia Pávlov.

Es el de los perros, seguro que le recodáis, la comida, la saliva y la campana.
El tipo que desarrolló la teoría de la respuesta condicionada, según la cual una determinada respuesta natural a un estímulo (estímulo incondicionado) se puede conseguir también con otro estímulo diferente (estímulo neutro) que se ha asociado de alguna manera al anterior. En el proceso de asociación entre el estímulo incondicionado y el neutro, éste último pasa a convertirse en un estímulo condicionado: un estímulo que por si solo no produciría respuesta, pero que ha acabado por darla al establecerse esa relación con el estímulo incondicionado.

A veces uno puede llegar a creer que, por ser mecanismos muy básicos, nosotros los humanos estamos por encima de ellos. Pero es todo lo contrario, precisamente por estar en la base del funcionamiento de nuestro cerebro y de nuestros mecanismos de asociación de ideas, nos afectan como a cualquier animal mínimamente complejo.
Y en nuestro caso, además, hemos desarrollado una compeljidad simbólica tan grande que hoy en día nuestra vida se ve matizada permanentemente por multitud de condicionamientos, provocados a veces, autoalimentados muchas otras.

Como también dice la Wikipedia, la escuela conductista tiene enfrente a muchos pensadores que reflexionan sobre el grado de manipulación que esto supone sobre el individuo. Cómo se le puede convertir en un objeto condicionable sin pensar en como se siente. Pero lo cierto es que el condicionamiento funciona experimentalmente, y cualquiera que necesite manipular masas hará uso de él, de alguna forma u otra.


Pero si hoy me he decidido a escribir sobre el tema no es para prevenir contra la manipulación. No, es más que nada porque en los últimos tiempos he caído en la cuenta de un condicionamiento que, día a día, he ido perfeccionando sobre mi propia persona. Un condicionamiento que tiene mucho que ver con la satisfacción que produce el terminar la jornada laboral y poder partir hacia casa.

En mi puesto de trabajo dispongo de mi ordenador personal, herramienta fundamental para casi toda mi actividad. Se trata de un equipo de sobremesa conectado a la red de la empresa para la que trabajo, y que cuando empecé allí procuraba dejar siempre apagado al final del día, para no acortar su vida útil.
Pero con el paso del tiempo, uno va acumulando tareas, que además se alargan en el tiempo. Y poco a poco el equipo se va dejando encendido con más frecuencia por las noches, para no tener que abrir cada día una multitud de programas diferentes, y poder recuperar a la mañana siguiente el hilo del trabajo con mayor facilidad. Y si encima has de acceder en remoto desde casa, facilita aun más las cosas...
Ha llegado a un punto en que sólo suelo apagar el equipo una vez por semana, los viernes, y a veces ni eso. Así que cuando me voy a casa, para no dejar un montón de programas y archivos abiertos y a la vista, bloqueo la máquina con la consabida combinación "Ctrl + Alt + Supr" y pulsando después "Intro" (trabajo con Windows). Y día tras día repito la operación, sin falta, cuando me vuelvo a casa.

Yo no salivo como los perros de Pavlov, ni creo que produzca una respuesta obvia para los que me rodean. Pero en mi interior el salir del trabajo para irme a casa produce unos efectos purificadores. Una especie de corriente de descanso.
Y el caso es que el viernes pasado, al terminar la jornada y comenzar el fin de semana, caí en la cuenta de que el sonido inconfundible y ya perfectamente acompasado del "Ctrl + Alt + Supr" + "Intro" me hacía sentir extrañamente libre y ligero.

Como un perro de Pavlov perfectamente adiestrado para reconocer el momento en que le dan su tiempo de esparcimiento, respirando profundo al escuchar su campanilla...

viernes, 25 de abril de 2008

Los chicos de la playa.

Ayer por la tarde estuve escuchando un disco recopilatorio de los Beach Boys, y se me ocurrió que no estaría mal meterles en mi blog. Así que me decanté a por mi canción favorita dentro de su repertorio, "Sloop John B".

Como me gusta tener claro que es lo que estoy poniendo antes de lanzarme a escribir, me he puesto a buscar información sobre la canción, y me he encontrado con que ésta no es de los Beach Boys. Ni siquiera de los Kingston Trio, en cuya versión está más inspirada la de los Beach Boys. No, resulta que la versión original es una canción folk tradicional de la zona de las Antillas. Y que los primeros en grabarla comercialmente fueron seguramente The Weavers, con el nombre "The Wreck of the John B", y después les siguieron muchos, entre ellos el mítico Johnny Cash o los propios Beach Boys.

La verdad es que supone un descubrimiento (y cierta decepción) saber que no es suya, cuando Brian Wilson me parece un compositor genial y daba por hecho que era su creador. Pero sigo pensando que es lo mejor que grabaron los Beach Boys, así que seguiré con mi personal homenaje.

A mí los Beach Boys me traen recuerdos de vinilos y cintas de cassette, de un LP glorioso que les dejaron a mis hermanos mayores cuando yo no era más que un enano y lo escuchaban a todas horas en su tocadiscos. Y de un descubrimiento de unos juegos vocales y unas melodías que me han marcado para siempre el gusto, y que no he dejado de escuchar desde entonces. Así que, aparte de que esta canción sea una obra de arte, tiene un fuerte valor sentimental para mí y en cierta forma me hace sentir un crió de 8 años, o por lo menos me trae buenos recuerdos de cuando los tenía.

Espero que a vosotros también os guste y sepáis apreciar este vídeo musical de los Beach Boys, el original de la canción, toda una joya del amateurismo videográfico. Que ustedes lo disfruten:

jueves, 24 de abril de 2008

Back to the past

Como comentaba el otro día, mi ocupación actual es la de informático. Y desde hace unos meses, tenemos entre manos, entre otros proyectos, el desarrollo del plan de contingencias de la empresa (de la parte tocante a la informática, claro).
Un plan de contingencias, aunque resulta bastante obvio, es algo en lo que nadie con suficiente responsabilidad parecía haber caído hasta que sufrimos un amago de incendio un par de años atrás. Y seguramente hubiera seguido en el olvido si eso no hubiera implicado que todo el mundo parara de trabajar unas horas, provocando bastantes traumas y algunas perdidas. Aunque también es cierto que el incendio de la torre Windsor ayuda a cogerle miedo, y que se trata de algo absolutamente prioritario.

Lo malo de un plan de contingencias que pretenda mantener la actividad de una empresa totalmente centralizada en un edificio y medianamente grande como en la que trabajo es que implica duplicar multitud de cosas y roba muchísimas horas de trabajo. Y todo para proveernos de una serie de equipamientos, sistemas y protocolos que difícilmente se pondrán en uso jamás, con lo que es un trabajo arduo y poco satisfactorio.

Ahora bien, he de confesar que hay algo de todo el proyecto que a mí me encantó y que me ha reportado una satisfacción muy tonta y a lo mejor algo malsana, pero satisfacción a fin de cuentas.
Se trata de la ubicación a la que nos trasladaríamos en caso de sufrir un percance suficientemente importante. Un edificio que, estéticamente, es algo así como una vuelta a los 70. Y no cualquier vuelta, para ser más precisos, una vuelta a los 70 en una república de la extinta URSS. Una especie de bloque de cemento y ladrillo, antiguo cuando no definitivamente rancio, con una valla a la entrada y un rótulo de letras con una tipografía perdida en el tiempo...
Aunque lo mejor se encuentra dentro del edificio, porque está en total consonancia con el exterior y entrar en él es como dar un salto al pasado de 30 años. El pasillo punteado de fotos viejunas y sus despachos repletos de muebles y papel de pared de las que le gusta poner en sus películas a Almodóvar... y esas revistas de productos del sector, en las salitas de espera, con fechas que te hacen creer que estás en un mercado de almoneda y antigüedades...
De camino a lo que sería la ubicación de mi departamento hay que pasar por un ascensor de esos en los que tu abres y cierras las puertas, de paredes metálicas, con mensajes intrigantes en ellas y que trepa por su hueco a la vertiginosa velocidad de una planta cada 20 segundos.


Pero sobre todo eso hay un viejo almacén repleto de elementos electrónicos olvidados, de esos para los que la palabras "vida útil" dejaron de tener sentido décadas atrás y cuya función fue sustituida hace tanto por elementos más modernos que hoy son casi reliquias tecnológicas. Confieso que me lo pasé como un enano entre todos aquellos viejos trastos y cachivaches.
Os dejo unas fotos de algunas de aquellas joyas, que espero volver a ver, aunque no por traslado, claro.
1. Un Microprocesador (60 cm. x 60 cm.):


2. Un Nanoprocesador (25 cm. x 25 cm.):


3. Un posible sustituto para mi reproductor de mp3:


4. Un vídeo último modelo:


5. Un recambio para el pen drive:

miércoles, 23 de abril de 2008

21 Blackjack

Hacía ya varias semanas que no iba al cine y tenía algo de mono. Así que, rompiendo mi máxima bíblica de descansar en domingo, allá que me fui al cine, a sesión de 16:30, que creo que no iba a una película tan pronto desde que era un niño.

Como es habitual últimamente, me es complicado escoger películas que crea que van a ser demasiado duras o espesas. Tiene que ver con el ánimo de no hacer ningún esfuerzo fuera del trabajo, y solo dejo de escoger cosas ligeras cuando tengo buenas referencias o con determinados autores con los que sé que me valdrá la pena hacer el esfuerzo.
El caso es que me tiré a ver "21 Blackjack", que habían visto un par de días antes los amigos con los que suelo ir al cine todos los fines de semana, para evitar así que la semana que viene fuera más difícil escoger, y porque tenía referencias de que no estaba muy mal. Y salí moderadamente satisfecho...

La película me gustó nada más empezar porque han escogido como canción de inicio "Time to pretend" de MGMT, todo un temazo, y así es fácil convencerme. Y, siguió gustándome según avanzaba porque la temática de fondo, el Blackjack, me llama mucho la atención (algún día tendré que hacer un post sobre mi malsano interés por el juego).
El caso es que como película no ofrece mucho más que ser simplemente entretenida. Pero con buena música e interés personal, a mí ya me tenía ganado. Tiene un espectacular actor como Kevin Spacey ahí en medio, otro decente como Lawrence Fishburne y a Kate Bosworth, que parece que supera su anorexia, como miembros del reparto más conocidos.
Pero el gran protagonista es Jim Sturgess, que interpreta a Ben, un joven prodigio estudiante del MIT, que en busca de dinero para sufragarse sus estudios de medicina en Harvard es reclutado por su profesor de cálculo como miembro de un grupo de contadores de cartas destinados a enriquecerse en Las Vegas.

Basado como está en una historia real, la película se centra en enseñarnos como el joven e inocente Ben descubre un nuevo mundo de lujo y adrenalina, y en como ese mundo le atrapa y le convierte en algo que solo había llegado a soñar. Pero claro, la realidad tiene también su cara mala, y al final Ben se ve envuelto en esos típicos problemas peliculeros con los matones de Las Vegas, poco dispuestos a que alguien juegue con algo más que azar, y todo se complica, revolcándose su vida como una croqueta hasta llegar al final que todos sabíamos que tendría la película. Bueno, no está mal, no decepciona, entretiene... Y toda la banda sonora está muy bien, muy discotequeras algunas canciones, pero siempre en un nivel muy alto.

Vamos, que al final lo que me ha quedado claro después de ver la película es que voy a tener que culminar mis planes de ir a Las Vegas a no tardar demasiado, mientras el dolar esté bajo y se pueda pagar un viaje así. Lo llevo deseando desde hace tiempo y ahora que un amigo mío se va a hacer las américas lo veo cerca y muy deseable. ¿Alguien se apunta?
Ahí os dejo una imagen del Strip, para abrir apetitos...

martes, 22 de abril de 2008

The dark side...

M y C son dos hermanos, de 31 y 33 años, miembros de la familia D-M, toda una institución entre las 4 generaciones de alumnos a las que reunieron en mi colegio. Son amigos míos desde hace muchísimos años, sobre todo C, con el que compartí un par de años de clase. Y las últimas temporadas me han acogido en su casa familiar de Asturias para pasar algunos días del verano, lo cual les agradezco en el alma porque es un sitio espectacular.

Charlando entre ellos en un local con mucho ruido. Ahora se conocen mejor...

Versión de M. Empieza él:
- He conocido a una tía que me gusta mucho.
- ¿Como es?
- Bueno, guapa, negrita, muy maja...
C pone cara rara.
- ¿Como que negrita? ¿Y eso?
M se asusta. Tantos años para descubrir eso en su hermano...
- Pues no sé, es así.
- ¿Y por qué?
M empieza a pensar que C se está pasando. ¿De que va? Le mira serio, preocupado.
- ¿Por que qué?
- Por qué negrita.
- Porque me gusta, tío, si es muy maja...
- ¿Y no te puedes buscar a otra que también sea muy maja pero no...?
Los hermanos se miran como si acabaran de descubrirse, sin saber que decirse, mezcla de desprecio mutuo, preocupados...

Versión de C. Empieza M:
- He conocido a una tía que me gusta mucho.
- ¿Como es?
- Bueno, guapa, me grita, muy maja...
C creía conocer a su hermano, pero eso de que le guste que le griten le ha dejado muy extrañado. Es un tipo abierto, pero clásico...
- ¿Como que te grita? ¿Y eso?
A C empieza a extrañarle la cara de su hermano, que le mira como si gustarle que le gritaran fuera lo más normal del mundo y él el depravado.
- No se, es así.
- ¿Y por qué?
Para C las cosas se están yendo de las manos. No sabía de ese tipo de gustos en un hermano con el que ha convivido tanto. No le gusta.
- ¿Por que qué?
- Por qué te grita.
- Porque me gusta, tío, si es muy maja...
- ¿Y no te puedes buscar a otra que también sea muy maja pero no...?
C mira a M con preocupación y extrañeza. M mira a C con cierto desprecio y preocupación.
No están muy seguros de conocerse bien...

PD: Versión libre de una anécdota real que me contaron el otro día. Autorizada por los participantes...

lunes, 21 de abril de 2008

Cultura Pop

Este viernes pasado acudí con unos amigos al festival "Cultura Pop", que organiza todos los años desde hace 3 la Junta de Distrito de San Blas, aquí, en Madrid.
Es un pequeño festival, concebido para ser diferente a lo habitual y con la intención de ser un evento que incluya todos los aspectos que definen hoy en día un movimiento cultural y no centrarse exclusivamente en la música.
Así, en este festival se puede acudir a mesas redondas, audioforums de artistas exponiendo sus tendencias o presentaciones de libros. Pero también hay proyecciones de películas (incluida la representación de "The Rocky Horror Picture Show: Audience Participation", de la que ya he hablado aquí con anterioridad), exposiciones, desfiles de moda, puestos para venta de discos raros, de camisetas, de ropa "distinta"...


El festival es aun muy humilde, y los grupos que participan no suelen ser muy conocidos. Entre los del cartel de éste año, estaban Grande Marlaska, Los Imposibles, Fanta, Bombones, La Granja o TV Personalities. Pero tiene a su favor el ser una iniciativa municipal, por lo que todas las actividades son gratuitas. Y este año han ido a poner en el cartel a La Casa Azul, como grupo de cierre de los conciertos del viernes, así que mi asistencia era voluntariamente obligada...

Como me tocaba currar hasta las siete, no pude apuntarme a alguna actividad que me llamaba la atención y al final solo fui de concierto. Llegué tarde, pero a tiempo para ver a Fanta. Actitud chulesca, chaquetas de cuero, camisetas negras, vaqueros y all-stars en los pies. Ramonianos a más no poder. No es lo más Pop que se me pueda ocurrir, pero tienen algunas canciones que no están nada mal, y el público disfruto de su entrega y su ritmo frenético: creo que no respiraron hasta terminar el concierto.
Después tocaron Bombones. Esta banda se identifica más con el puro concepto Pop, aunque les gusta definirse como Power-Pop. En el concierto les falto power para ganarse la etiqueta, pero las canciones de su MySpace les acreditan. Y en cualquier caso no sonaban nada mal. Como no les conocía de antes, solo puedo decir que me gustaron sus versiones, especialmente la de "Genie in a bottle" que mejoró la original de la Aguilera. Seguiré investigándolos, porque parecen interesantes.
Y para terminar la noche, La Casa Azul, de quién he hablado tanto en este blog que, para no repetirme, solo diré que estuvo mejor que en Joy Slava, aunque dado el formato fue un poco más corto de lo que podría haber sido. Lo mejor de la noche, y el público, muy adulto aunque parezca mentira, disfrutándolo como loco.

Un festival muy a tener en cuenta para próximas convocatorias, con un encanto especial y muy buen gusto. Extremadamente recomendable.

viernes, 18 de abril de 2008

Asuntos de familia (II).

Hoy me toca hablar de mi abuelo materno.

A mi abuelo lo conocí durante 4 años, y siempre tuve la sensación de que era uno de esos ancianos duros y estrictos, aunque solía darnos caramelos a todos sus nietos y me llevaba a tomar el aperitivo a los bares de la zona de su casa.

Pero, por lo que me cuenta mi madre, en realidad era un tipo muy diferente. De hecho, al parecer, era todo lo contrario.
La familia de mi madre tenía una sastrería en el centro de Madrid. Una de las más conocidas de hecho. Mi bisabuelo decidió que el primero de sus hijos se haría cargo de ella, y que el otro varón estudiaría una carrera (al parecer las hijas no contaban mucho en los planes). Y en aquellos tiempos eso no se discutía, por lo que mi abuelo acabó de sastre sin tiempo para decidir si le gustaba.

En cualquier caso, tampoco le fue mal así. Siendo joven, mi abuelo era un bon vivant, un tremendo vividor, un irredento juerguista. Sus hermanas colocaban en la puerta de casa almohadillitas para que la puerta no hiciera ruido cuando llegaba de madrugada, para evitar despertar a mi bisabuelo. Y con frecuencia empalmaba las noches de un día con la hora de irse a trabajar, como un gran pionero de la movida madrileña...
Llevaba una vida muy acomodada, con coche propio desde joven (y estamos hablando de antes de la Guerra Civil, así que haceos una idea), y su vida transcurría entre fiestas y correrías con su pandilla de amigos. Entre estos se contaba Pedro Chicote, el fundador de la Casa Chicote, que montó su local (el actual Museo Chicote) muy cerca de la sastrería de mi abuelo (de hecho algo oí en su momento sobre alguna ayuda para que el joven Chicote encontrara su trabajo en el Ritz antes de tener su propio negocio, pero ahora mismo no tengo certeza sobre los detalles).
Posiblemente fue en esas fiestas y esa vida de espectáculo en la que conoció a mi abuela, y se hicieron novios antes de la Guerra Civil. Pero no se casaron hasta que ésta terminó, pues no era un momento adecuado.

Mi abuelo era muy proclive al bando nacionalista (sus lecturas de "El Alcazar" cuando ya era un anciano así lo atestiguan), pero cayó en zona republicana. Probablemente influyó en su juicio el hecho de que le requisaron el coche para uso del ejército de la República, pero el caso es que su disposición a luchar fue nula. Estaba hecho para la diversión, y no estaba dispuesto a cargar un fusil. Así que, aprovechando un contacto, consiguió que se le destinara al control de abastos, por lo que jamás tuvo que pegar un tiro y su participación en la Guerra Civil fue prácticamente nula.

Al terminar la guerra, mis abuelos se casaron, y tuvieron dos niñas y un niño. La mayor de esas niñas es mi madre, que fue educada como una señorita de bien, aunque con libertades bastante impropias de su época, como no solo ir a la universidad, sino hacerlo conduciendo su propio coche.

Mi abuelo dirigió su sastrería hasta el momento de su muerte. Dejó de ser el negocio que era y de producir los pingües beneficios que le permitieron llevar una vida tan cómoda, no evolucionó ni creció. Pero fue feliz hasta su muerte y dejó a sus hijos bien educados y en buena disposición para defender su futuro.
Me hubiese gustado conocerle cuando era un joven gamberro y juerguista, pero me alegro de haber tenido al menos la posibilidad de conocerle, y de haber sabido ahora un poco mejor como fue mientras estuvo vivo.

Os dejo por aquí unos pocos frames del vídeo del que saqué la imagen del otro día:

jueves, 17 de abril de 2008

Alfredo's Barbacoa

Como le dije a David, amigo y lector esporádico de éste blog, aparte de el Knight'n Square, por la zona de Plaza de Castilla, hay alguna otra hamburguesería digna de ser mencionada. Y entre ellas la más conocida y seguramente la mejor es Alfredo's Barbacoa.

Para algunos paladares, Alfredo's Barbacoa sirve las mejores hamburguesas de Madrid. Yo, la verdad, no conozco suficientes hamburgueserías ni soy un fan fatal de esos platos, pero si he de confesar que allí me he comido la mejor hamburguesa de mi vida. Y, pese a lo cutre del local, lo apretado que te sitúan y las colas interminables, sigo repitiendo de vez en cuando con mis amigos.


El secreto de sus hamburguesas está en la carne, que no es la típica apegotonada de otros sitios y sabe a vacuno de verdad. Y en la parrilla en las que las preparan, a la vista del público en la planta superior del local. El conjunto de ambas las convierte en un alimento exquisito, pese a lo poco respetado que resulta el plato.

Como ya he dicho antes, el local no es muy grande, y suelen juntar demasiado las mesas. Amenizan la comida con imágenes de deportes americanos y música country, y es habitual ver pasar a Alfredo, con su barba, su gorra o sombrero y su chaquetilla vaquera, como el tejano fuera de lugar que representa. Y si después de cenar te pasas por uno de los bares de alrededor, también es fácil encontrarle tomándose algún que otro bourbon. Las paredes de la zona de entrada tienen algunos cuadros con recortes de periódico, a través de los cuales puedes leer algunas críticas, conocer un poco más a Alfredo o descubrir que incluso el príncipe Felipe celebro allí un cumpleaños (fíjate).

En lo referente a otras comidas, la carta es más bien parca. Pero creo que no conozco a nadie que vaya allí y no coma hamburguesa, la verdad. Y dudo que en realidad merezca la pena. No están mal los postres, y la ensalada de col es casera, pero uno va al Alfredo's a lo que va, así que si lo visitáis os recomiendo no complicaros con cosas raras. Eso sí, también os recomiendo reservar, porque es habitual descubrir colas larguísimas a la entrada.

Lo dicho, un gran lugar para comerse una magnifica hamburguesa, que merece la pena visitar aunque solo sea para juzgar por uno mismo su fama. Te echa un poco para atrás al entrar, pero te convence desde el primer bocado.

miércoles, 16 de abril de 2008

Ecología económica.

El otro día me llegó por email un documento PDF (gracias Cristina) sobre la crisis financiera mundial en la que nos encontramos (no diré recesión, porque técnicamente no es así, pero está claro que la crisis es innegable). Investigando un poco, llegué al blog en el que se había publicado, que además ampliaba lo anterior, y encontré el conjunto de lo más didáctico e interesante, especialmente para aquellos que no sepan del todo a que se debe y quieran enterarse un poco.

Para vagos sin interés en leerse 9 páginas sobre economía, mi explicación abreviada es la siguiente:
- Cuando el dinero vale poco (los tipos de interés están bajos), hay que venderlo (prestarlo con intereses) en gran cantidad para seguir ganando lo mismo que cuando vale mucho.
- Prestar mucho implica un menor control de los individuos a los que se presta. Si además la coyuntura económica es buena, la sensación de riesgo es menor, así que baja el control de éste.
- Pero para los bancos prestar mucho significa quedarse sin activos ni reservas. Así que se recurre a revender las deudas que otros tienen con ellos a través de diferentes productos financieros.
- Esos productos financieros conllevan un mayor riesgo de recuperar el dinero, pero también dan mayor rentabilidad. Cuando todo va bien, como hasta ahora, nadie se fija en el riesgo, así que se compran y distribuyen masivamente a través de todo el mercado financiero global, interesados todos en su rentabilidad. Pero ¿y si algo falla?...
- Y algo falló. Más o menos, bajaron los precios de la vivienda, la gente empezó a tener hipotecas por valor superior a lo que valían sus casas, y dejaron de pagarlas, rompiendo la alimentación económica del sistema.
- Esos productos arriesgados de los que hablaba están tan distribuidos en todo el planeta que nadie sabe exactamente quien tiene o no problemas con ellos. Todos sospechan de él de al lado, y a veces ni siquiera saben lo que tienen en su propio bolsillo.
- Los bancos, visto el panorama, dejan de confiar unos en otros, dejan de prestarse dinero, y éste sube de precio. Y ya no se presta a nadie, porque no se confía en que se les vaya a poder devolver, lo cual hace que la gente no tenga dinero para invertir y seguir creando riqueza...
- En cierta forma, la pescadilla se muerde la cola: no hay dinero para invertir, las cosas van mal, la gente no compra y aumenta el paro. Pero a la vez son los que se quedan en paro los que tienen que pagar el dinero que falta en el sistema. El resultado: se desencadena la crisis, y hasta que caigan unas cuantas cabezas y se regenere el equilibrio (muchos perderán casi todo) no se saldrá de ella.


Espero que el resumen sea entendible, y sobre todo, no haber incurrido en algún error grave.

Pero antes de terminar, quiero dar mi punto de vista sobre todo esto: el verdadero problema es que el sistema bancario es igualito que el cuento de la lechera. Con menos sueños, pero con más riesgos e implicaciones sobre el hombre en su conjunto.
Me explico. Cuando un banco presta dinero a Fulano lo hace sacándolo de las cuentas de sus clientes. Y en ese momento el dinero se "duplica": lo tienes tú, cliente, en tu cuenta, y lo tiene Fulano en la suya, igual de válido y líquido.
Tranquilo, evidentemente, esa duplicidad no es tal. En realidad lo que se hace es extraer el dinero del futuro. De lo que Fulano producirá con su trabajo, que irá pagando poco a poco. Pero, ¿es eso mejor?
No, eso es sin más el cuento de la lechera, porque nada asegura que Fulano producirá nada en el futuro. Y el día que Fulano desaparece (se nos rompe el cántaro de leche), puede que la lechera (el banco) se quede sin la vaquería que había previsto comprar (el rendimiento del trabajo de Fulano). Y si lo que Fulano había puesto de garantía ya no vale lo suficiente...

Pero es que, además, basar las ganancias en extraer dinero del futuro tiene necesariamente un límite. Ese límite está en la capacidad de crear cosas con un valor por si mismas. Cosas que, de una forma u otra, dependen siempre en último termino de una materia prima física. Y en un mundo finito como el nuestro, tanto en tiempo como en materia, no es posible seguir extrayendo la riqueza del futuro constantemente, porque llegará un momento en que no habrá futuro posible, ni en tiempo ni en materia.

En cierta forma, se trata de pura ecología económica. Y como ocurre con cualquier tipo de ecología, parece que tendemos a dejarla para más tarde. Pero deberíamos preguntarnos hasta cuando podremos seguir haciéndolo, porque sino igual un día reventamos y ni nos damos cuenta...

martes, 15 de abril de 2008

De Raid (II)

Este fin de semana pasado me fui de raid aventurero con un par de compañeros del curro y otro amigo mío excompañero de la universidad. Y si el qué realicé en octubre fue duro, éste ha sido bastante peor...
Para empezar, era en Huesca, en la comarca del Somontano, en la Sierra de Guara. Lo cual implica casi 500 km de ida y otros tantos de vuelta. Pero lo peor fue sin duda que la organización ha decidido tener en cuenta a los profesionales a la hora de plantear las balizas y así nos encontramos que los puntos de marca estaban mucho más distantes unos de otros que en El Escorial, lo que ha dificultado sobremanera realizar las pruebas. Y si a eso le unimos que en esta ocasión no disponíamos de cambios para turnarnos al completarlas, resulta en un esfuerzo muy grande para unos cuerpos tan poco entrenados...

El sábado por la mañana tuvimos la prueba larga, de 3 horas y media, en la zona de Las Almunias de Rodellar. Por de pronto, descubrimos que las balizas de marca obligatoria (si no las haces pierdes puntos) estaban más escondidas que de costumbre, por lo que empleamos más tiempo del habitual en encontrarlas. Pudimos hacer la prueba especial de rappel e intentamos la de bicicleta, pero decidimos no intentar un sprint especial que proponían, consistente en marcar tres balizas en un tiempo límite. Simplemente, no hubiésemos sido capaces.
La bicicleta fue un horror, y nuestro mayor error. Yo, nada más comenzar la ruta, me topé con dos chicas paradas en un cruce que me obligaron a abrir la trayectoria para girar. Al hacerlo enfilé hacia un charco, que resulto ser más profundo de lo que parecía, clavé la rueda delantera y me fui por encima de la bici, muy elegantemente, pero al suelo. Luego ese aparato del demonio empezó a fallar, saliéndose la cadena y entrando mal las marchas, y al final me fué imposible completar el recorrido en tiempo, y me dejé los gemelos del tamaño de trillizos, completamente bloqueados. Mis gemelos, la verdad, son algo especialitos. Tengo unos amigos que dicen que, cuando camino, niegan rotundamente, por como se menean al pisar...

Por la tarde, con las piernas destrozadas por la mierda de la bici, tuvimos una etapa de 3 horas, en la misma zona. De esta fase destaco como positivo la tirolina, corta pero entretenida, y el paso del río, en el que casi perdemos varios efectivos (y también algún objetivo y una cámara). No intentamos la prueba de bici, y nos quedamos muy lejos de la de tiro con arco, por distancia. Lo cierto es que se nos hizo tarde para realizar la etapa por donde queríamos, así que, asesorados por otros equipos bastante mal informados (eso o simplemente cabrones) decidimos cruzar el rió en un determinado punto en el que se suponía que se podía. Para más datos, una zona en la que el agua iba rápida, pero no cubría más que hasta la rodilla...
Yo acabé con la cabeza bajo el agua, casi arrastrado por la corriente, que me llegaba a la altura de la cadera, y uno de mis compañeros tuvo que montar un verdadero espectáculo para poder pasar su cámara de lado a lado sin mojarse. Pero fue lo más divertido del fin de semana...


La prueba nocturna del sábado ya fue en Alquezar, un pueblo precioso al que volveré algún día y que tiene de todo: atractivo cultural, estético y un entorno natural envidiable. Caerá seguro algún descenso de cañones y algo de trekking, porque sus paisajes son espectaculares.
Pasamos una horita en el pueblo, completando un par de vueltas al mismo pasando por las 10 balizas obligatorias, pero fue una fase bastante sencilla.

Y por fin, el domingo por la mañana, una última fase de 2 horas y media, también en Alquezar y sus alrededores. A los organizadores se les ocurrió poner una baliza obligatoria en lo alto de una loma en cuya recogida tardamos más de lo que hubiésemos deseado, por lo que solo realizamos la prueba especial de escalada, y nos dejamos la bici y el boomerang. También dejamos un montón de balizas y nos hubiese gustado haber hecho más distancia, pero a cambio nos metimos de lleno en uno de los cañones y pudimos ver por nosotros mismos el espectáculo que suponen algunas de las cuevas que el agua ha ido formando. Precioso.


Tengo las pantorrillas destrozadas, pero volveré a apuntarme a alguna de estas. Si eres competitivo puede ser duro, pero casi cualquiera puede participar y pasarlo bien. De hecho, a quién me pregunta, le digo que se puede hacer de paseo, sin pensar para nada en las balizas y los puntos, y disfrutar de un fin de semana estupendo.
Y, como poco, siempre se saca un par de días divertidos, con amigos, compartiendo el cansancio. Que aquellos que han hecho deportes de equipo saben hasta que punto fortalece las amistades...


Por cierto, el de la gorra del fondo, más pegado a la cueva, soy yo...

lunes, 14 de abril de 2008

La gente que se sonrió hasta la muerte.

Hay grupos de música que, a la hora de recordar influencias, suelen pasar desapercibidos en las citas de los que acaban de llegar a los salones de la fama del pop y el rock. Grupos que quizás fueron muy conocidos en su época, pero cuya huella en los anuarios de música no es tan importante como para ser mencionados con frecuencia. En definitiva, grupos que siempre sonaran en las bandas sonoras del fondo de la memoria, pero de los que difícilmente oirás unas palabras de homenaje en la boca de los nuevos grandes ídolos de la música.

"The Housemartins" es uno de esos grupos tan fantásticamente infravalorados. Cuando suenan sus temas más conocidos en algún bar, todo el mundo los canta como si hubiesen sacado la canción ayer. Pero casi nunca los oigo como referencia para nadie, y es algo que me molesta bastante.

De "The Housemartins" me gusta todo, incluso las diferentes bandas que han ido formando luego sus diferentes componentes una vez separados. He bailado frenético las composiciones de Norman Cook para uno de sus grupos, "Freak Power" y, sobre todo, para su alter ego "Fatboy Slim". Y del gran heredero, de "The Beautiful South", tengo algún recopilatorio y algún disco suelto.
Pero nada como los discos que sacaron como conjunto, sobre todo el incomparable "The people who grinned themselves to death", y el recopilatorio "Now that's what I call quite good".
Del primero os dejo aquí una de sus grandes canciones. Quizás no la más recordada, pero sin duda una de las mejores y más conocidas.



Disfrutadlo, por favor.

viernes, 11 de abril de 2008

Anecdotas laborales (I).

Aunque soy biólogo, nunca he ejercido profesionalmente como tal. Llegado el momento de empezar a trabajar, y visto como estaba el panorama (las estadísticas daban dos años y medio para empezar a trabajar en el campo de la biología), me saqué una carrera técnica de informática. Y aunque creo que nunca lo he mencionado expresamente en el blog, hoy por hoy trabajo de informático, que es como decir que hago un poco de todo.

El caso es que, evidentemente, mi trabajo implica mucho contacto con máquinas. Pero parte de él también consiste en dar asistencia a usuarios. Y eso, combinado con la propia relación con mis compañeros, da lugar a muchas anécdotas que se van acumulando y moldeando en la memoria para ir contándolas de vez en cuando como los típicos chascarrillos del curro.

Hoy hablaré de mis compañeros. De los actuales solo puedo decir que he tenido suerte con ellos (ejem, representan algo así como el 40% de mis visitas diarias al blog, así que, que voy a decir...). Aparte de recibirme tirando tazas de café sobre sus teclados (aun no tengo muy claro porque cause tal efecto), no tengo mucho más que decir. Nos llevamos muy bien, salimos de vez en cuando, vamos a alguna actuación...
Pero durante los tres años y medio que llevo en mi empresa, han pasado por aquí algunos becarios y algún otro compañero que no llegaron a incorporarse definitivamente, y todos ellos tenían sus detalles curiosos.


- Uno de ellos, al que aun llamamos "diez días" porque fue lo que duró y por cierta similitud con su nombre real, nos marcó silenciosamente desde el primer día de trabajo. Apareció en la oficina vistiendo la corbata a la altura del final del esternón, con lo que, al hablar con él, era difícil no recordar a los payasos de la tele. Duro diez días porque no era todo lo experto que debía ser en las herramientas en las que se suponía que era experto. Y porque su dedicación al trabajo resultó ser menor de lo deseado.
Se le explicó que, por la naturaleza de la empresa, las llamadas con móvil están hasta cierto punto mal vistas. Pero aun así se pasaba horas hablando con sus amigos por los pasillos y en las salas de reuniones. Y cuando se le invitó a que lo hiciera desde los teléfonos fijos de la oficina, para evitar suspicacias al verle hablar con el móvil, lo hizo de tal forma que todos nos enteramos de que bebía y cuando, las chicas que le gustaban y dejaban de gustar, sus problemas con sus compañeros de piso, los nombres de sus amigos y cuando quedaba con ellos... demasiada información para diez días.
Cuando surgieron problemas y quedó claro que no sabía afrontarlos, mis compañeros más veteranos empezaron a retirarle competencias, para evitar no solo que estorbara, sino que los agrandara. Y aunque procuro generar un ambiente de rebelión sindical para protestar por situaciones que para él eran abusos y para nosotros nuestras responsabilidades, lo único que consiguió fue unirnos en su contra. Acabó yéndose por si mismo justo el día que mi jefe había decidido que la situación era crítica y le iba a despedir.
Al poco de irse comenté con mis compañeros que me había puesto muy nervioso como se presentó con la corbata el primer día. Todos se habían dado cuenta y habían pensado lo mismo, pero nadie había dicho nada. Y al recordar cada uno las anécdotas personales que habíamos tenido con él nos dimos cuenta de que casi había sido peor de lo que creíamos. O quizás fue que lo destripamos, no sé...

- Otro del que tenemos anécdotas curiosas fue el primer becario que entró cuando yo dejé de serlo. Era un tío muy majo y muy abierto, un magnífico relaciones públicas que caía muy bien a casi todo el mundo. Aunque perdió un poco el interés con el paso de los meses y bajo un poco su rendimiento.
Con el tiempo descubrimos que tenía mucho predicamento entre las secretarias de la oficina. Y había un departamento que le llamaba "el señor de los anillos" porque siempre llevaba varios en cada mano. Y cuando se ponía camisas ligeras, a veces se transparentaban sus tatuajes, lo cual no le hacía mucha gracia a los jefes.
Un día alguien llamó a la oficina y su contestación fue "Me parece que te estás equivocando", con un tono al más puro estilo mafioso. La frase se ha quedado marcada en nuestro subconsciente colectivo, y sale de vez en cuando, cuando nos llaman preguntando por "El Mundo" o "La Once", algo demasiado frecuente.
Cada poco recibimos cartas en la oficina que van destinadas a su nombre y en las que se refieren a él como el encargado de la seguridad de red o de otro tipo de tareas, y nos reímos un rato a su salud. Lo cierto es que suelen ser cartas de empresas que no nos interesan pero a las que él atendía para quitárselas de encima, dándoles sus datos para que enviaran información. Pero de cuando en cuando resulta gracioso ver como ha "prosperado" laboralmente.
Acabó su beca con nosotros y siguió estudiando para terminar la carrera.

- Y el último del que hablaré por hoy es uno de los últimos becarios que hemos tenido. Otro buen chaval, que aparentemente se fue de la oficina con buen sabor de boca y que no renovó su beca porque quería continuar estudiando. Le voy a sacar punta, pero lo cierto es que era muy buen tipo.
Era un chico que probablemente tenía algún problema de hiperactividad. Por ejemplo, no es que mordisqueara levemente los bolígrafos, directamente los mascaba. Dejar caer uno cerca suyo era perderlo para siempre o recuperarlo a medias y cubierto de babas. Y a veces le costaba coger datos al vuelo. Cuando recogía alguna llamada, era muy típico que se equivocara con quién llamaba, o que no recogiera suficiente información. Recuerdo una ocasión en que recogió una llamada y nos dijo:
"- Es Demencio, del departamento '7'. Dice que le falla la herramienta 'X'".
Nos quedamos muy extrañados, porque en nuestra empresa no hay ningún Demencio, y por supuesto menos en ese departamento. Departamento que por otro lado, no usaba la herramienta que nos mencionaba.
"- ¿No será Remigio, del departamento '3'?".
"- Uhm, un segundo... ¿perdona, eres Remigio?... Sí, es Remigio".
Y, claro está, la herramienta no era 'X'...

Además, tenía problemas con el inglés, y no podía coger llamadas extranjeras. Pero lo peor era como pronunciaba algunos vocablos de la lengua de Shakespeare. Sobre todo palabras técnicas que casi todo el mundo conoce. Así, aprendimos que 'backup' se pronuncia 'bacú' (la primera vez que nos lo dijo, no nos enterábamos), y que las palabras 'firewall' y 'firmware' se confunden en ingles y se pronuncian por igual 'firguar'.
Aparte de esas pequeñas cosas el chico era muy nervioso. A veces le venían a la mente preguntas y tenía una necesidad vital por que se le contestaran. Preguntas casi siempre banales, pero que a él le preocupaban en demasía. Te inquiría con frecuencia ("¿Y eso puede ser?") hasta que obtenía una respuesta que le tranquilizara. Y si se trataba de Formula 1, podías olvidarte de que se olvidara, nunca hallaba la paz... Un día nos preguntó si conocíamos algún sitio de buffet libre (esos en los que comes todo lo que quieras) de marisco en Madrid, y no comprendió que quizás no era el producto más recomendable del que desear un buffet libre, así que nos tuvo con preguntas sobre la salubridad de algo así durante un buen rato.

Pero lo que más le recuerdo, y con admiración, es como realizó en apenas unos minutos una tarea que nosotros considerábamos que le llevaría varias horas. Se trataba de un proceso totalmente repetitivo pero que no podíamos automatizar, y que se iba a realizar una única vez. Le explicamos lo que había que hacer, y cuando se puso a ello parecía que le acababan de dar cuerda. Im-presionante. Había que verle mover el ratón y pulsar el teclado sin retirar la mirad del monitor, pasando uno por uno por todos los casos a modificar a una velocidad de vértigo... Hoy por hoy aun no hemos encontrado ni un fallo en aquel trabajo...


Bueno, pues creo que con esto puedo dar por terminado el post. He de confesar que, con excepción de la primera persona de la que he escrito, conservo muy buen recuerdo y una buena imagen de mis ex compañeros de trabajo mencionados. Supongo que todos tenemos nuestras peculiaridades y rarezas, y que habrá por ahí algún blog que saque un poco de quicio mis defectos. Sin acritud, pues. Espero que nadie se lo tome a mal.

jueves, 10 de abril de 2008

Camisetas.

Si hay una prenda de vestir que me marque por encima de cualquier otra, esa es la camiseta. No sé bien si porque me ayuda a seguir sintiéndome un niño, porque me resulta muy cómoda o simplemente porque me gusta la versatilidad que otorga, pero es sin duda la que más me define y con la que más a gusto me siento.

Trabajando a diario de chaqueta y corbata (si me lo llegan a decir cuando estaba en la universidad no me lo hubiese creído), lo que más deseo cuando llego a casa es quitarme el traje, colgarlo y empezar a "romper" así con la rutina laboral para sentirme más liberado. Y si me toca hacer algo por la tarde, nunca lo hago de traje, siempre me desprendo de él y me pongo ropa más cómoda, aunque me obligue a pasar por casa antes. Lo habitual entonces es que me deje la camisa puesta, porque tampoco es plan de ir echando a lavar prendas y prendas porque sí, pero si lo que voy a hacer es ir a un concierto, salir por ahí o, llegado el fin de semana, irme al cine o a dar una vuelta, casi siempre me pongo una camiseta.

Por eso mis camisetas están siempre muy escogidas. Cuando era un niño tenía un montón de camisetas procedentes de diferentes partes del mundo, regaladas por mi tía, que es una viajera incansable. Y o bien me ponía esas o me tocaban cualquier otra cutre-barata de las que me compraban para que las destrozara haciendo deporte.
Luego, al hacerme algo más mayor, me tocó una época en la que me dio por camisetas de Tintín. Es un personaje que siempre me ha gustado (de hecho conservo una escayola que tuve que llevar en la tibia allá por 1992, dibujada por un amigo que es un artista, con los personajes principales de la historieta), y es fácil encontrarlas en tiendas especializadas en cómics, así que tuve 5 o 6 diferentes que me iba poniendo en rotación para no estropearlas mucho.
De adolescente tuve varias camisetas de grupos de música, aunque tampoco me las ponía demasiado. Destacaban la de "Supergrass" y la del Vudú de las "Undershackers".
Pero desde que terminé mis estudios me ha dado por la iconografía más POP, y me conozco bastante bien algunas tiendas especializadas que hay en Madrid.

Me compro camisetas de vez en cuando, según las voy necesitando o según van haciéndose populares y dejan de ser exclusivas (sí, el sentirse único en una camiseta es parte esencial de la prenda). Eso no quiere decir que ya no me ponga las camisetas viejas, pero otras van ocupando su lugar, y poco a poco van siendo olvidadas.
Así, entre mis camisetas favoritas estuvieron una de Naranjito, alguna de Mazinger Z, otra de los X-Men o la del símbolo de la RAF (icono mod por excelencia). En los últimos años me dio más por el cine, y tengo una con James Stewart en la silla de ruedas de "La ventana indiscreta", otra con Sean Connery apuntándote con su pistola ataviado de James Bond, una de "La Naranja Mecánica" y otra que muestra a un soldado del Imperio de "La Guerra de las Galaxias". Y más recientemente, me han regalado un par de camisetas, una con una carta de ajuste y otra fabulosa con un cubo Rubick, que no dejo de ponerme casi cada fin de semana...


Mi última adquisición fue una camiseta de "La Casa Azul", en su último concierto en Madrid, aunque aun no la he estrenado. Pero veo cercana otra visita a mis tiendas fetiche, en busca de nuevas camisetas deseosas de enfundarse en mi cuerpo. Y más me vale ir preparando la tarjeta, porque cuando me eligen me resulta muy difícil decirles que no, y es posible que acabe llegando a casa con 3 o 4 nuevas inquilinas para mi armario, dispuestas a empujar a las antiguas vecinas hasta el fondo de sus cajones.

miércoles, 9 de abril de 2008

La gran muralla china.

Hace algo más de un mes escribí por aquí un post en el que comentaba los cambios que ha ido sufriendo China en las últimas décadas y como esos avances estaban acercándola a convertirse en una de las más grandes potencias económicas mundiales.

El artículo estaba redactado con admiración hacia el sentido práctico que les ha permitido pasar de un comunismo con una estructura casi medieval a un capitalismo y una apuesta por la tecnología que les separaban del resto de las potencias. Y aunque mencionaba de pasada que ese tremendo avance se estaba produciendo a costa de la capacidad de esfuerzo de los ciudadanos chinos, la verdad es que dejaba de lado muchos otros esfuerzos que realiza la masa del pueblo, de una forma extremadamente involuntaria. Alguien me lo hizo ver en los comentarios al post, y yo no me tomé la molestia de darle la razón. Pero después de todo lo sucedido en los últimos tiempos con la represión que el gobierno chino está ejerciendo sobre el pueblo del Tíbet, creo necesario tomar de nuevo la palabra sobre la nueva potencia emergente.



Ante todo, he de aclarar que ya cuando escribí el primer post era bastante consciente de lo que China representa en cuanto a la defensa de los derechos humanos y las libertades. No se me escapaba que se trata de un país cuyo sistema de partidos es una "farsa" y en el cual expresar opiniones opuestas al gobierno resulta una imprudencia total. Pero aquel artículo pretendía tratar otros temas, y solo ahora me he dado cuenta de que aquellos temas y los que trato hoy están demasiado íntimamente ligados como para separarlos.

Para ser claros, en China el respeto a la libertad de expresión, a la libertad de acceso a la información y a la libertad de opción religiosa es nula. El Partido controla todo para evitar que los ciudadanos se salgan de los límites, y se supeditan los derechos humanos a el bien del país, entendiendo éste de una forma unilateral y cerrada.
Dicho de otra forma, el ser humano tiene poco valor, y el destino de los chinos está totalmente controlado por la maquinaria del estado, que pone y dispone, y acalla lo que le conviene (ya sea reivindicaciones tibetanas o artículos y contenidos en Google).

Si bien es cierto que en general la pobreza se está reduciendo en China, el precio de la libertad es muy alto. Y mientras siga habiendo mucha pobreza, habrá un gran porcentaje de chinos defendiendo a su "protector" estado. Pero poco a poco los chinos van siendo más ricos, e irán queriendo alcanzar mayores cuotas de libertad. Y en ese escenario, un gobierno como el actual no tiene ningún sentido.
Será, por tanto, de su capacidad para asimilar el cambio e ir incorporandolo de lo que dependerá que China, como potencia, tenga futuro. Pero hay cuestiones que deben ser abordadas ya para obtener el respeto de la comunidad internacional y no impedir el desarrollo que los chinos se merecen. Y estas semanas se han dado pasos atrás que resultan inexcusables.

Por eso, desde mi modesta voz, quisiera reclamar de todos los que disponemos de medios para acercarnos a la realidad del Tíbet y del estado de las libertades en China, un mínimo esfuerzo para interesarse por la situación y evitar que pase al olvido con el transcurrir de las semanas. Nada muy importante, ni nada muy alejado de las posibilidades reales de cada uno. Solo informarse un poco.

Porque cuando todos sepamos más sobre la situación, la información será muy poderosa, y aquellos que somos algo más libres podremos hacer cosas juntos para provocar cambios.

Leed, leed, malditos...

martes, 8 de abril de 2008

Asuntos de familia.

Últimamente mi madre se acuerda con más frecuencia de sus padres, no tengo muy claro porque, y se dedica a contarme cosas sobre ellos. Es interesante, porque es la historia de mi familia y son cosas que, si no se cuentan, acaban desapareciendo. Y no es que seamos una familia con historia ni mucho menos, pero tampoco está mal saber de donde viene uno, aunque no soy de los que piense que eso defina en absoluto a una persona.

El caso es que yo soy el pequeño de entre mis hermanos, un pelín descolgado, y conocí muy poco a mis abuelos maternos. Recuerdo haber ido a la sastrería de mi abuelo, y jugar entre las cajas de cartón en la trastienda. Pero casi no tengo más memoria de mi abuelo.
De mi abuela sí recuerdo un poco más, aunque falleció antes que él. Me acuerdo perfectamente de que íbamos a comer a su casa los fines de semana, con mis hermanos y mis padres, y con mis tíos y primos. Y después de comer solía abrirnos la despensa y darnos galletas y chocolate. Pero de lo que más me acuerdo es de cuando nos llevaba de visita al Retiro o al monte de El Pardo, a dar de comer a los ciervos, o a tomar el aperitivo al restaurante Lardy... Y, sobre todo, tengo su imagen en la memoria por un par de fotos de cuando era joven y, más que nada, por un retrato suyo en el que aparece muy seria sentada en una silla, que conserva mi tío en el salón de su casa.

El caso es que ahora que mi madre me va contando un poco, voy conociéndoles algo mejor, aunque a estas alturas ya sea tarde para establecer relaciones, claro. Y he pensado que una buena forma de que todo quede escrito es ir soltándolo por aquí, para que siempre tenga un sitio al que recurrir para conservar la memoria.

Así que os iré contando por aquí alguna cosilla, cuando no se me ocurra que postear. Por ahora dejo una imagen de mis abuelos sacada de un vídeo que debe ser del año 1950, más o menos. Curiosidad histórica como poco.

lunes, 7 de abril de 2008

Parade

Hay grupos que te llegan de forma especial sin motivo aparente. En los que encuentras algo que no sabes explicar y que te hacen desear escuchar más de su música. A mí me gusta encontrar cosas así y difundirlas en mi entorno, y a veces tengo éxito y otras no.

Un grupo con el que me sucedió algo parecido es Parade. En realidad más que un grupo es una persona, Antonio Galvañ, y hace una música pop tremendamente personal que ha de gustarte de primeras para entrar en su juego y seguir escuchándolo, o es muy fácil que no le veas nada.

A mí, personalmente, Parade me convenció desde una canción titulada "Metaluna", hace unos 10 años, con su combinación de letras íntimas, a veces hasta siniestras, llenas de referencias literarias o sacadas directamente de los cómics o de las películas ("yo vivo en Metaluna, la ciudad de adamantium..."), y su voz nostálgica y pop ligero. Y aunque no encontré el EP en el que se publicó, si pude comprarme el LP en el que se había editado anteriormente, en 1998.
Después pasé años sin volver a comprarme nada suyo. Pero un día encontré en internet alguna otra canción suya, y en un impulso decidí hacerme con su discografía. Así que me compré a través de la red todos los discos que pude encontrar, y por ahí andan entre el resto de mis discos... y los escucho de cuando en cuando.


Me acordé de nuevo del grupo el otro día, mientras escribía la entrada sobre el amigo Zoran y su affaire con un erizo, pues Parade tiene una canción titulada "Mi erizo y yo" que debía haber servido de banda sonora al artículo que mencionaba. Pero era una canción demasiado bonita para una entrada de ese tipo. Y decidí dedicarle un post completo.

Las letras de Parade suelen ser de una profundidad especial. Muchas de ellas son pequeños cuentos sintetizados en 3 minutos de canción. Algunos de esos cuentos le encantarían a Tim Burton ("Niño Zombie" o "Cielo") y algunos serían ideales para Arthur C. Clarke ("Sé positivo, acepta el silicio" o "Primer contacto")... incluso los hay que han dado nombre a grupos de música ("La Casa Azul"). Pero posiblemente mi favorita es "La tristeza de ser electrón", de la que os dejo aquí la letra:

Pasaron varios siglos
sin que el hombre descubriera
que vivía a su manera el electrón.
Estaba en todas partes
y no estaba en ningún sitio
por aquello de la indeterminación.

Vivía para siempre enamorado,
de un próximo y pesado nucleón.
Jamás los vieron juntos en la tierra,
la luna o el sol...

Que triste es ser electrón,
(la tristeza)
vivir en una nube.
(la tristeza)
El electrón se aburre por definición.

Que triste es ser electrón,
(la tristeza)
vivir en una nube.
(la tristeza)
El electrón se aburre por definición.

Sentía una atracción irresistible
y el amor era imposible
por aquel bello protón.
El hombre destruyo todo el encanto
con la inmensa del cuadrado
que se le ocurrió a un señor.

Danzando por un átomo cualquiera
espera conocer lo que es amor.
Jamás los vieron juntos en la tierra,
la luna o el sol...

Que triste es ser electrón,
(la tristeza)
vivir en una nube.
(la tristeza)
El electrón se aburre por definición.

Que triste es ser electrón,
(la tristeza)
vivir en una nube.
(la tristeza)
El electrón se aburre por definición.

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No dejéis de escuchar las canciones.

viernes, 4 de abril de 2008

Cansado de ser sexy

Cansei de Ser Sexy, CSS, es uno de los grupos más especiales del panorama musical actual.
El grupo brasileño empezó como una broma entre amigos, grabando canciones aprovechando el talento musical único de uno de sus miembros, Adriano Cintra. Pero hoy en día es un grupo muy conocido más allá de las fronteras de su país, que, ante su éxito, canta en inglés y aparece en anuncios de Apple y cortinillas de televisión.

Cuando digo talento único es posible que haya a quien le parezca exagerado, y que no esté en absoluto de acuerdo con que haya una mínima calidad en la música de CSS. Es cuestión de gustos, aunque su éxito mundial es incuestionable. Pero en este caso tratarlo de talento único es casi un hecho objetivo, pues cuando se formó el grupo allá por 2003 él era el único que sabía tocar algún instrumento. Y los demás suplían sus carencias a base de morro y diversión.
Hoy en día el grupo está totalmente profesionalizado, y dan conciertos por todo el mundo. La cantante, de ascendencia japonesa, se dedica a lanzarse desde el escenario sobre los fans, en alguna ocasión desnuda, y la moda un tanto retro del grupo marca tendencia.

Yo os voy a poner aquí el vídeo de la canción que usaron para el anuncio del Ipod Touch, "Music is my hot hot sex", que seguramente os dé una idea de como es el grupo. Pero, aquí en España, seguramente nos suene más "Lets make love", por alguna cortinilla de Cuatro (os dejo a vosotros la búsqueda):



Por cierto, sí, el talento único es el de la gorra. Molan.

jueves, 3 de abril de 2008

Ahora o nunca.

Llevaba un tiempo queriendo verla, pero era difícil convencer a nadie. Aparte de que la estrenaron junto con algunas de las mejores películas del año y de que hacía un par de semanas que no iba al cine. Pero por fin conseguí engañar a alguien, y ayer vi la ultima película de Rob Reiner, el director de "Cuando Harry encontró a Sally", protagonizada por Jack Nicholson y Morgan Freeman.

Pese a tener un reparto magnífico, la película parecía por momentos una producción ligera para la televisión, y aun así la disfruté bastante. Es difícil no sacarle cosas buenas a algo interpretado por dos cracks como los que la protagonizan, pero es que además las situaciones de compenetración entre ambos a lo largo de la película me llevaron a sonreirle las gracias casi sin darme cuenta. Y el trasfondo buenista de la película me dejó como resultado un muy buen rollo, como si acabase de ver de nuevo "Que bello es vivir" (no en vano la coproduce Frank Capra III, nieto del Capra famoso).

La película cuenta como dos personas que solo comparten edad, indeterminada pero cercana a los 70, se encuentran como compañeros de habitación de hospital, cada uno con su propia enfermedad y sus propias pequeñas peculiaridades. Conviviendo en ese pequeño espacio aprenden a convivir y surge una fuerte amistad entre ellos, basada en el descubrimiento en el otro de todo un mundo que, pese a su edad avanzada, no habían conocido hasta ese momento.
Diagnosticados ambos su propio cáncer irreversible, deciden compartir un viaje que les llevará por todo el mundo en la distancia, y por dentro de ellos mismos en su alma. Y finalmente, apoyándose el uno en el otro, recuperaran toda una serie de sentimientos olvidados que les reconcilia con sus seres queridos, y encontraran una amistad destinada a morir pronto, pero que en cierta forma les mantendrá unidos para siempre.

La película no se hace cursi, ya que los actores hacen que sus papeles sean lo suficientemente fuertes como para evitarlo. Y aunque sus traumas personales estén basados en tópicos y sus finales sean bastante obvios, el resultado es muy "amable". No molesta ni se hace empalagoso su azúcar, y resulta agradable el sentimiento que provoca.
Pero es una de esas películas que se pueden dejar perfectamente para ver tranquilamente en casa, en el vídeo y con unas palomitas (y más al precio al que andan los cines, claro).

Entretenida, y agradable para empezar el paréntesis del fin de semana, poco más...

miércoles, 2 de abril de 2008

El amor duele.

Creo que, como ya le estoy cogiendo el gusto, a partir de ahora mi blog se va a transformar en una columna de opinión sobre diferentes noticias chocantes que van llegando a mis manos...
Bueno, no, seguiré contando otras cosas, pero hay noticias que son verdaderamente irresistibles:

"Se destroza el pene tras tener sexo con un erizo para curar la eyaculación precoz"

¿Merece algún comentario? Merece algún comentario...

De nuevo, como en otras ocasiones que comento una noticia, os invito a visitar el link para poder ojearla por vosotros mismos. Es cierto que el titular es suficientemente llamativo, pero el contenido es, si cabe, aun mejor.
Resulta que Zoran es un tipo tímido, preocupado por su eyaculación precoz, pero incapaz de acudir a los médicos tradicionales para contar su problema y recibir tratamiento. Así que al hombre no se le ocurrió otra cosa que comentárselo a un curandero, y fue éste el que pergeño semejante método de cura.

Por de pronto, entiendo el apuro que puede sentir alguien al ir contando su vida sexual a desconocidos, pero no veo que diferencia puede haber entre contárselo a un médico especialista o a un curandero. De hecho, personalmente me daría más vergüenza consultárselo a un curandero. De salir a la luz, lo vergonzoso en mi entorno sería, sobre todo, acudir a curanderos.
Pero es que además, si un curandero me propone mantener relaciones sexuales con un erizo, mi reacción más plausible es enviarle a que le folle un pez, o a que se la pique un pollo. Así comparamos experiencias zoófilas. Y no solo porque me parezca que los erizos tienen un sex-appeal cero, no. Sobre todo porque, si me planteo con objetividad el resultado deseado, introducir cualquier parte de mi fisonomía en un animal puntiagudo, más que ralentizar nada me produciría unas ganas enormes de acabar cuanto antes el proceso.



Sea como sea, desde este mi blog, quiero recomendaros a todos tener mucho cuidado a la hora de manejar un erizo. De cualquiera de las maneras en que se maneje.
Si se tiene como mascota, es bueno ser cariñoso con él, aunque sin excesos. Las relaciones con ellos es mejor que empiecen y acaben siempre como amigos, o uno puede salir escocido. Y, como en esas historias de amor desequilibradas en las que uno se entrega ciegamente a otro, lo más fácil es que alguien se haga daño. Probablemente, el humano.
De hecho, si miramos el artículo en cuestión, tendremos un buen ejemplo de a lo que me refiero:
"El erizo está bien".
Un consuelo...


PD: Por si alguien se lo estaba planteando, no, no estamos hablando de Espinete.

martes, 1 de abril de 2008

Y se hizo la luz...

Año tras año sigo maravillándome con el proceso diario de ir ganando o perdiendo luz a medida que la Tierra gira alrededor del Sol. Conozco bien el mecanismo por el cual se produce y entiendo los motivos sin problemas, pero aun así no puedo dejar de fijarme día tras día en como, a una misma hora de la tarde, las sombras de los edificios ganan o pierden terreno sobre la acera, como la luz que entra por la ventana es más o menos fuerte al despertarme y como la vuelta a casa del trabajo es más o menos brillante según avanza el calendario.


Me resulta triste levantarme por las mañanas y salir hacia el trabajo sin haber aun amanecido, y volver luego por la tarde con la noche cerrada sobre mi cabeza y las luces de la ciudad chillándome a los ojos. Y en cambio me tranquiliza despertarme con luz natural y saber que aun así, por la tarde, cuando salga del trabajo, todavía tendré luz para disfrutar del día.

En cierto sentido, he ganado mucho con la mudanza que realizamos en diciembre en el trabajo, pues la luz que recibimos ahora, si bien puede ser muy fuerte e incluso molesta a primera hora de la mañana, es de una intensidad muy especial por la tarde, y los colores que muestra y los reflejos que se captan contra los edificios de alrededor son realmente bonitos. A veces, de hecho, me gustaría ser un buen fotógrafo para poder sacaros alguna imagen. Aunque claro, es posible que mi daltonismo me juegue malas pasadas y las cosas no sean como yo las veo (si es así, creedme que prefiero serlo).

El caso es que este fin de semana pasado han cambiado el horario, con lo que ahora por las mañanas amaneceré de noche por unos días, pero tendré un montón de luz a mi disposición por la tarde. Y poco a poco iré recuperando el sol por las mañanas, y en verano tendremos esas jornadas casi infinitas que por suerte disfrutamos en España. La luz va ganando terreno y, aunque espero que llueva mucho esta primavera, el Sol ha llegado.
Disfrutad del Sol allí donde estéis, allí donde no sea una maldición. Y aprovechad la luz, que esa sí que es sin duda la que nos ha puesto donde estamos.